Atunlo activa su reestructuración con un despido colectivo en O Grove y Santoña

Ambas factorías suman casi 350 trabajadores; la cifra de afectados, pendiente

La mesa de negociación se constituirá la próxima semana

Procesado de atún en las instalaciones de Atunlo.

Procesado de atún en las instalaciones de Atunlo. / Muñiz

Lara Graña

Lara Graña

Mes y medio lleva Atunes y Lomos (Atunlo), la mayor operadora de atún de España, bajo el paraguas del preconcurso de acreedores. Un periodo durante el cual la compañía ha perfilado una dura reestructuración que le permita afrontar su insolvencia y ajustar las deudas a sus posibilidades. Un plan de ajuste que todavía no está rematado pero que sí acarreará medidas traumáticas en cuanto a empleo. Serán las factorías de O Grove y Santoña, al menos de inicio, las que sufrirán los recortes con un expediente de regulación de empleo (ERE) extintivo, como confirmaron a FARO fuentes de la empresa.

El grupo no ha determinado todavía el número de afectados en cada una de las plantas, toda vez que la mesa de negociación se pondrá en marcha la próxima semana. Eso sí, la de O Grove es la más intensiva en mano de obra, con unos 220 trabajadores -de acuerdo a la información depositada en el Registro Mercantil-, frente a unos 130 de la cántabra.

La dirección de Atunlo ha trasladado ya a los comités de empresa el inicio de este expediente de regulación, medida –en su caso temporal—por la que también ha optado Grupo Fandicosta y que aplicará durante seis meses, durante la ejecución de su propio plan de ajuste. Ambas pesqueras los han motivado en causas económicas y productivas.

A juicio de fuentes financieras involucradas en las negociaciones, la propiedad de Atunlo afronta dos posibles vías para remediar sus tensiones en la tesorería: la venta de gran cantidad de stock “a un precio razonable” o la inyección de capital a cargo de un player del sector. Según las cuentas anuales de la pesquera correspondientes al ejercicio fiscal de 2022, depositadas recientemente en el Registro Mercantil, el activo corriente en existencias (comerciales, materias primas y producto terminado) superaba los 94 millones de euros.

La de Moaña fue la primera en sucumbir al preconcurso, camino que emprendieron después Actemsa y Atunlo, como avanzó FARO. Todas presentan un problema común: crisis de tesorería, reducción de márgenes, encarecimiento de costes financieros e incapacidad para asumir gastos corrientes. Hasta tal punto la situación es de extrema gravedad que ha forzado al grupo presidido por Ángel Martínez Varela a vender no solo su factoría de Domaio, sino poner en el mercado incluso el germen de una saga empresarial familiar (Casa Botas) con raíces en 1904.