Los formados en carreras STEM y ciencias sociales rozan el pleno empleo en Galicia

A pesar de los muchos sectores que día sí y día también se quejan de las dificultades para cubrir sus vacantes, no hay una cifra clara sobre la verdadera dimensión del problema. Según la encuesta estrenada hace muy poco por el Instituto Galego de Estatística (IGE) para medirlo, había unos 13.300 puestos a la espera de candidato en el último trimestre del pasado año. La encuesta de coste laboral reduce la cifra en ese mismo periodo a 5.600 en la comunidad y 139.300 en todo el país, con la administración pública a la cabeza (50.700), seguida del comercio (15.00) y las actividades profesionales, científicas y técnicas (11.200). “Tanto los problemas de la escasez de mano de obra adecuada como, más en general, los desajustes entre la oferta y la demanda de trabajo, indican la necesidad en todos los países de que se aborden necesarias reformas sobre los sistemas de educación y formación para poder resolverlos eficazmente”, señala Antonio González González, vicepresidente de Economistas Frente a la Crisis, en un análisis incluido en el último número de Cuadernos de Trabajo, editada por el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe).

Cuatro de cada diez ocupados en Galicia el pasado año, unos 447.000, pasaron solo por formación general o básica. Son de lejos el grupo mayoritario. Otros 162.700, el 14%, tienen estudios de negocios, administración y derecho; el 12%, alrededor de 136.000, son técnicos de mecánica, electrónica y otros perfiles similares en industria y construcción; y el 9,4%, algo más de 100.000, en el campo de la salud y los servicios sociales.

La serie estadística permite ver la evolución como reflejo de la metamorfosis de la sociedad y de la economía en los últimos siete años con la recuperación del empleo después de la grave crisis del pinchazo de la burbuja del ladrillo y la pandemia de por medio. Los ocupados sin especialización no parar de mermar: 37.800 menos que en 2016. Prácticamente lo mismo que aumentan los de negocios, administración y derecho (34.100). Hay también fuertes incrementos del 30% en salud y servicios sociales (22.900 nuevos ocupados), técnicos de industria y construcción (20.100) y educación (14.600).

Las mujeres copan el 80% de la ocupación en educación y en salud y servicios sociales, pero solo el 12% de los puestos en mecánica, electrónica y técnicos, en general, de industria y construcción; y el 19% en las TIC.

Tampoco el paro se comportó de la misma manera entre todos los colectivos. Hay dos que en estos momentos rozan el pleno empleo, el término utilizado en la economía cuando la tasa se sitúa alrededor del 4%. La más baja se da en los formados en ciencias sociales, periodismo y documentación: 5,2% (la mitad que en 2022, cuando acarició el 11%) y 1.700 titulados a la espera de una oportunidad laboral. Los mismos desempleados que arrastran las ciencias naturales, químicas, físicas y matemáticas –donde se aglutinan la mayoría de las llamadas vocaciones STEM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)–, donde la tasa de paro alcanzó el 5,5% en 2023 (9,4% en 2022).

La tasa de paro global en Galicia alcanzó el 9,7% al cierre del ejercicio. Arte, humanidades y lenguas registran el porcentaje de desempleo más alto en la comunidad, el 14,3% –prácticamente idéntico al del año anterior–, por detrás incluso de las personas con formación básica (11,6%). En los titulados en educación fue del 10,5%; y rondó el 9% en negocios, administración y derecho y en los formados en tecnologías de la información y la comunicación, las TIC, a pesar de la expansión constante del sector y de sus plantillas por el auge de la digitalización. Los técnicos de industria y construcción, otras dos actividades insistentes en el mensaje por la falta de mano de obra, afloran una de las tasas de paro también más altas: 6,4%. Tanto en salud y servicios sociales, como en el sector primario y veterinaria, los niveles merodean el 7%.

En todo el Estado, la menor tasa de paro está entre los técnicos de industria y construcción (6%) y la más elevada en el grupo de personas sin apenas formación (16,3%). 

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