El fuerte rebote de ventas y empleo relanza las agencias de viaje gallegas

La facturación roza los niveles prepandemia y algunos negocios ya lo superan | El sector destaca la recuperación de la demanda y la preferencia por los viajes organizados

Juan Antonio Rivadulla, presidente de Agavi.

Juan Antonio Rivadulla, presidente de Agavi. / Cedida

Julio Pérez

Julio Pérez

Marta Galindo suspira al recordar el escalofrío que sintió cuando hace casi un año estalló el conflicto en Ucrania. Le pilló con un grupo de clientes en Egipto. “No lo olvidaré nunca porque mi hotel estaba justo encima de la embajada de Rusia en El Cairo”, cuenta la dueña de la agencia Viajes Margali. En aquel momento, todavía sangraba la profundísima herida abierta en el sector, probablemente el más afectado por la crisis sanitaria del COVID-19. “Empezábamos a respirar y pensé: ¿ahora esto? Una guerra ahí al lado y con Rusia, ni más ni menos”, recuerda, mientras repasa la apretada agenda del día siguiente. Solo por la mañana, tiene tres citas. Hay una auténtica operación retorno en el negocio. ¿Qué pasó para que la amenaza de otro annus horribilis se disipara y las agencias de viajes en Galicia despeguen, rozando ya los niveles de facturación récord prepandemia? “Por suerte o por desgracia, al final te acostumbras a las noticias, a convivir con ellas, a verlas como algo más –asegura la emprendedora y aventurera viguesa–. La guerra sigue ahí, pero continúas adelante y, probablemente, con más ganas de hacer cosas que nunca”.

Esa sacudida al carpe diem nació del asombro y el miedo de la excepcional declaración del estado de alarma por la primera ola del COVID-19 en España el 14 de marzo de 2020. La orden de confinamiento generalizado durante 15 días prorrogables levantó “un muro de acero, de hormigón armado, una pared infranqueable en la que nos íbamos estampando”, apunta Juan Antonio Rivadulla, presidente de la Asociación Gallega de Agencias de Viajes (Agavi). Dejar de trabajar no era una opción. “Tenías a diez personas en Punta Cana, cinco en Egipto, dos en Japón y a muchas empresas con empleados por todo el mundo, incluidas tripulaciones de marineros que llevaban ya tres o cuatro meses en alta mar y había que reemplazarlos por otros miembros de la tripulación que ni siquiera podían acercarse a ningún puerto”, rememora. El resto de clientes pedían cambios de fecha en los viajes pendientes, hasta que el alargamiento del encierro y la hibernación de la economía para aplanar la curva de casos aprovechando los festivos de Semana Santa, uno de los momentos más importantes del año para el sector, convirtieron los retrasos en cancelaciones en cascada.

“Yo trabajé en la embajada española en Roma, así que estaba al tanto de lo que pasaba en Italia y veía que se iba a replicar aquí en cuestión de días o semanas”, rememora Hugo Iglesias, el CEO de Miramar Cruceros, la única agencia de viajes de Galicia especializada en cruceros. ¿Cómo describiría aquellos días? “Una montaña rusa de emociones”, contesta. “Pensar que puedes perder casi en segundos el trabajo de ocho años es tremendo, además de la enorme responsabilidad que me impongo con todos los compañeros que tenemos aquí –continúa–. Preguntas a tus asesores qué puedes hacer, pero, obviamente, te van a dar una información muy sesgada basada en números y no en emociones. Es muy difícil tomar decisiones”. En su caso, pudo más lo primero que la cuenta de resultados.

Miramar Cruceros optó por aguantar el huracán sin medidas extraordinarias en la plantilla, formada por más de una veintena de personas. Otras muchas sí recurrieron a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). En abril y mayo de 2020, cerca de 1.000 trabajadores de agencias de viajes, operadores turísticos, servicios de reserva y otros negocios vinculados tenían el contrato suspendido o una jornada reducida, la mitad de todos los afiliados al sector en Galicia. Poco mejoró la situación a lo largo de ese año, que acabó con casi 800 afectados aún. El golpe de la pandemia en la actividad era tan evidente, que la reforma de los ERTE cuando se notaba ya la recuperación económica incorporó un mecanismo propio para las agencias de viajes.

La mitad del personal estuvo en ERTE y la cifra de negocios se hundió un 80% en 2020

Cerraron 27 empresas y 42 establecimientos en la comunidad y se destruyó uno de cada diez empleos. La facturación pasó de casi 285 millones de euros en 2019, su máximo histórico, a menos de 49 millones en 2020 tras un desplome del 83% entre las empresas del sector que depositan sus cuentas en el Registro Mercantil, según la información recopilada por el Instituto Galego de Estatística (IGE), con pérdidas globales de casi 10 millones de euros.

