Incluido en el acuerdo

Europa deja la puerta abierta a una revisión de la nueva reforma eléctrica en tres años

"Sabemos que esta no es la reforma en profundidad que la presidenta de la Comisión anunció hace un año", reconocía Nicolás González Casares, ponente encargado de la negociación por parte del Parlamento Europeo

Imagen de una red de tendido eléctrico.

Imagen de una red de tendido eléctrico. / EP

Sara Ledo

Un año y medio después de la insistencia de España por reformar el mercado eléctrico, la Comisión Europea anunciaba su modificación a finales de agosto del año pasado en palabras de su presidenta, Ursula Von der Leyen, que parecía llamado a cambiar la forma en la que se establecían los precios de esta materia prima. Depués de lo que costó ese anuncio, el acuerdo de este jueves sabe a poco. "Sabemos que esta no es la reforma en profundidad que la presidenta de la Comisión anunció hace un año", reconocía en la presentación del pacto en Estrasburgo el ponente encargado de la negociación por parte del Parlamento Europeo, el español Nicolás González Casares. "Precisamente por ello, como Parlamento hemos peleado, y así se refleja en el acuerdo, para que la Comisión revise para 2026 la eficacia de la estructura y el funcionamiento actuales de los mercados a corto plazo de la electricidad, incluso en situaciones de crisis o emergencia", añadía González Casares.

"Y, de forma más general, las ineficiencias potenciales relativas al mercado interior de la electricidad y las diferentes opciones para la introducción de posibles remedios e instrumentos aplicables en situaciones de crisis o emergencia a la vista de la experiencia a escala internacional y de la evolución y los nuevos desarrollos del mercado de la electricidad de la Unión. En su caso, la Comisión deberá acompañar esta evaluación de una propuesta legislativa", concretaba Casares, testigo de un pacto alcanzado en tiempo "récord", solo nueve meses después de la propuesta de la Comisión Europea en marzo de este año.

Se deja, así, abierta la puerta a una posible revisión del mercado después tras este pacto, que se centra en modificar todo lo que hay alrededor del mercado diario, pero sin tocarlo. El corazón del acuerdo de este jueves se dirige a impulsar los contratos a largo plazo (a través de fórmulas que en la mayoría de los casos ya están vigentes en España) con la esperanza dereducir el peso de la energía en el mercado diario y, así, eliminar los picos de precios. Pero este impulso será voluntario, de forma que su impacto dependerá de las decisiones que tomen los distintos Estados miembros y sus productores de energía.

Se mantiene el sistema marginalista de fijación de precios por el que la tecnología más cara (el gas, ahora) seguirá siendo la referencia. En otras palabras, si el año que viene vuelve a producirse una crisis como la iniciada por Moscú en la primavera de 2021 al presionar el grifo del gas, el efecto hacia arriba de los precios de la electricidad sería el mismo. Lo que incluye el acuerdo son mayores resortes para saber cómo proceder y hacerlo de forma rápida, al establecer un tope de precio máximo al que los precios podrían llegar en 180 euros por megavatio-hora y definir que deberían ser los países --reunidos en el Consejo-- quien declarase la crisis energética a propuesta de la Comisión, entre otras medidas.

El sistema marginalista se diseñó para impulsar el desarrollo de las renovables, en un momento en el que los sistemas eléctricos estaban formados principalmente por tecnologías fósiles. La lógica era que todas las tecnologías fuesen retribuidas por el precio de la más cara porque si no nadie invertiría en renovables, al ser tan barata. Pero en sistema dominado por renovables esta lógica se rompe. Poco partidario de una reforma profunda del mercado eléctrico, como la que proponía España,es el excomisario de energía, Miguel Árias Cañete, y sin embargo, advertía que "esta reforma no sería la última" en un evento celebrado a mediados de octubre en la Universidad de Salamanca sobre la negociación del futuro mercado eléctrico.

"Esa reforma en este momento es una continuidad de la anterior. Pero como la transición energética supone un escenario en el que la generación de electricidad va a hacerse con unos porcentajes altísimos de energía renovable, la próxima Comisión tendrá que empezar a reflexionar sobre cómo configurar un mercado eléctrico cuando toda la energía sea renovable y limpia, porque ahí el sistema marginalista puede no funcionar", advertía entonces Árias Cañete. El problema es que no todos los países llevan el mismo ritmo de crecimiento renovable, por lo que la urgencia de cada uno es distinta. En el caso de España, este año se cumplirá el hito de que la mitad de la generación de electricidad se produzca con renovables, pero este no es el caso de todos los países. Por ejemplo, en Francia, donde la nuclear es la dominante.

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