Hasta no hace mucho, la rehabilitación de vivienda era un nicho poco explotado, con un sector, y también la demanda, más escorados hacia la construcción de obra nueva. Pero eso ha cambiado, y mucho. Una prueba apuntala esta tendencia en crecimiento. Las ayudas públicas permitieron en solo cinco años rehabilitar 45.854 inmuebles residenciales en Galicia, que fueron 17.848 más, con un incremento del 63,7%, sobre las previsiones iniciales de la Xunta. La simplificación de la tramitación de las subvenciones, las campañas informativas, el mayor interés de la población y la creación de nuevas líneas de ayudas con más fondos reforzaron esta dinámica.
“El interés por la rehabilitación de vivienda ha ido en aumento año a año, una circunstancia que se notó desde al año 2015. La Xunta respondió incrementando las dotaciones y creando nuevas líneas de ayudas y actuaciones en materia de reformas que inicialmente no estaban previstas en el Plan Rehavita, como ayudas autonómicas para la accesibilidad, el fondo de cooperación con los concellos o la concesión de préstamos”, indica el Gobierno gallego en el balance del plan Rehavita hasta el año 2020, en el que se incluyen las actuaciones financiadas con fondos del Estado o a través del Consorcio Casco Vello de Vigo, en el que participa la Xunta con un 90% y el 10% restante, el Concello olívico.
Salto cuantitativo
Entre todas las iniciativas, contando reformas integrales, reparaciones, mejoras de eficiencia energética y obras de accesibilidad, la previsión era intervenir en 28.006 viviendas, pero finalmente se acercaron a las 46.000, de las que 23.000 correspondieron a restauraciones derivadas del plan estatal.
“En este sentido, el programa dedicado a las áreas de rehabilitación integral (ARI), en el que participan los ayuntamientos afectados, está detrás de las buenas cifras recogidas. Hay 70 áreas declaradas en 41 ayuntamientos. Esta medida no solo permite la rehabilitación del inmueble, sino también de los espacios públicos en los que se integra. Además, otro aspecto a destacar es el hecho de que la tramitación de las ayudas resultó un proceso sencillo para el ciudadano, motivo por el cual los beneficiarios se animaron a iniciar una solicitud de subvención”, sostiene la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda.
Mayor presupuesto
En consonancia con este incremento de la actividad, de un presupuesto de partida de 133,8 millones de euros se pasó a un gasto de 181,2 millones, de los que 65,1 se destinaron a rehabilitaciones aisladas; 25,2 a las gestionadas directamente por el Instituto Galego da Vivenda e Solo; 76,3 las reformas integrales y otros 14,4 para el resto de intervenciones.
El programa de rehabilitaciones aisladas es el de mayor impacto, tanto por el presupuesto ejecutado como por las viviendas afectadas, que fueron 34.888, que incluye obras en bloques residenciales construidos antes de 1981, respaldo a los informes de evaluación de edificios o mejoras de la eficiencia energética o de la accesibilidad tanto en bloques como en viviendas unifamiliares.
Otra de las intervenciones está dirigida al remate de fachadas y cubiertas y reconstrucción de edificios y casas en el ámbito rural, en los cascos históricos y en los Caminos de Santiago. Se concedieron con este fin 6,3 millones de euros en ayudas con los que se financiaron obras en 1.198 viviendas, lo que supuso una media de 5.307 euros por subvención.
En cuanto al fondo de cooperación con los concellos de menos de 50.000 habitantes, inicialmente se dotó con 10 millones de euros, pero el pasado año se incrementó hasta los 20.
