Más allá de aspectos estéticos y paisajísticos, el árbol siempre ha sido valorado por su papel como uno de los elementos más importantes y esenciales para la vida en el planeta. Los árboles son “fábricas de oxígeno” y se constituyen, asimismo, como excelentes garantes de la biodiversidad de los entornos en los que se encuentran. Pero hay mucho más: gracias a ellos también podemos producir energía renovable a partir de la biomasa, amén de una gran cantidad de productos sustitutivos del plástico, gracias a la celulosa.

Sabemos mucho de todo esto en Galicia, donde aglutinamos más de la mitad de la madera que se aprovecha en España, y donde presumimos, cada vez más, de un modelo de bioeconomía basada en la biomasa de nuestros bosques. Todo ello desde una gestión forestal responsable y sostenible, centrada en la preservación de la sostenibilidad y el cuidado de los montes, que a su vez previene los incendios y mitiga el cambio climático.

“Las plantaciones forestales de las que procede la madera representan importantes sumideros de CO2 que contribuyen a avanzar hacia la neutralidad climática en línea con los objetivos de la Unión Europea”, explican en este sentido desde la compañía gallega Ence, principal gestor forestal privado de España, con más de 65.000 hectáreas de superficie forestal gestionada en la Península y uno de los actores clave del sector en Galicia, que de hecho aporta al medio rural autonómico más que las propias ayudas de la Política Agraria Común (PAC).

“Los árboles nos permiten producir energía renovable a partir de la biomasa, amén de una gran cantidad de productos sustitutos del plástico, gracias a la celulosa”

En este sentido, y en torno a nuestros bosques, Ence promueve un modelo de bioeconomía circular basado en el desarrollo de productos especiales, con perfiles ambientales mejorados y de alto valor añadido, cada vez más demandados como alternativas al plástico.

Dicho de este modo, la compañía busca una valorización global del árbol, y de todo lo que este es capaz aportar: con la celulosa procedente de la madera, producen productos de alto valor añadido, alternativos al plástico y otros derivados del petróleo; después, valorizan los restos forestales para dar lugar a energía renovables y se convierte en una industria autosuficiente energéticamente. Al mismo tiempo, pone en valor nuestros montes, que de esta forma están cuidados y limpios, fijan población en el rural, ayudan a la neutralización del CO2 en la atmósfera y contribuyen a la prevención de incendios.

“Las plantaciones forestales de las que procede la madera representan importantes sumideros de CO2 que contribuyen a avanzar hacia la neutralidad climática en línea con los objetivos de la Unión Europea”

Para lograrlo, resulta esencial trabajar en la conservación activa y en el uso sostenible de los recursos forestales, apostando por la certificación forestal sostenible mediante esquemas internacionalmente reconocidos y dedicando amplias zonas de su patrimonio a la protección de ecosistemas; y así lo hace Ence, tal y como certifica el hecho de que la celulosa que producen cuente con los sellos de sostenibilidad más exigentes, como Nordic Swan o Ecolabel.

La celulosa de Ence cuenta con los sellos de sostenibilidad más exigentes, como Nordic Swan o Ecolabel

La celulosa de Ence cuenta con los sellos de sostenibilidad más exigentes, como Nordic Swan o Ecolabel Cedida

Compromiso local y gestión sostenible de los recursos forestales 

Además, y en este contexto, la compañía trabaja mayoritariamente con proveedores locales como reflejo de su apuesta por la creación de valor en los entornos en los que opera. En su Política de compras, Ence asume también el compromiso de priorizar y fomentar el consumo de madera procedente de masas forestales certificadas.

“Ence apuesta por proveedores locales, entre los que promueve la certificación forestal y la revalorización de residuos para contribuir a la mitigación del cambio climático y la prevención de incendios”

En sus actividades de gestión forestal, la biofábrica tiene en cuenta la presencia de las distintas especies de flora y fauna. Así, más allá de la generación de valor para los propietarios forestales mediante la compra de madera, también contribuye a mejorar la eficiencia y la productividad de sus terrenos y plantaciones.

En este sentido, en los montes de Ence se aprovechan los pastos para el ganado y se sitúan también colmenas para la apicultura, lo que favorece la polinización de plantas naturales y cultivos. La compañía persigue mejorar la capacidad productiva de las plantaciones, a la vez que se protegen la biodiversidad y otros valores ambientales y se desarrolla el entorno, promoviendo la profesionalización del sector.

Autosuficiencia energética y revalorización de residuos

Este mismo esquema se aplica a la generación de energía.Ence utiliza como materia prima un producto natural y renovable como es la biomasa agroforestal que se genera en las labores agrícolas y de gestión forestal en los entornos de sus instalaciones. Buena muestra son sus dos plantas de producción de celulosa en Pontevedra y Navia (Asturias). Autosuficientes desde el punto de vista energético, generan el 100% de la energía renovable que consumen.

Gracias a esta energía renovable, producida a partir de biomasa sostenible (según certifica el esquema europeo de verificación SURE), la compañía contribuye a reducir la intensidad energética y la huella de carbono, al tiempo que ayuda a la consecución de los objetivos de descarbonización marcados desde la Comisión Europea. De esta manera se valoran también los restos agroforestales como podas o biomasa procedente de las labores de limpieza de montes y se previenen los incendios. 

Una valorización que proporciona a agricultores y propietarios forestales una alternativa sostenible para la gestión de sus residuos, previene su mala gestión y evita problemas fitosanitarios, ayudando además a la conservación de los suelos.