Mercado laboral
El auge de los másteres universitarios agranda la brecha salarial: quien puede pagarlos cobra un 11% más
Un estudio de la Fundación BBVA e Ivie cuantifica que el número de universitarios que acaban en un empleo por debajo de su titulación caen del 31% al 22% en 10 años
Gabriel Ubieto
Estudiar una carrera universitaria es para cada vez menos gente el último paso antes de saltar al mercado laboral. La titulación del máster, impulsado esta por la arquitectura universitaria heredada del Plan Bolonia, está en pleno auge y el volumen de universitarios que extiende su formación académica a través de uno se ha prácticamente duplicado durante la última década. Según un estudio de la Fundación BBVA e Ivie publicado este miércoles, en 2013 el 22% de los egresados tenía uno de estos títulos; en 2022 dicho porcentaje se había elevado hasta el 42%.
Poder pagarse o no un máster es un factor determinante a la hora de fijar el salario que posteriormente tendrá esa persona y que, en consecuencia, determinará su poder adquisitivo y expectativas vitales. Según ese mismo estudio, la base de cotización media –que viene determinada por el salario a percibir- de los másteres es un 11% superior a la de los graduados. El precio de un máster en una universidad pública, como, por ejemplo, la UPC, puede oscilar entre 1.600 y 2.900 euros en caso de un máster habilitante y entre 2.100 y 4.000 euros en caso de máster no habilitante.
No es la única diferencia que implica tener una familia con posibles y que condiciona la futura nómina. Estudiar en una universidad privada, si bien no implica una diferencia salarial en los primeros compases de la carrera profesional, sí se nota al cabo de cuatro años de graduarse. Las bases de cotización de los graduados que proceden de centros privados son un 12% más elevadas que las de los estudiantes de universidades públicas (32.433 euros al año, frente a 29.006 euros).
Los autores del estudio lo explican a través de dos motivos. Por un lado, la rápida evolución del mercado laboral, especialmente en determinadas actividades altamente tecnificadas, provoca que el catálogo formativo de las universidades públicas no cambie tan rápido como cambian las necesidades de ciertas compañías. Rapidez que algunas universidades privadas si logran, según destaca el informe de la Fundación BBVA e Ivie.
Por el otro, las privadas suman su capacidad de "captación de estudiantes provenientes de entornos socioeconómicos favorables, que ofrecen conexiones que facilitan la inserción”. Es decir, los estudiantes de la privada acaban logrando mejores salarios porque vienen de entornos adinerados y establecen relaciones con otras personas de entornos adinerados con las que prosperan conjuntamente.
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