No todos los universitarios gallegos pueden estudiar la carrera de sus sueños. La nota les condiciona y en uno de cada tres casos, según estadísticas del Ministerio relativas al curso pasado, deben conformarse con un plan B. Algo parecido, comentan profesores y orientadores, está ocurriendo en la Formación Profesional. Aunque se ha disparado la demanda de estos estudios, aupada por un progresivo prestigio social en el que tiene mucho peso su elevada inserción laboral o la vocación sobre todo práctica de la formación ofertada, los datos son menos optimistas cuando se analizan desde el punto de vista de cuántos y cómo acaban. Poco más de la mitad logran finalizar los ciclos cuando tocaría y docentes de esa etapa, aunque lo consideran una cuestión “compleja”, especulan con que “mucho” alumnado no está cursando la opción que quiere, por falta de oferta en su zona o de plazas, además de apuntar que hay quienes llegan con una idea errónea de lo que son los estudios o de que en algunos casos, como puede ser un ciclo de Informática, donde forman para ser programadores, “requieren cualidades que no todo el mundo tiene”, tipo abstracción mental o comprensión matemática .
FP versus Bachillerato
El indicador en cuestión lo analizan en el Observatorio de la Formación Profesional de Caixabank Dualiza como tasa de finalización. Se trata de ver el porcentaje de titulados en cada nivel de FP sobre el total de estudiantes matriculados en el primer curso de cada nivel en el curso académico anterior. En su análisis indican que el porcentaje de estudiantes gallegos que acaban sus estudios de FP “en el tiempo previsto” es del 54,82 por ciento, un dato que está cinco puntos por debajo del que recoge la misma entidad para un lustro atrás. Además, como apuntan desde el mismo Observatorio, que trabaja a partir de estadísticas del Ministerio de Educación, la proporción de los que concluyen los ciclos en el tiempo teórico para hacerlo es inferior a la media estatal en seis puntos. Por otro lado, el Observatorio da también el dato de la tasa de finalización de Bachillerato (porcentaje de estudiantes que acaban en un curso determinado sobre el total de alumnos matriculados en 1º el año previo) y es más elevada, casi el 92%.
De prejuicios y base formativa
El porqué de tantos alumnos que no acaban en el tiempo previsto y que incluso, como comentan profesionales de la enseñanza, pueden darse de baja llegado el caso, es “complejo”. No obstante, una profesora y una orientadora gallegas ofrecen su valoración personal al respecto a partir de su experiencia. La docente señala, por ejemplo, que por un lado, persiste una concepción que asocia el “si vales, vas para la universidad y, si no vales, para FP”, lo que supone que alumnado que llega al ciclo crea que va a encontrarse “otra cosa”. No es tan fácil como la pintan, concede esta educadora, y aunque la mentalidad va cambiando, todavía está ahí. Recuerda que hay ciclos superiores que “requieren una buena base previa que no siempre se tiene”. Cada familia, dice, tiene “especificidades y necesita cualidades que algún alumnado tendrá y otro no”.
Por otro lado, orientadora y docente coinciden en que influye, y mucho, qué se estudia y si eso responde a las expectativas –hay “estereotipos”, dicen, que no siempre se corresponden con la realidad– y a lo que el alumnado le gustaría hacer. “A veces escuchamos gente que dice: Pensé que era otra cosa”, señala la profesora. Y la orientadora lo suscribe y añade que, si solicitan información, les explica qué módulos deberán cursar, porque a veces “piensan que es otra cosa”.
Trabas para estudiar el ciclo "vocacional"
En relación a la vocación, y a la motivación derivada, no siempre uno se la puede permitir. No solo, como comenta la profesora, porque FP se cotice (notas de acceso) en algún ciclo cada vez más y haya quien opte por una alternativa “disponible”, sino también porque falte esa oferta. “Mucho alumnado no está cursando lo que quiere; a lo mejor su vocación está cuatro concellos más allá y no se pueden permitir ir. Creo que es un problema”, indica, relacionado con la dispersión en Galicia.
La orientadora añade otra variable, vinculada a que la tasa de finalización de 2019/20, el año de la pandemia, sea la más baja en ocho cursos. “Creo que la situación de estos dos años también influye, porque por orientación pasa más alumnado con problemas emocionales, que quiere abandonar, y eso incide en los resultados”, alega. Pero las razones no se acaban ahí: la inserción laboral en cada comarca también motiva o desmotiva y la FP también la cursan adultos ,que a veces no dan abasto a todo.
La excepción de la FP Básica
El porcentaje de alumnos que finalizan sus estudios de FP en el tiempo previsto, como apuntan desde el Observatorio de FP, es de un 54,82 por ciento en el último curso analizado, en 2019/20. No obstante, hay variaciones en función del nivel educativo. No acaban en la misma proporción quienes estudian una FP Básica que quienes se embarcan en una FP para formarse como técnico superior, un nivel que se incluye dentro de la educación superior. Entre los alumnos que se forman en un ciclo de FP Básica, la tasa de finalización, según Caixabank Dualiza, es del 67,66 por ciento, la más elevada de los tres niveles de ciclos, y además ubica a los estudiantes de la comunidad gallega de segundos del podio, solo superados por los navarros (con casi un 69%) de alumnos que finalizan en dos años. El dato estatal estaría, en este caso y solo en este, por debajo (57,64%). En el dato correspondiente al grado medio, la cifra baja hasta el 53,58%, mientras que la media estatal es de 58,75%, y en el superior, del 53,39% frente al 65,78% del conjunto autonómico. No obstante, cuando se analiza el rendimiento de los estudiantes de ciclo –porcentaje de módulos (materias) superados en relación con los evaluados–, ocurre al revés: el tope (91,2%) se registra en FP Superior y Galicia rinde más que la media.