La falta de relevo se cobrará 800 granjas de leche en 2023: la mitad serán gallegas

El sector, preocupado porque las grandes empresas concentren su producción “devorando” a explotaciones pequeñas | Las exportaciones de Francia, riesgo para el precio de mercado

El compostelano Manuel Fernández, impulsor de Servicios Ganaderos de Monte do Gozo.

El compostelano Manuel Fernández, impulsor de Servicios Ganaderos de Monte do Gozo. / Xoán Álvarez

“Coa crise económica pecháronse moitos servizos públicos e privados. Pecháronse centros de saúde, espazos educativos, establecementos bancarios. Hoxe traballar no rural significa asumir condicións de cidadán de segunda. O xove non ten moito interese en vivir nun sitio onde todo é máis difícil”. Roberto García, secretario xeral de Unións Agrarias (UU AA) no se anda con pelos en la lengua, más si cabe cuando la falta de relevo generacional continúa siendo la principal causa por la que siguen desapareciendo explotaciones lácteas en Galicia, tan envejecidas como poco rentables. Para 2023, el pronóstico que dibuja sobre el campo vuelve a tornarse desfavorable. Otras 400 granjas gallegas cerrarán: la mitad de las 800 que dirán adiós a lo largo de todo el territorio nacional, de por sí deficitario.

Conforme expone García, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta España actualmente es la elevada “concentración de la producción”. “Un 30% dos gandeiros produce o 70% do leite, mentres o outro 70% dos gandeiros produce o 30% restante”, comenta. Los peces gordos se están comiendo a los más pequeños en un ecosistema que la industria “está incentivando de forma brutal” por medio del precio al que decide comprar la leche. Más generosa con los grandes grupos –que tirando de masa imponen sus condiciones– y poco benevolente con las pymes –a las que no les queda más remedio que aceptarlas–.

Leite da mesma calidade pode ter un diferencial de ata 10 céntimos dependendo se o gandeiro é pequeno ou grande, co cal ese prezo pode incentivar de forma brutal o peche das explotacións máis humildes”, manifiesta en este contexto.

Por si fuera poco, tanto a nivel estatal como autonómico lo que más se produce, desde siempre, es leche líquida: el producto más barato de la cadena y que poco valor añadido aporta. Nada que ver, por poner un ejemplo, con los yogures, en los que hay más actores involucrados para producirlos y que dejan más riqueza donde se fabrican. Tampoco con la leche en polvo o incluso el queso, que vienen siendo importados “de forma habitual e permanente” desde países como Francia, Holanda, Alemania o Portugal. Y es que cerca de un tercio de nuestro consumo lácteo, dice, está directamente ligado a “produtos que veñen de fóra”.

Un problema adicional

Ante la caída de explotaciones por la inflación, que ha provocado un sobrecoste insostenible para muchas de ellas –fundamentalmente las antedichas pymes, obligadas en ocasiones a vender la carne de sus vacas para cerrar sus negocios con la menor deuda posible–, la leche líquida viene encadenando una bajada en cantidad. Un descenso que se ha ido acrecentando con el paso de los meses a la par que ha ido aumentando su precio. Con menos y más cara, aplicando la ley de la oferta y la demanda, naciones como la gala ya están exportando también este producto a nuestro territorio.

Por ello, a la falta de relevo generacional y la concentración de la producción se suma como preocupación adicional que “a entrada de leite de fóra poida modificar as condicións de prezo en Galicia”, impactando en las empresas más vulnerables al crecer todavía más la competitividad en un escenario de minúsculos márgenes de beneficio.

5.000 novillas “al rescate”

Como aspecto positivo, todo indica que la menor producción de leche que se ha registrado a lo largo de este año se recuperará a comienzos del 2023: “Estamos agora nun momento no que se están incorporando as novillas (más de 5.000) que recriamos e polo tanto cara a primavera volveremos a estar en niveles como os anteriores á crise”.

Manuel Fernández, impulsor de Servicios Ganaderos de Monte do Gozo.

Manuel Fernández, impulsor de Servicios Ganaderos de Monte do Gozo. / Xoán Álvarez

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Sus nuevos clientes se siguen sorprendiendo aunque ya no como antes, cuando Servicios Ganaderos de Monte do Gozo era una compañía totalmente desconocida. Aquella travesía empezaba en 2018, liderada por el joven compostelano Manuel Fernández, que ahora –con solo 23 años– ha consolidado un proyecto innovador y crucial para el sector de los lácteos. Él, como Francia exporta la leche, trajo consigo un exitoso modelo de negocio tras visitar el país galo. Desde entonces, su empresa se centra en facilitar trabajadores a las explotaciones que necesitan suplir a sus actuales empleados –bien porque estos profesionales anuncian que se van, causan baja o cogen vacaciones–.

“Vemos que los clientes que escogen nuestros servicios son cada vez más mayores. Los años pasan, pero no hay proyección de que los hijos se queden con los negocios”, comenta, haciendo hincapié en que en este momento tienen “muchísima demanda, cada día más, y quizá no tanto por las jubilaciones sino porque hay mucha gente que se está marchando de las granjas por sus condiciones laborales”.

“Nosotros ahora mismo no somos capaces de satisfacer a nuestros clientes, no tenemos personal suficiente para completar todo el trabajo que tenemos”, añade al respecto, evidenciando la ausencia de mano de obra cualificada.

En cuanto al trabajo en sí, reconoce que es vital mejorar algunos aspectos importantes. Ya no tanto económicos, pues afirma que los salarios no son bajos, sino en relación a la calidad de vida: “Los trabajadores lo que buscan son horas libres y días libres. Aquí tenemos jornada partida y se madruga muchísimo: a veces, para ordeñar, a las cuatro o cinco de la mañana”.

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