Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El turismo repunta por la huida a última de hora de la ola de calor del interior de España

Múltiples viajeros llegan a la estación de Vigo en el tren procedente de Madrid, ayer por la mañana. | // PABLO HERNÁNDEZ

El Dezaseis es uno de los restaurantes más famosos de Santiago, punto de coincidencia de compostelanos y turistas. Hace dos días, media hora antes de abrir sus puertas, a las 13.30 horas, ya no podían atender el teléfono ante la avalancha de reservas que tenían, condicionadas por las limitaciones de aforo existentes. La costa, especialmente las Rías Baixas, se encuentra en una situación similar, con los hoteles casi al máximo de su capacidad hasta el punto de que un cliente tuvo que llamar a cinco hoteles para lograr plaza para pasar la noche con su familia. Las pocas camas disponibles que quedan o las cancelaciones son aprovechadas por los visitantes que han decidido acudir a última hora a Galicia para escapar de la ola de calor que asola el centro de la península. Andalucía, el Levante o Cataluña ofrecen su mar para combatir la canícula.

Aunque el calor comienza a aparecer en Galicia, la costa presenta temperaturas unos 20 grados más bajas que las de Madrid o Segovia, por ejemplo. Y eso se convierte en un aliciente más. “Estamos rozando el 100% de ocupación en Pontevedra. Hay pocos huecos para reservar y los que aparecen por cancelaciones previas son para las muchas personas que llaman para buscar un clima menos caluroso que Madrid u otras localidades del centro peninsular”, explica César Balleresteros, presidente de la Federacion Provincial de Empresarios de Hosteleria de Pontevedra (Feprohos) y de la Asociación Provincial de Empresarios de Hospedaje de Pontevedra (Asehospo).

Ante esta situación, las previsiones del sector son optimistas y esperan que la media de agosto supere el 90% en Pontevedra, aunque a la hora de una estimación de toda la comunidad la horquilla se abre. “Las expectativas son bastante buenas en las actuales circunstancias, ya que se espera que la ocupación media se sitúe entre el 65% y el 85%. Es previsible que las reservas aumenten a medida que avance el mes si se confirma el cambio de tendencia en la incidencia de la pandemia”, añade Cesáreo González Pardal, presidente del Clúster del Turismo.

Realizar estimaciones más allá de las tres semanas resulta quimérico por la imprevisibilidad de la pandemia y la opción de cancelaciones sin coste. “Nos hemos tenido que acostumbrar a las reservas de última hora porque las personas están muy atentas hasta el último momento a los datos sobre la pandemia. Seguro que la ola de calor en el resto de la península influirá en muchas personas que quieran buscar una climatología más agradable. Pero también los datos sobre la situación epidemiológica influyen mucho en el retraso en la toma de decisiones por parte de las personas que quieren viajar”, finaliza González.

Julio alcanzó una ocupación cinco puntos superior al año pasado

El pasado mes de julio fue atípico: se trató del más frío de la década en Galicia, pero con un 50% menos de lluvia. Ello mejoró el comportamiento de los turistas, que llegaron al amparo de la “buena evolución de las vacunaciones” y los datos razonables de contagios. “Esto ha permitido que se hayan alcanzado porcentajes de ocupación de entre un 60% y un 70%, lo que supone un aumento de en torno cinco puntos con respecto al año pasado”, apunta Cesáreo González. En la provincia de Pontevedra, el comportamiento resultó todavía mejor. “Estuvimos aproximadamente al 70-80%, aunque con gran diferencia entre la primera quincena, que fue peor, y la segunda, que estuvo muy bien”, añade Ballesteros.

En búsqueda de fresco, siempre que no llueva más de tres días

Durante el mes pasado, el clima no acompañó en Galicia para acudir a las playas, pero la falta de lluvias permitió lograr buenos datos. “Tenemos un perfil de parejas o parejas con hijos que vienen en su vehículo. Si hace un tiempo más fresco, lo agradecen y van a visitar la Catedral de Santiago o de compras. El Mercado de A Pedra está lleno en Vigo los días nublados, por ejemplo”, relata Ballesteros. El peligro es el agua. “Un día de lluvia aguantan, pero si hay dos o tres deciden marcharse más al sur o a Asturias en busca de lugares donde puedan salir con los niños”, finaliza el representante de los hoteleros.

Compartir el artículo

stats