Inversiones Capamar

La matriz prometió apoyar a Ganomagoga para solventar un agujero de 1,3 millones

En su último informe, la auditora externa advirtió del fondo de maniobra negativo de la empresa y “la necesaria obtención de recursos financieros para atender sus compromisos”

Descarga de equipamiento fabricado por Cedval, empresa de Grupo Ganomagoga, en 2021.

Descarga de equipamiento fabricado por Cedval, empresa de Grupo Ganomagoga, en 2021. / RICARDO GROBAS

El apoyo del Gobierno central a Talleres Ganomagoga –que solo en 2020 obtuvo una decena de avales del Estado para conseguir préstamos bancarios por casi 3,5 millones de euros– no fue suficiente para que la empresa ponteareana superase el impacto pandémico. Solo un año más tarde, la carga laboral de la planta se había reducido, como también lo hizo su personal, pero la cifra que más preocupó entonces giraba en torno a su fondo de maniobra. El indicador, que viene a expresar la diferencia entre las deudas a pagar a corto plazo y aquellos activos disponibles para hacerlo –como existencias, clientes o tesorería–, arrojó a cierre de 2021 un agujero de 1,3 millones. Más que los 910.000 euros que había registrado en negativo 365 días atrás... OSP, auditora que se encargó de examinar las cuentas ese periodo, llamó la atención al respecto, evidenciando en su último informe la delicada situación de la compañía, “la necesaria obtención de recursos financieros para atender sus compromisos”, y la confirmación de la matriz Inversiones Capamar de continuar prestando el apoyo necesario a Talleres Ganomagoga, que la pasada semana comunicó un ERE extintivo (despido colectivo) a toda su plantilla.

En otro documento al que ha tenido acceso FARO, elaborado por Comisiones Obreras, precisamente se alertó sobre el signo negativo del fondo de maniobra, indicando que la compañía podría llegar a tener problemas para hacer frente al pago de sus deudas a corto plazo. Del mismo modo, y pese a reconocer que el proceso productivo de la sociedad era “viable y rentable”, inquietaba que el vínculo unilateral entre la matriz Inversiones Capamar y Talleres Ganomagoga. “Es evidente que esa dependencia es muy peligrosa porque deja a la decisión de los inversores el futuro de la empresa”, recoge el escrito, en el que se destaca que los fondos propios únicamente suponían el 18% del total de las fuentes de financiación de la firma, con un “grado de endeudamiento preocupante”.

Durante el ejercicio de 2021, a pesar de que los gastos de explotación disminuyeron, lo hicieron menos que la caída de las ventas, lo que provocó un descenso en la riqueza generada por Talleres Ganomagoga. Con una facturación un 10% inferior a la de 2020, año de paros que afectaron al sector por el impacto del coronavirus, sus ingresos se rebajaron hasta los 13,6 millones. El coste de personal, fundamentalmente masculino, también se precipitó a causa de un recorte de los puestos ante la menor actividad.

La plantilla media bajó de los 124 empleados a los 115 –afectando a las categorías de técnicos y profesionales científicos e intelectuales y de apoyo (una persona menos), trabajadores de tipo administrativo (cuatro menos) y demás profesionales cualificados (cuatro menos)– y aun con todo las perspectivas para el siguiente año, el pasado 2022, eran que la cifra de negocio creciese ante “las inversiones realizadas en la ampliación de las instalaciones de Areas”.

En su conjunto, Talleres Ganomagoga realizó en 2021 nuevas inversiones en bienes de equipo e instalaciones que ascendieron a casi 890.000 euros, un punto sobre el que incidió también el informe de la auditoría. “Dada la relevancia de los importes involucrados hemos considerado estas transacciones como un área significativa de riesgo”, señalaron desde OSP, solo unas líneas después de llamar la atención sobre la existencia del fondo de maniobra negativo por valor de 1,3 millones de la empresa y “la necesaria la obtención de recursos financieros para atender sus compromisos”.

Un litigio en el 2021

La mala suerte también acompañó a la compañía. Conforme recoge la memoria del mencionado ejercicio, no había recibido los importes debidos por los trabajos ejecutados para la UTE Biomasa Curtis, relativos al diseño, fabricación y montaje de los transportadores de la planta de biomasa que ha impulsado Greenalia en la provincia de A Coruña.

Ante las “discrepancias” surgidas entre la UTE y Greenalia, la primera no atendió el pago de las facturas emitidas por Talleres Ganomagoga, dice, por lo que la empresa se vio “obligada” a iniciar un procedimiento arbitral para recuperar los importes adeudados, además de los sobrecostes e intereses incurridos en el impago. “Las expectativas de que la resolución del litigio favorezca las pretensiones de Talleres Ganomagoga las estimamos muy elevadas en base a los hechos y al criterio de nuestros asesores legales y, en todo caso, cabría el ejercicio de la acción directa para percibir lo adeudado por Greenalia”, expuso la firma, que anunció una reconvención por 755.000 euros. En 2021, el importe de sus deudores comerciales y otras cuentas a cobrar ascendió a 4,3 millones.

El asunto llega al Congreso

Según pudo saber este periódico, la formación Galicia en Común (Unidas Podemos) abordará la delicada situación que atraviesa Talleres Ganomagoga en el Congreso de los Diputados tras una petición por parte de Esquerda Unida Ponteareas, que solicitó dicha intervención.

Las preguntas que llevará a la Cámara Baja de las Cortes Generales se centrarán en que el Ejecutivo de Pedro Sánchez concrete qué datos tiene sobre la situación económica y financiera de la empresa; si además de los avales gestionados por el ICO, la compañía o su grupo recibieron algún otro tipo de subvenciones o ayudas; y qué medidas piensa promover para mantener la capacidad de producción y los puestos en la planta.

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