Cuentas anuales

Talleres Ganomagoga, abocada a la disolución: registró pérdidas por más de 7,7 millones durante 2022

La compañía, que plantea un ERE extintivo a 130 trabajadores, incrementó su pasivo corriente un 40% y redujo sus existencias un 70% | Las ventas también se precipitaron

Trabajadores de Ganomagoga, este martes ante el Parlamento gallego.

Trabajadores de Ganomagoga, este martes ante el Parlamento gallego. / Xoán Álvarez

Dos semanas después de que Talleres Ganomagoga confirmara la intención de despedir a sus 130 trabajadores –en vilo respecto a qué pasará finalmente– todo continúa igual. En la principal empresa del grupo impulsado por Cándido González no hay actividad, tampoco electricidad, y los empleados se limitan a barrer unas instalaciones casi desiertas. Es lo único que pueden hacer tras la caída de la compañía, referente del metal en la provincia de Pontevedra y perfilada como ninguna para abordar un futuro cuanto menos prometedor. Se suponía que estaba en sus manos, más si cabe teniendo en cuenta el boom del sector eólico y que este negocio se dedicaba precisamente a construir torres para aerogeneradores… Pero el pasado año fue devastador. Si la firma ponteareana registró 405.000 euros de beneficios en 2021, las pérdidas con las que cerró 2022 superaron los 7,7 millones.

Así puede extraerse de la documentación a la que ha tenido acceso FARO, entregada por Talleres Ganomagoga en el marco de las negociaciones de un ERE extintivo que también podría cobrarse decenas de puestos en las empresas Aplimega (30 afectados), Cedval (20) y Logistics (otros ocho), propiedad del mencionado grupo. Según dichas cuentas, la compañía incrementó sustancialmente su pasivo corriente –un 39% hasta los 14,5 millones– mientras su activo corriente se redujo en un porcentaje aún mayor –un 53% hasta los 4,3 millones–.

La diferencia entre el activo corriente y el pasivo corriente arrojó para Talleres Ganomagoga un fondo de maniobra negativo que rebasó los 10 millones en 2022: un desajuste que se multiplicó por ocho respecto al agujero que tenía la empresa en 2021, cuando rondaba los 1,3 millones. Sobre dicho indicador ya había llamado la atención la auditora OSP, que evidenció la delicada situación de la compañía, “la necesaria obtención de recursos financieros para atender sus compromisos”, y la confirmación de la matriz –Inversiones Capamar– de seguir prestándole el apoyo necesario.

No fue así. Durante el pasado año no se tomó ninguna medida correctora para paliar el desequilibrio de Talleres Ganomagoga, que a cierre del último ejercicio se quedó con un patrimonio neto negativo próximo a los 4,5 millones y solo un millón de euros de capital. Lo lógico y habitual ante este panorama, causa de disolución de la compañía, habría sido sanear sus cuentas, por ejemplo realizando una operación acordeón. Por un lado, reduciendo su capital social –para compensar su elevado endeudamiento– e inmediatamente después realizando una ampliación de capital –para captar nuevos recursos y mantener su actividad–.

Trabajadores de Ganomagoga, ayer ante la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra para tratar la crisis de su empresa.

Trabajadores de Ganomagoga, ayer ante la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra para tratar la crisis de su empresa. / RAFA VAZQUEZ

Fuentes sindicales ya habían alertado en su momento del vínculo unilateral entre Talleres Ganomagoga e Inversiones Capamar, dueña al 100% la sociedad con 172.390 participaciones de la misma clase y serie. “Es evidente que esa dependencia es muy peligrosa porque deja a la decisión de los inversores el futuro de la empresa”, señalaron, como ya recogió este periódico. A lo largo del pasado año, la compañía no logró remontar la caída en sus ventas, que nuevamente volvieron a acortarse hasta los 12,4 millones.

En relación a los activos corrientes, aquellos convertibles en dinero en menos de 12 meses y necesarios para afrontar el pasivo corriente, las deudas y obligaciones a corto plazo, cabe destacar que las existencias de Talleres Ganomagoga se redujeron en un 70% en 2022 –hasta los 790.000 euros–. También bajó el importe vinculado a las deudas comerciales y otras cuentas a cobrar –hasta los 3,1 millones–. Por lo contrario, se incrementaron con porcentajes superiores al 30% tanto las deudas a corto plazo de la empresa –de 6,7 a 8,8 millones– como el montante relativo a los acreedores comerciales y otras cuentas a pagar –de 3,8 a 5,3 millones–.

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Desde la CIG afirmaron que la Xunta solicitó más información a ciertas empresas del Grupo Ganomagoga porque la misma no fue presentada en el proceso de negociación de los ERE extintivos. Fuentes del Ejecutivo gallego se limitaron a indicar ayer que “si una empresa inmersa en un expediente de regulación de empleo no facilita información requerida puede interpretarse como una señal de mala fe negociadora”. “No es posible llegar así a acuerdo y se puede llegar a determinar que hay un fraude en la negociación”.

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