La falta de mano de obra y la carga de trabajo demoran casi medio año las reformas en viviendas

El sector detecta una sobredemanda de rehabilitaciones: “Hay más proyectos en marcha de los que pueden abarcar las empresas”, admiten

Los precios de los materiales siguen al alza

Una reforma en marcha en Vigo

Una reforma en marcha en Vigo / Cedida

Reformar un baño, tirar tabiques para cambiar la distribución de una planta, acondicionar el tejado de una casa particular, cambiar la instalación eléctrica de un piso de segunda mano... Sea cual sea la necesidad del propietario de una vivienda, tendrá que armarse no solo de ahorros, sino también de paciencia. Y es la falta de profesionales o mano de obra cualificada sumada a la carga de trabajo de las empresas dedicadas a la construcción y reformas demoran hasta casi medio año los plazos de espera que reciben los potenciales clientes que quieren edificar o rehabilitar sus viviendas.

Este diagnóstico es generalizado en el sector, como vienen denunciando tanto inmobiliarias, como diseñadores de interiores y también los propios arquitectos técnicos, encargados de emitir estos expedientes de reforma u obra nueva. “Hay más obras que empresas, los profesiones se han encontrado con un bum de proyectos y no hay mano de obra cualificada para llevarlos a cabo. Hay muy poco personal que sepa del oficio y al final eso se acaba plasmando en retrasos a la hora de iniciar los proyectos porque no hay quién lo haga”, explica Antonio Arias, delegado en Vigo del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos técnicos de Pontevedra (Coatpo).

Denotan una preferencia por parte de los jóvenes hacia otro tipo de empleos que nada tienen que ver con los tradicionales oficios. “No tiene que ver ni con el sueldo, porque no son empleos mal pagados, pero se decantan por otros. En las obras hay meses de demoras por falta de albañiles, por ejemplo, y la situación no creo que vaya a mejor”, precisa Arias.

Afectados

Esta misma percepción la denotó una joven viguesa que junto a su marido adquirieron recientemente una vivienda en Coia y para cuyo presupuesto de reforma de varias estancias han tenido que esperar meses. “Lo más complicado fue la búsqueda de albañil. Pedíamos presupuestos en agosto y nos decían que como muy pronto podían empezar a finales de octubre”, explica esta vecina.

En el sector del interiorismo no son ajenos a esta situación. Carolina Ocaña, profesional de Hy:gge, con sede en Vigo, relata cómo afecta esta falta de profesionales a sus proyectos. “Vemos una carencia enorme en los oficios, desde albañilería a carpintería, electricidad... Los profesionales están hasta arriba, desbordados. Tienen ya tantos proyectos en marcha que no solo es que los llames y te rechacen, sino que directamente no cogen. O solo trabajan con los que ya tienen en cartera o es imposible a día de hoy conseguir algo rápido. Ya no pueden abarcar más, no tienen descansos”, explica la interiorista.

Herencia de la crisis de 2008

La causa de esta tendencia la fija el arquitecto Javier Gallego, del estudio de diseño y construcción Habilitec, en la crisis del 2008. “Es una herencia recogida de entonces. Muchas empresas se llevaron el batacazo y tuvieron que despedir a muchos trabajadores. Ahora mismo hay un pico de reformas y rehabilitaciones de viviendas pero las empresas temen volver a ese pasado y no contratan a más profesionales por temor, ello conlleva que no puedan abarcar toda la demanda que hay en el mercado. Pero lo prefieren, van a lo seguro, a las obras que pueden y las que no, se rechazan. Prefieren eso que contratar para luego posiblemente despedir”, justifica Gallego, quien precisa que muchos de estos profesionales de la construcción ya derivan hasta el mes de marzo el inicio de las obras.

Un factor clave también es el alza de los precios de los materiales. Ocaña explica que realmente, los precios están bastante estables, si bien, no duda en calificarlos como “altísimos”. “Es cierto que se han mantenido un tiempo, pero están muy altos. Los presupuestos tardan mucho porque hay muchas variaciones en el precio de los materiales. Hay empresas por ejemplo que llegaron a no poner por escrito sus precios porque en pocos días cambiaban, o ponían solo el precio del metro cuadrado pero no el del añadido de energía porque fluctuaba mucho”, sostiene la profesional.

Esta misma experiencia vivió la joven viguesa en su reforma. “Los materiales están carísimos. Subieron cuando el COVID y aunque el coste de los materiales ha vuelto a bajar el PVP –precio de venta al público– no ha bajado, sostiene.

La propia Fundación Laboral de la Construcción, con sede en Vigo, también muestra esta percepción y explica a las personas que se forman en sus instalaciones a través de los múltiples cursos que ofrecen, que pueden empezar en cualquier trabajo relacionado con el sector “lo antes posible”. “Es una realidad general, no hemos constatado. No sé si un mal endémico pero sí vemos que es importante”, explican fuentes de la Fundación.

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