Los concellos con cinco granjas o menos se multiplican por 10 en solo dos décadas

La “sequía” de explotaciones bovinas predomina en el sur, sobre todo en la provincia de Ourense, por la mejor concentración parcelaria del norte y su cercanía a la industria lácte

Tras labrarse una vida bajo el sol, encadenando jornadas continuas los 365 días del año, no son pocos los ganaderos gallegos que renegaron de su pasado. Al menos como futuro para sus hijos. Con las jubilaciones llegaron los cierres, el sector evolucionó, y producto de la concentración parcelaria, de los mejores sistemas de regadío o la cercanía a la industria láctea en el norte, la sangría de estas granjas se generalizó en el sur.

Allí la caída de explotaciones –un 60% en las últimas dos décadas– fue más rápida que en las provincias de A Coruña y Lugo, pero lo realmente preocupante es que en dicha zona –que de por sí no contaba con gran vocación lechera– comenzó a producirse una sequía de explotaciones. Especialmente en Ourense, aunque con algunas excepciones, los concellos con cinco instalaciones bovinas o menos se multiplicaron por 10 entre 2002 y 2021. Pasaron de cuatro anecdóticos casos a 40.

Así puede extraerse de los últimos datos disponibles en el Instituto Galego de Estatística (IGE), que muestra cómo en esta región y determinados municipios de Pontevedra se esfumó la práctica totalidad de sus granjas con el paso de los años. Es el caso de Toén, Pontedeva o Rubiá, donde desaparecieron el 100% de las 95 que albergaban conjuntamente, pero también de Boborás, Carballeda de Avia, O Carballiño, Cortegada, Punxín, Padrenda o Leiro: que se encuentran entre varias decenas de territorios que registraron caídas superiores al 80%. En total, 107 ayuntamientos perdieron más del 70%, 170 más del 60% y 221 más del 50%.

Si el límite aumentara al tope a las 20 explotaciones, los concellos con menos de dicha cantidad se incrementaron de 24 a 98 durante este periodo, pasando de suponer menos de una décima parte a casi un tercio del total. De igual modo, las grandes localidades lácteas descendieron considerablemente, cayendo a la mitad aquellas que cuentan con más de un centenar de explotaciones –97 frente a las 186 de antaño– y reduciéndose por 10 las que superan las 400 –de 45 a únicamente seis–.

Echando un vistazo al mapa se puede observar una Galicia casi vacía de instalaciones bovinas en su interior, fundamentalmente Ourense, si bien por cantidad cabe destacar que las mayores bajadas se registraron en concellos de las otras provincias. A Estrada (-850), Vilalba (-662), Santa Comba (-522), Santiago de Compostela (-516), Carballo (-494) y Lalín (-486) fueron los que registraron las peores disminuciones, que en el conjunto autonómico se tradujo en casi 36.000 granjas menos. De las 27.660 que quedaban en 2021, el 75% están en Lugo y A Coruña.

Según explica Roberto García, secretario general de Unións Agrarias, la diferencia entre regiones se debe a que la “gran reconversión” que se inició tras la entrada de España en la Unión Europea (UE) “situó la producción de leche en varias comarcas agrarias definidas”, esfumándose del sur. “La cercanía de los puntos de recogida en la industria transformadora, el propio fenómeno de concentración parcelaria y el tipo de base territorial de las explotaciones llevó a que prácticamente la producción se centrara en el norte”, añade asimismo, dando cuenta de su mejor posición al llevar “30 años de adelanto” respecto al resto de la comunidad por todos los desarrollos que se llevaron a cabo en zonas como Terra Cha: “Hacer fincas cada vez más grandes o con mejores sistemas de regadío facilitan las explotaciones de tipo industrial y punteras”.

Por otro lado, pese al descenso generalizado del número de instalaciones bovinas, reconoce que Galicia va a seguir siendo una tierra láctea, “una de las siete más importantes de Europa”. “Los ganaderos gallegos representan cada vez un porcentaje mayor respecto al total de ganaderos españoles, superando ya el 55% de las granjas, pero no es que tengamos muchas si no que los demás tienen menos”, agrega, recordando que el mayor volumen de empresas familiares del sector sí se encuentra aquí.

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