A falta de lluvia, la niebla ayudó ayer a Galicia en su lucha contra los siete incendios que se mantienen activos. La superficie quemada apenas creció en 300 hectáreas, con el originado en Boiro como más voraz (2.200 hectáreas) y con el alivio de los vecinos de A Canicouva, en Ponte Caldelas, al alejarse de sus casas las llamas, lo que permitió a la Consellería de Medio Rural desactivar la alerta de Situación 2 por ese peligro.

Según el primer parte de este lunes de la Consellería de Medio Rural, el originado en Boiro evolucionaba también hacia esa situación tras haber arrasado un camping en Ribeira la noche del viernes. Fueron desalojadas 700 personas. La Xunta pidió ayer desactivar el nivel de alerta por cercanía a las casas “al desaparecer el riesgo” para las viviendas.

La superficie quemada en la comunidad la semana pasada alcanza unas 4.400 hectáreas, por lo que roza ya las 40.000 este verano tras las 35.000 devoradas por el fuego durante el pasado mes de julio en una de las peores oleadas de incendios de su historia, con dos fuegos como los más devastadores desde que hay registros.

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Las llamas dejan imágenes desoladoras en Barbanza Manuel Méndez

En Boiro la niebla y los trabajos de extinción permitieron “perimetrar” el incendio, por lo que “evoluciona favorablemente hacia su estabilización”. Es el punto que más efectivos de extinción concentra, con 9 técnicos, 69 agentes, 120 brigadas, 64 motobombas, 8 palas, 3 unidades técnicas de apoyo, 15 aviones, 12 helicópteros y miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

La situación meteorológica se mantiene y la franja atlántica ha amanecido bajo un espeso manto de niebla. Esta mañana se están registrando chuvias leves en A Mariña lucense, y por la tarde podrían caer tormentas en Ourense. Las precipitaciones llegarán a ser generalizadas el miércoles, según la previsión de MeteoGalicia.

En la provincia de Pontevedra, el incendio más voraz está siendo el originado en Caldas de Reis, concretamente en el monte Xiabre, en la parroquia de Saiar, que ya ha arrasado 450 hectáreas tras declararse controlado ayer. A las 23:00 de anoche se dieron por extinguidos los que afectaban a las parroquias de Barcela y Mourentán, en Arbo, que han quemado 82 y 484 hectáreas, respectivamente.

Restos calcinados del incendio en el monte de A Fracha, en Ponte Caldelas. Rafa Vázquez

La buena noticia procedió del fuego surgido en la parroquia de Xustáns, en Ponte Caldelas. Los servicios de extinción y las condiciones meteorológicas permitieron desactivar la alerta por cercanía a las viviendas del núcleo de A Canicouva. “El incendio [que ha quemado 380 hectáreas, 30 más que el día anterior] está perimetrado. Se sigue trabajando en las líneas de control y evoluciona favorablemente hacia su estabilización”, expuso Medio Rural.

Las 40 horas que duraron los trabajos para alejar las llamas de las casas generaron un infierno de tensión entre los vecinos, que recordaron la ola de incendios de 2006, que también afectó al monte de A Fracha. “Cuando más se asustó la gente fue de noche porque se ve esa imagen tan fuerte con las llamas y recordaron aquellos incendios. Es muy agobiando, muy estresante”, recuerda Rubén, vecino de la zona, informa Antonio Santos. Las casas se quedaron sin suministro eléctrico.

Los otros dos incendios activos en la comunidad se localizan en Ourense, uno en Verín y otro en A Mezquita. El primero quedó estabilizado el sábado tras dejar 600 hectáreas quemadas. El segundo, que afecta concretamente a la parroquia de O Pereiro, ya está controlado con un saldo de 224 hectáreas afectadas.

A esta situación se refirió el líder del PP y expresidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que lamentó unos fuegos “provocados por personas desalmadas”. “Debemos ser implacables con los que producen este tipo de incendios, que no deja de ser terrorismo forestal que ningún pueblo merece”, indicó en la fiesta del Albariño. También exigió un Ministerio de Medio Ambiente y no de “intransigencia energética”.