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Precio de los alimentos

Los gallegos gastan seis euros más al mes en comida pese a reducir su cesta de la compra

El coste alcanza los 128,6 euros, un récord, por el fuerte encarecimiento de los dos últimos años - El consumo es el más bajo desde 2011 y tira a productos más baratos

Los precios de los alimentos empezaron el nuevo año en Galicia como terminaron el anterior. Con una de las mayores subidas del país y otro golpe al bolsillo del ciudadano en un momento de clara contención de los salarios y frente a una revalorización mínima de las pensiones. El invierno extremadamente seco primero y la ola de frío de récord después mermaron la producción de muchos artículos básicos de la cesta de la compra y eso dispara su cotización esta vez. Aunque lo cierto es que el encarecimiento es un suma y sigue en el alza sin descanso que arrastran desde 2009, el último y único ejercicio de las dos últimas décadas en el que la comida fue más barata, un 2,2%, en la comunidad. Solo desde 2015 el incremento acumulado supera el 3% y a las familias no les ha quedado otro remedio que tomar medidas drásticas para cuadrar las cuentas. El consumo está en los niveles más bajos desde 2011. Sin embargo, nunca costó tanto llenar la nevera. El ascenso de precios de estos dos últimos años se lleva seis euros más al mes de cada gallego.

Entre enero y julio de 2016, el gasto por persona en Galicia en la cesta de la compra alcanzó los 900,15 euros, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Unos 128,6 euros al mes, el mayor importe en la base de datos de consumo de los hogares, que va hasta 2004. Es un 0,6% más que en el mismo periodo de 2015 y un aumento del 5,2% en comparación con 2014, cuando la factura mensual per cápita de los alimentos rondaba los 122 euros en la región.

El importe sube a pesar de que la demanda baja. Durante esos siete meses actualizados por el departamento que dirige Isabel García Tejerina, en Galicia se consumieron 1,050 millones de toneladas de alimentos, tras un descenso del 0,2% sobre 2015 y de cerca del 2% respecto a 2014.

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Otra forma de comprobarlo. Con el valor de todos esos productos que se adquirieron. La factura hasta julio de 2016 ascendió a 2.464,7 millones de euros. El ano anterior, con casi 2.000 toneladas más, se desembolsaron 11,6 millones de euros menos. En 2014, el coste fue 29,3 millones de euros por debajo aunque se consumieron 20.000 toneladas más. La evolución del precio medio por kilo confirma las consecuencias del encarecimiento para el ciudadano: 2,28 euros en 2014; 2,33 en 2015 y -el máximo al menos desde 2004- 2,35 euros el pasado 2016, como recogen los números del ministerio.

Galicia se coloca por encima de la media nacional tanto en consumo como en gasto. Es, concretamente, la novena comunidad de mayor demanda de alimentos por habitante: 383,6 kilos entre enero y julio de 2016 -alrededor de 54,8 cada mes-, mientras que la cifra del conjunto del Estado se situó en 380,36. La diferencia en el coste ya es mayor. El total del país fueron 122,9 euros mensuales, frente a los 128,6 de Galicia, que en este caso es la séptima en el ranking regional con el gasto más alto.

En el comportamiento del consumo influye también el tamaño de la población. Con menos habitantes es lógico que la demanda de alimentos caiga. Pero no es el elemento que más está pesando en la tendencia a la baja de la compra en Galicia a la vista de lo sucedido en estos últimos años. En 2012, 2013 y 2014, con un recorte de casi el 1% en los residentes en la comunidad, el volumen de comida que se compró aumentó un 2%. En 2009, 2010 y 2011, cuando la población seguía al alza, el consumo descendió más de un 7%. Justo con el estallido de la primera recesión y un desplome del Producto Interior Bruto (PIB) autonómico que rozó el 5%. La situación de la economía es determinante, pues, en la visita al supermercado.

La fluctuación de la demanda, de hecho, encaja con los cambios en los hábitos de compra que muestra la encuesta coyuntural a los hogares elaborada por el Instituto Galego de Estatística (IGE). Durante la etapa más fuerte de la crisis económica, hasta el 40% de las familias de la comunidad aseguraban optar por marcas blancas y productos de oferta para atajar el gasto en alimentación. Que es uno de los pilares del presupuesto doméstico. Con el adelgazamiento de los ingresos en los hogares, que bajaron un 5,6% entre 2008 y 2015, desciende también, un 7,6%, el dinero disponible para comprar. ¿A qué se debe esta mayor bajada en la alimentación que en los gastos generales de los hogares? A que el coste de la vivienda y, sobre todo, de los servicios de agua, electricidad, gas y otros combustibles aumentaron hasta un 22,3% en esos mismos años. Aún así, el desembolso en alimentos se mantienen alrededor del 17% del total del gasto familiar.

