Alrededor de 200 manifestantes lograron ayer impedir que se consumara el desahucio de Aurelia Rey, una octogenaria que reside en un piso en A Coruña y cuyo desalojo había ordenado el juez después de que los dueños del inmueble denunciaran que adeudaba dos mensualidades del alquiler y tras rechazar una oferta por la que se le permitía permanecer en la vivienda dos meses más a cambio de que firmara que se marcharía.

Las autoridades judiciales suspendieron la primera orden de desahucio, cuya ejecución estaba prevista para las diez de la mañana, y, luego dictaron una nueva que, ante la resistencia mostrada por unos manifestantes que llegaron a poner cadenas en la puerta y a enfrentarse a la policía, también decidieron suspender. Tras estas dos suspensiones, el Tribunal Superior de Xustiza informó de que hoy se buscará una nueva fecha, aunque dejó claro que la orden no se ejecutará hasta que existan "condiciones de seguridad".

Golpes y empujones

En el tiempo en que los agentes trataban de abrir la puerta del edificio para hacer efectiva la segunda orden de desalojo hubo empujones y golpes a algunos de los manifestantes, entre ellos al diputado del BNG Francisco Jorquera, que acabó en el suelo después de que un agente lo agarrara, lo levantara y lo lanzara, sostienen testigos. La policía contó también con la oposición de los bomberos que, con una única excepción, se negaron a cortar las cadenas que impedían la entrada de los policías en el edificio.

A las nueve de la mañana los más madrugadores secundaron la convocatoria de Stop Desahucios con pancartas y megáfonos. Así estuvieron hasta la una, cuando llegó la noticia de que se había suspendido la orden de desahucio. Menos de una hora después apareció una veintena de agentes, que, según un testigo, irrumpieron por la fuerza y mantuvieron una refriega con algunos manifestantes. Entonces llegó la segunda dotación de bomberos, pero el único que se prestó a colaborar, el que estaba al mando, no pudo desbloquear la entrada antes de que se suspendiera de nuevo el desalojo por motivos de seguridad. Hoy habrá otra manifestación ante la vivienda de Aurelia Rey, quien confesaba ayer sentirse "más tranquila", lo que agradeció a los manifestantes. Rey no quiere irse a una residencia, posibilidad que le ofrece el concello, sino "de vacaciones a Argentina" a ver a su familia. La protagonista explicó que no confía en los propietarios del inmueble, que intentan echarla, dice, desde 1999, y que tampoco entiende cómo la Justicia permite echarla de su vivienda.