El parón por el inicio de la invasión rusa a Ucrania el pasado 2022 fue, otra vez, “tremendo”, pero corto. “En verano vendimos razonablemente bien y terminamos el año muy bien”, detalla Juan Antonio Rivadulla. En general, la facturación se situó “entre el 90% y el 95%” sobre las cifras históricas de 2019, “con casos de mayor cifra de negocio que antes de la pandemia, pero también agencias por debajo de esos porcentajes, en función de las características de la empresa”. La evolución del empleo confirma el camino de la normalidad en el sector, que acabó el ejercicio con alrededor de 2.000 trabajadores de nuevo, por encima del último diciembre anterior al coronavirus.

“Si no hubiese sido por la guerra –sostiene el líder de Agavi–, hubiéramos superado con creces las ventas de 2019”. El miedo desapareció, los países abrieron las fronteras “y la gente quería un viaje a donde fuera”. “Estamos notando una mayor afluencia de púbico, muy superior a la que había antes de la pandemia, porque mucha gente se dio cuenta del valor que aporta una agencia de viajes”, explica Rivadulla, en referencia a la ayuda en destino que fue tan fundamental para los viajeros atrapados por los confinamientos “y al asesoramiento personal en las alternativas posibles para que puedan tener una experiencia cómoda y placentera”. “Somos los vertebradores de la actividad turística –reivindica–. Los únicos que podemos organizar paquetes turísticos y venderlos. Y ahí seguiremos”.

¿Y la amenaza digital, que tantas veces sirvió para poner fecha de caducidad al sector? “Para nosotros internet es un arma poderosísima que nos ayuda muchísimo en nuestro trabajo”, defiende Juan Antonio Rivadulla. “Tenemos cada vez más clientes –reitera– y nos adaptamos continuamente”.

El fuerte rebote de ventas y empleo relanza las agencias de viaje gallegas  | // CARLOS PARDELLAS

Hugo Iglesias, CEO de Miramar Cruceros. / Carlos Pardellas

“Este enero batimos nuestro récord mensual”

Miramar, la única agencia de Galicia especializada en cruceros, trabaja con 30 navieras y pasó la pandemia

Hugo Iglesias y su socio, Diego Leira, se conocen desde los 6 años. Compartieron pupitre, el sueño de abrir juntos un negocio “y hasta hoy”. Una amistad “inquebrantable” de la que surgió la fructífera alianza a prueba de pandemias al frente de Miramar Cruceros, la única agencia de Galicia especializada en cruceros. “En 2010 trabajaba en la mayor agencia de cruceros de Europa, un nicho que por entonces no estaba nada maduro en España”, narra Iglesias, que convenció a su amigo de aprovechar el vacío en el mercado para cumplir ese deseo de emprender de la mano. La empresa nació en los papeles oficiales en marzo de 2012 y en junio ya estaban vendiendo viajes.

La idea tomó forma en “un local muy modesto” de la Fundación CEL, el vivero de empresas de la patronal de Lugo, habitual en los primeros puestos del ranking de incubadoras de negocios de Funcas. “Me alegro que me preguntes explícitamente por ellos porque, incluso cuando no los nombran, me gusta destacar el paso fundamental que supuso para nosotros, una base muy sólida para comenzar el proyecto”, relata el CEO de Miramar Cruceros. “El que mucho abarca, poco aprieta”, reivindica, ante la decisión de enfocarse en un área de negocio tan especializada desde el principio. “Vi que funcionaba, que había una demanda clara para empezar a trabajar”, asegura, “y creí que lo más conveniente era seguir por la misma línea”.

Pasaron casi 12 años desde el bautizo y la agencia embarcó a unos 75.000 pasajeros. Tiene acuerdos con una treintena de compañías navieras, una plantilla de 24 trabajadores y un nuevo local de 400 metros cuadrados que imita el interior de un barco en plena puerta de entrada de los cruceristas que llegan al Puerto de A Coruña. Mantenerse en pie después de una pandemia que tumbó la interacción social y los desplazamientos tiene mucho mérito, sobre todo si no echas mano de un ERTE.

“Esa decisión me permite entrar en cama con mucha tranquilidad todos los días”, admite Hugo Iglesias. Cuando amainó el temporal, “la cohesión” del personal seguía ahí, algo difícil de conseguir en lugares donde los trabajadores permanecieron en ERTE “un año, dos o dos y medio, como estuvieron compañeros”. “Seguramente en agencias pequeñitas de dos o tres personas mucho más dependiente de la movilidad del cliente hacia el negocio, no hay muchas otras alternativas”, reconoce. Para él, sigue siendo “un motivo de orgullo, mucho más que llevar a la empresa a facturar millones de euros”.

