Entrevista | Carlos Van Zeller e Silva Consejero ejecutivo de Altri

“Si la intención del proyecto Gama fuese producir solo pasta soluble, no lo haríamos en Galicia”

“No tiene sentido decir que Portugal modificó las normas para adaptarlas a los parámetros de empresas como Altri”

Carlos Van Zeller

Carlos Van Zeller / Ricardo Almeida

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Carlos Van Zeller es ingeniero químico y buena parte de su carrera ha discurrido en la pastera portuguesa Altri, la promotora de la planta de celulosa para fibras textiles y de lyocell en Palas de Rei. En la actualidad es su consejero ejecutivo, pero ha desempeñado otros cargos en la empresa como director industrial y director de operaciones. Buena parte de su formación práctica transcurrió en los países escandinavos, al igual que la de la administradora ejecutiva del grupo, Sofía Jorge. Precisamente, en Estocolmo hace casi una década ya se estudiaban técnicas limpias para producir fibras textiles a partir de abedul o de pino. De hecho, la producción de celulosa en la actualidad crece en la producción de fibras textiles vegetales y en material de embalaje, debido al auge del comercio por internet.

–Como nos indicó en la visita de medios a las plantas de Altri, a principios de abril, la producción de papel tiene un mercado estable, mientras sí crece la del embalaje y fibras textiles. Aún así, uno de los temores sociales por el proyecto de la planta de Palas de Rei es que en ese complejo al final se produzca celulosa para papel. ¿Qué diferencian a una y otra producción? ¿Podría emplearse la misma maquinaria?

–Para producir lyocell (y su materia prima principal, la celulosa soluble) que es un producto con una composición idéntica a la del algodón, con casi un 100% de celulosa, es necesario quitar uno de los grupos constituyentes de la madera, un grupo de azúcares llamados pentosanas. Sin pentosanas no es posible producir la gran mayoría de los papeles.

–Las obras de la planta de Palas duran 33 meses para la línea de celulosa soluble y 3 más para la de lyocell. Días atrás, la responsable de los fondos Recover de la UE, Teresa Fábregas, le indicaba a una comitiva encabezada por la plataforma Por unha Ulloa Viva que la obra tendría que estar ejecutada en agosto de 2026, por lo que no les daría tiempo. ¿El proyecto podría optar a otros fondos al margen de los de descarbonización o de economía circular?

–No es práctica de la empresa comentar temas que están en curso. Lo que podemos decir es que la empresa considera el tema de la financiación un asunto clave para el éxito del Proyecto Gama y los fondos europeos son parte de esa estrategia.

–Ya en el proyecto de captación y vertido, que estuvo expuesto en enero, se indicaba que el volumen máximo de captación serían 46.000 metros cúbicos. Sin embargo, el aluvión de críticas y rechazo político se dio ahora, con la exposición del Estudio de Impacto Ambiental, y tras meses de protestas por parte la plataforma Por unha Ulloa Viva. Ese rechazo político avivó el rechazo social. ¿Cree que hubiera sido diferente si hubiese ganado las elecciones el BNG, y no el PP?

–Quien ganó las elecciones fue el PP, por lo que no tiene sentido comentar escenarios hipotéticos. .

–Esos 46.000 metros cúbicos de captación es la capacidad máxima de diseño, y ustedes aseguran que en Palas se emplearán en torno a 20.000. ¿Contemplan, en un futuro, aumentar la producción y emplear esos 46.000, en un escenario en que nos esperan sequías? ¿O podrían emplearse esos 46.000 metros cúbicos pero a cambio recircular una mayor cantidad de efluente?

–No. La estrategia de Greenfiber es usar la mínima cantidad de agua posible. El valor, después de hecha la ingeniería detallada, estará muy por debajo de los 20.000 m3/día. El valor de diseño de 46.000 m3 se podría exprimir en 30 m3/minuto, que es la capacidad necesaria para llenar la cisterna de la fábrica más rápido. Si pensamos en el valor que tenemos hoy en Biotek, 15 m3/tonelada, esto en Palas equivaldría a 12.000 m3/día. En el futuro, el valor de agua se mantendrá por debajo de los 20.000 m3. Reforzamos que hay un equilibrio hídrico. O sea, el agua captada se devuelve al río, aguas arriba.

–Reconocen que la campaña social para dar a conocer con detalle el proyecto Gama llegó tarde. ¿Es posible cambiar la imagen que tiene la sociedad de una celulosa cubierta de humos y aguas encharcadas?

–Gama es un proyecto único no comparable con otras realidades que tienen 50 años o más.

–Altri recalca que desde que presentó su proyecto, el único cambio fue la producción de lyocell, ya que rebajó las 100.000 toneladas iniciales a las 60.000, atendiendo al mercado internacional. ¿Faltó una mayor difusión del proyecto, o ese papel le correspondía en realidad al gobierno autonómico?

–Como es posible probar, Altri siempre ha mantenido una estrategia de comunicación consistente. Es cierto que la consulta pública del EIA dio otra visibilidad al proyecto, pero la información ya estaba disponible antes.

–Días atrás, en una entrevista el ingeniero agrónomo Xoán Castro me indicaba que Portugal modificó sus normas de aguas y emisiones para adaptarlas a los parámetros de las empresas del grupo Altri. ¿Esto tiene sentido, cuando solo nos lleva a un desastre ambiental y está la UE en última instancia?

–Los límites legales para los parámetros de cualquier actividad son definidos de acuerdo con las normas y leyes ambientales del país y de la UE. Altri no es una excepción y, como cualquier otra empresa en Portugal, está obligada a cumplir esos límites, por lo que eso no tiene ningún sentido.

–Pongámonos en el peor de los escenarios para la planta de Palas de Rei en un futuro: no aumenta el mercado internacional o nacional de lyocell y no es viable pasar de las 60.000 toneladas iniciales a las 200.000. ¿Podría producirse solo pasta soluble para fibras?

–El proyecto ha sido definido para producir fibras textiles. Si la intención fuese producir solo pasta soluble, no produciríamos únicamente 250.000 toneladas al año. Las nuevas plantas en Sudamérica están diseñadas para más de 2 millones de toneladas al año , ni lo haríamos en Galicia.

“El crecimiento del consumo de papel será más bajo”

–Cuando visitamos la fábrica de Celbi, nos indicó que aún no existe la tecnología idónea para el reciclado de ropa, una evidencia si pensamos en los montones de prendas abandonados en el desierto de Atacama, en Chile. ¿Cuándo podría empezar a funcionar la zona de reciclado de ropa que contemplan en Palas de Rei?

–Como todavía no hay tecnología desarrollada para el reciclado, no es posible definir una fecha exacta. Greenfiber continúa trabajando en este tema con muchos recursos y con los mejores proveedores de tecnología.

–¿Generaría más empleos directos a mayores de los 500 que contemplan con el arranque de la factoría?

–Lo cierto es que, como la tecnología aun no está elegida, no es posible hacer una estimación del número de empleados necesario.

–Por último, a medio plazo no se descarta dejar de imprimir billetes en papel, en vista del creciente uso de Bizum o de tarjetas de crédito como medio de pago. La venta de libros en papel también ha cedido paso a la lectura en otros soportes digitales. Cierto que sí precisamos papel para uso sanitarios, doméstico o en hospitales, pero ¿llegará un momento en que la celulosa para papel deje de existir y se reoriente a otras producciones, no solo fibras textiles o acetato, como plantean ya en Altri, sino incluso para alimentos?

–No creemos que el consumo de papel deje de existir, pero sí que su crecimiento será mas bajo.

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