El naval gallego duplica la media mundial en motores “verdes” y nuevos pedidos por 700 millones

La mitad de los nuevos buques usan ya sistemas propulsivos basados en hidrógeno, GNL o baterías

Astilleros tienen más de dos años de carga asegurada

Suman casi 30 buques en cartera

Popa del “Þórunn Þórðardóttir”, antes de su botadura.

Popa del “Þórunn Þórðardóttir”, antes de su botadura. / Chou Pesqueira

Lara Graña

Lara Graña

El centenar de buques que componen la flota europea de oceanográficos suma una edad media de 25 años. El consenso de los técnicos, expresado por ejemplo a través de la European Marine Board (EMB), establece que un barco de estas características tiene una vida útil de tres décadas, con lo que los Estados encaran hoy un complejo proceso de renovación. En España, las dos embarcaciones adscritas al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), BIO Hespérides y BO Sarmiento de Gamboa, cumplen ahora 33 y 18 años, respectivamente; las cinco del Instituto Español de Oceanografía (IEO) superan los 27 años de promedio. La próxima entrega del Odón de Buen, encargado a Armón Vigo, mejorará sustancialmente las capacidades del IEO, pero a nivel general el calendario a medio plazo para las instituciones científicas requerirá de un esfuerzo económico colosal. Y aquí es donde el naval gallego, solo superado por Rusia en pedidos de barcos punteros de investigación, tiene una oportunidad inigualable para seguir medrando. No solo porque casi el 30% de su actividad lo representan a día de hoy este tipo de contratos, sino por su liderazgo y expertise en tecnologías verdes para sistemas propulsivos.

De acuerdo a la información facilitada a FARO por Pymar, sociedad que agrupa al grueso de los pequeños y medianos astilleros privados de España, la mitad de los buques en construcción a cargo del naval gallego en 2023 cuentan con tecnologías alternativas como gas natural licuado, hidrógeno o sistemas híbridos con baterías eléctricas, “casi el doble de la representación registrada a nivel mundial”. El balance anual es muy positivo, con 22 unidades contratadas por importe superior a los 700 millones de euros. “A pesar de la difícil situación internacional, en 2023 el sector naval gallego, con su talento y esfuerzo, ha sido capaz de seguir creciendo, generando trabajo, prosperidad y futuro para nuestra tierra”, valora la consejera delegada de Pymar, Almudena López del Pozo. En estos datos no figura el contrato recién firmado por Grupo Armón para la armadora argentina Conarpesa –participada en un 45% por la viguesa Wofco–, o la carga de trabajo de compañías como Aister, Rodman Polyships o Astilleros y Varaderos Montenegro.

“Ha sido capaz de seguir generando prosperidad pese a la difícil situación internacional”

Almudena López del Pozo - CEO de Pymar

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En espera de que Astilleros y Varaderos Francisco Cardama ponga en vigor contratos pendientes para Uruguay, Angola y Australia –son patrulleras, un portacontenedores y pesqueros–, y a excepción de Metalships & Docks y Astillero San Enrique (ex Factorías Vulcano), todas las gradas tienen carga de trabajo para nuevas construcciones. Estos contratos, abundan fuentes de Pymar, “suponen cerca de 3,8 millones de horas de trabajo y nutren de actividad a la mayoría de los astilleros gallegos hasta finales de 2025, y en algunos casos, hasta el segundo semestre de 2026”. En particular, el 35% de las unidades en cartera (eran 26 hasta el 31 de diciembre) corresponden a buques de pasaje, el 27% son buques de investigación oceanográfica, y el 19% corresponden a grandes buques pesqueros. En todos los casos se trata de encargos de vanguardia, adaptados específicamente a las necesidades de cada armadora.

A medida

El apartado de barcos de pasaje lo capitaliza la construcción 729 de Freire Shipyard, un megayate de exploración de 12.700 toneladas de arqueo bruto compensado (CGT) y similar al ya entregado Renaissance, que se alquila por 3 millones de euros semanales más gastos en temporada alta. Los oceanográficos, y así se ha consolidado durante los últimos años, son cosa de dos: Freire y Armón. En marcha están los pedidos del IEO, el National Institute of Water and Atmospheric Research (Nueva Zelanda), Instituto de Investigación Marina y de Agua Dulce de Islandia (Hafrannsóknastofnun, con un barco ya bautizado como Þórunn Þórðardóttir), Secretaria Regional do Mar e das Pescas (Azores), Monterey Bay Aquarium Research Institute (MBARI, de Estados Unidos), Institut Français de Recherche pour l’Exploitation de la Mer (Ifremer) o el Anna Weber-Van Bosse para Países Bajos.

En la ría de Pontevedra, Nodosa ensancha este pulmón industrial como referente en pesqueros de nueva generación. Además de ejecutar otros proyectos de gran envergadura, como el alargamiento del Playa de Sartaxéns (Moradiña), construye dos unidades para Malvinas (para joint ventures de Pereira y Pescapuerta) y otro arrastrero para Talley’s Limited (Nueva Zelanda). De vuelta en Beiramar, y también para el archipiélago del Cono Sur, la participada de Copemar ha confiado a Grupo Armón el reemplazo para el malogrado Baffin Bay, mientras que Freire amarró un arrastrero congelador para el Ártico que operará bajo la disciplina del grupo canadiense Qikiqtaaluk Corporation.

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