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La pandemia dispara la construcción de viviendas en la costa y concellos medianos

En 2021 salieron al mercado 2.944 inmuebles, máximo en diez años | Las unifamiliares suben un 56% respecto a 2019 | No hubo tanta rehabilitación de fachadas desde 2004

Construcción de viviendas en Chapela, Redondela. Antonio Pinacho

La construcción y el mercado inmobiliario contienen la respiración por las tensiones inflacionistas y la medicina que el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido tomar para curar el mal de los precios. Al ladrillo le afecta mucho el encarecimiento de los materiales y la energía –un 15% en los ocho primeros meses de este año, contando el coste de la mano de obra (4,17%)–, pero también sufrirá las consecuencias para la firma de hipotecas de las subidas intensas de los tipos de interés, que probablemente no aliviarán ni los cuellos de botella en algunos productos esenciales en las obras, ni el peso de la factura eléctrica. El gobernador del Banco de España avanzó hace escasamente un mes un cambio de tendencia en el sector por “el actual contexto macrofinanciero muy complejo”.

Había “cierta exuberancia”, en palabras de Pablo Hernández de Cos, alrededor del valor de los inmuebles, más contenido desde el verano en paralelo al freno también de las cifras de compraventas. Aún así, las operaciones “han seguido mostrando una notable fortaleza”, según destaca el Informe de Estabilidad Financiera de otoño del organismo, que descarta la existencia de una burbuja o un precipicio parecido al de 2008 en la actividad en caso de que se produjera una recesión en 2023 y 2024.

Las señales de alerta ya se encendieron a inicios de 2020 con la llegada de la pandemia. Después de una larga travesía en el desierto, el sector mostraba claros síntomas de recuperación sin los excesos y los desequilibrios de etapas de bonanza pasadas. No solo no se cumplieron los peores augurios. La crisis del COVID-19 se convirtió en una oportunidad para el ladrillo por el ahorro acumulado en el confinamiento, el blindaje de las rentas familiares gracias a las prestaciones públicas y el redescubrimiento de la importancia del confort en las casas. A pesar del parón de la primera ola, en 2020 se levantaron 2.878 viviendas nuevas en Galicia tras un incremento del 30% respecto a 2019; y el pasado 2021, según el balance que acaba de publicar el Instituto Galego de Estatística (IGE), fueron 2.944, la mayor cantidad desde 2011.

Vigo y A Coruña, las dos urbes más pobladas, lideran la construcción de inmuebles nuevos: 452 y 277, respectivamente. En el caso de la ciudad olívica, se finalizaron 79 viviendas menos que en el ejercicio precedente, pero un 347% por encima de los niveles prepandemia (101 en 2019), una vez solucionados los problemas con el plan xeral.

En Pontevedra se hicieron 150, un 47% más que en 2019; en Santiago descendieron un 37% (129) y un 12,5% en Ourense (63). Las siete ciudades concentraron el 36% de toda la vivienda nueva de la comunidad en 2021, frente al 41% de 2020, el 39% de 2019 y el 47% de 2018. Es el otro “efecto pandemia” en el mercado inmobiliario. Concellos medianos y, sobre todo, costeros ganan protagonismo en la demanda y los promotores exprimen el nicho de las segundas residencias o la fuga a entornos más tranquilos.

Las siete ciudades concentraron el 36% de las viviendas nuevas de 2021

En Oleiros, por ejemplo, salieron al mercado más viviendas que en Pontevedra o Santiago: 159. Sanxenxo supera a Ourense con 108, lo que supone multiplicar por cuatro la cifra de 2019 (26). El mismo incremento se registró en Ames (61 viviendas nuevas). En Ribadeo se multiplicaron por seis (59); un 128% aumentaron en Carballo (57); un 256% en Tui (57); el 130% en Ponteareas (46); o un 34% en Cangas (39). Sada (34) y Brión (32) acumulan un alza del 79% y el 166% sobre 2019; un 68% en O Grove (32 inmuebles); y el 50% en Moaña (30).

Importa el lugar y también las condiciones de habitabilidad. Se construyeron 1.652 viviendas unifamiliares en Galicia, un 33% más que en 2020 (1.243) y un 56% por encima de 2019 (1.243); y las obras de rehabilitación crecieron un 11%, hasta las 1.754, de las que 619 fueron en fachadas, en máximos desde 2004. Las de ampliación pasaron de 270 en 2020 a 400 el año pasado.

Galicia registra el mayor incremento de la superficie en almacenes de los últimos 12 años

La edificación no residencial sí pisó el freno el pasado año en Galicia. El número de inmuebles dedicados a otras funciones que no son viviendas bajó un 21%, hasta los 474, y la superficie construida se situó en 470.260 metros cuadrados, un 7,9% menos que en 2020. Pero la evolución es muy desigual en función de la actividad.

La gran caída está en explotaciones agrarias o pesqueras (102), que reducen sus nuevas construcciones un 65%. También se contraen un 30% los inmuebles dedicados a servicios comerciales (16). Todo lo contrario a lo sucedido en los almacenes. El bum de la logística y el ecommerce elevó un 31% las obras (231) y un 58% la superficie: 127.400 metros cuadrados, el mayor incremento de los últimos 12 años. La industria ganó 93 edificios con un total de 187.000 metros cuadrados, un 42% más que en 2020. 

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