Allí los presos de Vigo purgaban sus penas en los calabozos que se sucedían bajo una bella cúpula de cristal. La singular estructura carcelaria que a punto estuvo de desaparecer bajo la mano del arquitecto Ricardo Bofill es hoy uno de los emblemas de la ciudad.
El edificio comenzó a construirse en 1861 y hasta inaugurarse pasarían 15 años. Así consta la fecha, 1880, grabada sobe el mármol blanco del frontispicio junto al nombre Palacio de Justicia, otras de las funciones que tendría el emblemático inmueble.
Con su planta hexagonal irregular y cuatro patios interiores, su construcción se convirtió en todo un revulsivo entre las instituciones penitenciarias de Galicia. Y con una particularidad que la diferenciaba del resto de penales del país: no tenía torres de vigilancia.
A través de esta galería de imágenes descubrirás cómo era la vieja cárcel donde hoy luce, desde hace 20 años, un moderno museo de arte contemporáneo.