Ahora lanza la venta de experiencias a cruceristas y se alía con la firma El Pulpo

Que los factura. La empresa batió su récord de ventas en 2019: 7,8 millones de euros. En 2022 “nos quedamos muy cerquita” de superarlo, “teniendo en cuenta que casi no pudimos trabajar en enero y febrero”, coincidiendo con la última ola fuerte de COVID-19 hasta ahora y el inicio de la guerra en Ucrania. En este pasado enero del nuevo año, Miramar Cruceros alcanzó su cifra de negocio más alta en un mes tras pasar del millón de euros.

“Creo que cuando en la televisión decidieron cambiar el tema de conversación de la pandemia a la guerra de Ucrania, marcó un punto de inflexión en la gente, que dijo basta”, opina Hugo Iglesias. Viajar volvió a colocarse entre las prioridades de la gente que puede permitírselo, “aunque sea a crédito o privándose de otras cosas”. “Lo escuchamos a muchos de nuestros clientes todos los días, que la vida es una y hay que vivirla –continúa–. Es la mentalidad que impera en la sociedad ahora mismo. Nadie quiere volver a quedarse sin libertad para salir y los sustos que puedan haber, algunos reales y otros no tanto, como la guerra o la inflación, hacen menos mella de lo que históricamente hacían”.

El conocimiento a fondo del producto allanó el crecimiento de Miramar Cruceros. “Cuando tú transmites eso al cliente, hay una diferencia abismal”, asevera Iglesias, convencido de que el agente “con cierto bagaje, trayectoria, experiencia y especialización” aporta “un valor añadido”. Por “puro sentido común”, la empresa participa en el programa Responsabilízate de la Consellería de Promoción do Emprego y apuesta por dar planes de carrera a los trabajadores que entran a través de los convenios con varias facultades. Su estrategia de expansión incluye la venta de experiencias en la ciudad de A Coruña para los 200.000 cruceristas que llegan cada año y una colaboración con la empresa de moda de temática marina El Pulpo.

Marta Galindo, en un viaje en globo con un grupo.

Marta Galindo, en un viaje en globo con un grupo. / Cedida

“Hay clientes que, si hacían un viaje, ahora hacen dos, y el de dos, compra cuatro”

El servicio a empresas y los paquetes de autor mantuvieron a flote a la viguesa Viajes Margali

Una de las trabajadoras de Viajes Margali pasó todo el fin de semana anterior de guardia, pendiente de unos marineros que iban camino de Chile y no les dejaban continuar desde Perú. “Si lo preparas por tus medios, o te que quedas allí o vienes perdiendo el billete. Comprarlo por internet es muy fácil, pero cuando hay un problema, o tienes detrás a gente como nosotros o la mayoría de personas desconoce por dónde empezar”, afirma la propietaria de la agencia, Marta Galindo.

Las malas experiencias que muchos vivieron en aquellas semanas de locura de la primera ola de la pandemia, solos en la otra punta del mundo sin saber qué hacer para volver a casa con las aerolíneas bajo mínimos y los aeropuertos cerrándose, tienen mucho que ver con el regreso a las agencias de viajes. “Sí lo hemos notado”, confirma Galindo, que ironiza con “las tantas veces que se nos ha dado por muertos”.

 ¿Está cambiando el perfil del cliente? La propietaria de la agencia viguesa reconoce que todavía hay gente con miedo al coronavirus. “En el club de viajeros, que es un tipo de viaje que tengo acompañando y recorriendo el mundo con ellos, el target cambió. La edad bajó”, explica. El temor sigue presente en los más mayores, “personas de 70 años, los 60 de antes, que si te pones a caminar con ellos te dejan atrás, pero aún son reacios con esto –subraya–. De hecho, tengo una clienta de ese perfil que me dice que le avise si hago cosas por España, pero salir fuera, de momento, no. Y es gente muy viajada, ¡eh!”.

Detrás del revulsivo en la demanda hay claramente la voluntad de vivir “y sobreponerse a todo esto”. “Vamos con más tiempo, con más planes y a hacer más cosas. Ahora, el que puede y tiene posibilidades, porque estamos en un momento en el que no solo es querer, si antes hacía un viaje, ahora hace dos, y el de dos, hace cuatro, y si antes hacía cuatro, prepara seis”, remarca Galindo, que tiene en cartera varios clientes “que enganchan uno con otro”. “Algo que no me había pasado nunca –reconoce–. Y son los mismos clientes que tenía en 2019”.

La apuesta por segmentos muy especializados como el servicio a empresas o los viajes de autor ayudó a Viajes Margali a capear el temporal. “El primer grupo que saqué tras el comienzo de la pandemia fue el noviembre de 2021. Hasta una semana antes, no habíamos cerrado el cupo. Suelo ir con grupos de 10 y fuimos al final 27. Imagínate mi emoción. Pocos viajes me han emocionado tanto ese a Jordania porque, de repente, veías lo deseosa que estaba la gente de salir”, recuerda. “Me di cuenta de que con ese producto estábamos recolocados en el mercado –explica–. Es lo que ahora más demandan y cada vez más jóvenes”. 

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