"Antes de la crisis económica iniciada en el segundo semestre de 2008, el crecimiento del PIB se traducía en incrementos importantes del consumo de los hogares, que en términos nominales superaba en Galicia el 5% hasta 2007", explica el Foro Económico de Galicia en un monográfico publicado a finales de 2015 sobre el impacto del pinchazo de la economía en los hábitos de consumo alimentario. "Tras la contracción del gasto en consumo de los hogares a lo largo de todo el periodo 2009-2013, con la salida de la segunda recesión el consumo privado experimenta de nuevo tasas positivas de crecimiento", señala el informe, que resalta que la caída en el conjunto del Estado fue "más acusada" que en la comunidad, a causa, "en gran parte, del papel del atesoramiento histórico acumulado". El "desigual comportamiento" se traslada al perfil del producto. "Frente al descenso del consumo y del gasto en productos frescos en Galicia, en el conjunto del Estado se registra un aumento en ambos casos -detalla-. De otra banda, se aprecia una contracción mucho más acusada en Galicia en los alimentos congelados, permaneciendo prácticamente constante la cantidad consumida en el país y reduciéndose su valor casi cuatro veces menos".

Porque el otro principal condicionante del gasto, además de la cantidad, es el tipo de producto. No todos tienen el mismo valor y, en función del espacio que ocupan en la lista de la compra, tiran hacia arriba o hacia abajo de la factura final.

¿Y qué compran los hogares gallegos? Principalmente fruta, que representa cerca del 17% de todos los alimentos y 13,7 euros al mes del presupuesto. En comparación con 2009, cuando la comunidad alcanzó los datos máximos de consumo antes de la llegada de la crisis, la demanda de fruta cayó un 6,9%, en línea con el descenso del global de los alimentos, un 7%. Los precios sí que subieron. Un 12%, de 1,33 euros el kilogramo a 1,49. Hay tres frutas que destacan muy por encima del resto. Naranjas, que suman el 4,4% de todos alimentos consumidos en Galicia; plátanos (2,2%); y manzanas (2,1%). Pero la tendencia de cada una en estos últimos años no es para nada la misma. La comercialización de naranjas cae un 9,9% y un 26% las manzanas. En el caso de los plátanos crece un 18,6%. Precisamente es la única de las tres grandes frutas que se abarató: de 1,54 euros el kilo en 2009 a 1,46 en 2016, según la información suministrada por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

La influencia de los precios a la hora de declinarse por un producto se traslada a las carnes, entre las que el consumo disminuye un 11% y rozan el 8% de la cesta de la compra. El gasto por persona al mes supera los 26 euros. En 2009 eran 28. ¿Cuál es la que más baja? La más cara, la ternera, un 24% menos. El pollo, que cuesta la mitad que el vacuno, desciende muchísimo menos, un 5%. ¿Y cuál es la que más se demanda? La de menor coste, el cerdo, que, pese a que también baja en demanda (15%), supone el 2% de la cesta de la compra en Galicia.

La leche es una de las pocas excepciones. Con el mismo precio medio por litro (0,7 euros) entonces y ahora. Es un 13% de todos los alimentos que se guardan en la despensa. También cae: un 12%. No ocurre lo mismo con sus derivados, que aguantaron el golpe de la crisis y aumentan un 1,6% sus ventas hasta alcanzar ya el 5,4% de la cesta de la compra. Miramos el precio. Y sí, de media son actualmente un 3,5% más baratos. El consumo de yogur repunta un 0,8%, con euro y medio de desembolso por gallego al mes. El queso cae un 3,2%. Y se animan los helados: la demanda aumentó desde 2009 un 31%.

De cada 100 kilos de comida que se mueven en la comunidad, seis son de pan. A la baja: un 17%. Otro 3,7% desciende la bollería y la pastelería. Crece la demanda, en cambio, de las gallegas (4,7%), los cereales (1,4%), chocolates y cacaos (6,9%) y café e infusiones (5,9%). Del mar viene el 4,6% de los productos que comemos. Con otro importante descenso del 15% desde 2009, según el ministerio. Claro que no se libraron del encarecimiento: de 6,66 euros por kilo a 7,39. Los más damnificados en el recorte de la demanda son el pulpo y los calamares (23,5% menos), la sardina (11%) y la merluza (13,4%), que es el pescado con más tirón en la comunidad. El salmón rompe con sus compañeros y arrastra un alza del 49%. Y las conservas: un 4,8% más.

Los gallegos se acercan más a las legumbres (1,5%), pero su representación en el la lista de la compra es muy anecdótico, el (0,3%). Nada que ver que con las patatas, que superan el 5% del total después de una notable caída del 25% y un encarecimiento del 24%.

Las hortalizas están prácticamente en los mismos niveles de consumo que hace siete años. Salvo las lechugas, que cayeron un 25% tras registrar uno de los mayores ascensos de precios, del 35,4%. Ligeramente por encima del encarecimiento del aceite (35%), con un retroceso del 11% en las ventas.

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