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Invertebrados: los guardianes silenciosos de nuestros ecosistemas

Colmena de abejas.

Colmena de abejas. / FDV

Antonio Figueras

Antonio Figueras

Un invertebrado es como el minimalista del reino animal. Optaron por no tener espina o columna vertebral en su viaje evolutivo. Son los amantes de las emociones fuertes del mundo animal y viven la vida al límite sin el apoyo de una columna vertebral. Son suaves, blandos y sin columna vertebral, pero son héroes de Marvel.

Desde la medusa que nos pica en la playa, hasta el caracol que encontramos en el jardín, los invertebrados desempeñan un papel central (y a menudo invisible) en nuestro mundo.

Las especies de insectos, arácnidos, caracoles, crustáceos, corales, medusas, esponjas y equinodermos, que se cuentan por millones, se encuentran entre los animales menos comprendidos de la Tierra, a menudo eclipsados por sus primos vertebrados.

La mayoría de las especies animales son invertebrados; una aproximación sitúa la cifra en el 97%. Se estima que hay 1,3 millones pero aún quedan muchas por descubrir. Muchos taxones invertebrados tienen un mayor número y diversidad de especies que todos los vertebrados. El tamaño de los invertebrados varía mucho, desde 50 μm de los rotíferos hasta el calamar gigante que mide de 9 a 10m.

Sin camarones, escarabajos peloteros y miles de especies de moscas, grandes cantidades de materia orgánica no se descompondrían y los nutrientes no se reciclarían en los ecosistemas. Muchas especies de invertebrados se alimentan y reproducen en los desechos de plantas y animales. Los españoles generan 450 kilogramos de residuos por persona al año.

A nadie le gusta pisar caca cuando sale a caminar y nos quejamos de que hay demasiada. Las cosas serían mucho peores sin los escarabajos y las moscas, que consumen y descomponen los excrementos de los animales, eliminando el olor y creando fertilizante para nuestros suelos.

En el mar, los mejillones, las almejas y crustáceos son grandes procesadores de materia orgánica. Especies como los pepinos de mar (holoturias) desempeñan un papel similar al de las lombrices de tierra.

Las holoturias se mueven a través de los sedimentos ayudando a oxigenarlos, ayudando en distintos procesos de degradación.

Las abejas son polinizadores y su actividad es crucial para la producción de alimentos básicos. Pero los escarabajos, las moscas y otros invertebrados también son esenciales para ayudar a las plantas a dar frutos y reproducirse. Uno de cada tres bocados que comen los humanos es resultado de la polinización.

Las flores de café y cítricos producen néctar con cafeína, que mejora la memoria de las abejas y los abejorros de los olores característicos de las flores. Esto ayuda a las abejas a encontrar estas importantes fuentes de alimento en paisajes florales complejos. Las abejas polinizan entre 1.000 y 1.500 flores en un solo día y entre 2 y 3 millones a lo largo de su vida.

Cuando los insectos polinizadores desaparecen, también pueden cambiar las plantas: un estudio científico publicado recientemente encontró que especies de pensamientos silvestres en Francia producen flores más pequeñas y menos néctar a medida que disminuía el número de polinizadores, llegando a evolucionar para autopolinizarse.

La desaparición de los polinizadores tiene consecuencias dramáticas en algunas partes del planeta.

En algunas áreas del suroeste de China casi no quedan polinizadores y los agricultores se ven obligados a polinizar manualmente con un pincel sus manzanas y peras, ya que de lo contrario sus cosechas se perderían.

Los invertebrados también ayudan a descomponer algunos de los miles de millones de toneladas de desechos plásticos que los humanos producimos cada año. En 2022, se publicó que las larvas de Zophobas morio, una especie de escarabajo, eran capaces de comer y digerir notables cantidades de poliestireno, incluida la versión que se conoce comúnmente como corcho blanco, poliespan o porexpan (poliestireno expandido o extruido). En uno de los experimentos degradaban el 70% del total del plástico.

Más de 500 millones de personas dependen de los arrecifes de todo el mundo para obtener alimento, protección y sustento. Son barreras naturales contra las tormentas, las inundaciones y la erosión, salvaguardan los asentamientos humanos y al mismo tiempo proporcionan un hogar para miles de especies de peces. Los invertebrados son constructores cruciales de arrecifes, pero están amenazados por la crisis climática.

Los corales duros crean esqueletos de carbonato de calcio, una sustancia caliza dura. Con el tiempo, este mineral se acumula para formar los cimientos de un arrecife de coral y proporciona una estructura sobre la que pueden asentarse las crías de coral. En un arrecife diverso, la matriz creciente y erosionada de esqueletos nuevos y viejos da como resultado estructuras y espacios complejos, creando un hábitat tridimensional para las innumerables especies que viven en un arrecife.

Los invertebrados marinos comprenden la gran mayoría de la diversidad de especies en el océano, incluidas muchas especies que aún no están descritas ni nombradas. No nos damos cuenta de que las esponjas son animales, y mucho menos de que hay miles de especies diferentes. Es posible que muchas especies se extingan antes de que siquiera sepamos que están ahí. Las consecuencias son potencialmente desastrosas.

La propagación de invertebrados invasores puede tener importantes consecuencias para todo el ecosistema. En enero, un estudio encontró que la llegada de hormigas invasoras a Kenia había provocado una reacción ecológica en cadena que llevó a que los leones mataran menos cebras. La cobertura de árboles había disminuido en las áreas que invadieron las hormigas extranjeras, proporcionando menos cobertura para que los leones emboscaran a las cebras. Una lección seria sobre la importancia de los ninguneados invertebrados.

Es sorprendente pensar que un pequeña hormiga pueda influir en la dieta de los depredadores más importantes en un ecosistema.

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