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Valentín Paz-Andrade: un emprendedor con Galicia como tarea

“Un incansable promotor de las capacidades económicas de un país rico en recursos, mal administrado, poco conocedor de sus potencialidades”

Valentín Paz-Andrade FDV

Al capítulo, con permiso de Ramón Villares, le iba como un guante un título alternativo, “La Galicia emprendedora”, pues tanto el nombre señero del abogado pontevedrés como el genérico de un país y una actitud actúan casi como sinónimos de un tiempo, el del siglo XX. En él se entrelazan los ejemplos de entregas personales y de proyectos colectivos con capacidad para transformar las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales de Galicia en su conjunto, con el negro telón de fondo de la guerra civil española, el exilio, la represión y censura o las distintas oleadas de la emigración, entre otros muchos factores de un mundo en rápida transformación.

El capítulo anterior, el dedicado a nuestros ilustrados de la segunda mitad del siglo XVIII e inicios del XIX, de Feijóo a Labrada, nos dejaba en una Galicia diagnosticada en sus males, aleccionada con respecto a algunas de sus soluciones, pero carente de los impulsos políticos y económicos capaces de propiciar los cambios necesarios. La propiedad de la tierra y el régimen de rentas derivado de los foros, la necesidad de incrementar los rendimientos netos agrícolas para atender a una población creciente, el surgimiento de una clase burguesa que dirigiera sus capitales a los sectores económicos emergentes y la articulación del país con las vías de comunicación precisas para facilitar las conexiones internas y con el resto de la península, eran algunos de los retos con que Galicia se internaba en el siglo XIX, el siglo liberal.

García Lombardero ha señalado, como elementos significativos en la transición de la economía gallega entre el siglo XIX y el XX, la lenta pero progresiva modernización del sector agrario, la desintegración del sistema foral, el establecimiento de un sector industrial localizado, en referencia a la conserva de pescado, y la mercantilización de la función ganadera. La emigración será también el fenómeno sociológico que impactará de lleno en la demografía y en la percepción social de un país con dificultades para adecuar sus estructuras productivas a las nuevas demandas de una creciente población y un mercado más amplio y mejor conectado.

“Sus trabajos vuelven a unir la perspectiva reformadora con la identidad cultural”

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A partir de 1842 la ganadería adquiere una importancia capital en las rentas agrarias. La exportación de carne a Inglaterra se mantendrá durante el resto del siglo y ya en el XX, con el ferrocarril, se darán las condiciones para el abastecimiento del incipiente desarrollo del mercado español. La industria de la transformación y conservación de los productos derivados de la pesca seguirá poco después un camino similar de modernización al amparo de la ampliación de los mercados mundiales. Será tal el éxito que en 1905 las 82 fábricas de conservas existentes en Galicia producían el 40% de las exportaciones españolas de alimentos.

De los fomentadores catalanes y las primeras manufacturas de salazón al desarrollo de la industria conservera, que tiene su modelo tecnológico en las factorías bretonas, apenas ha pasado poco más de medio siglo. La conserva de pescado se convierte, en la transición del siglo XIX al XX, en el único sector industrial que se desarrolla y consolida en Galicia, habiendo separado en muchos casos, la actividad propiamente pesquera de los procesos de transformación.

En 1898 nace, en Pontevedra, Valentín Paz-Andrade. Los años universitarios en Santiago de Compostela, mientras cursa los estudios de Derecho, le pondrán en contacto con el galleguismo de la mano de Castelao. La edición de periódicos, la redacción de artículos, el ejercicio de la abogacía ya en Vigo a finales de los años veinte, el compromiso político con el grupo Nós y los trabajos por el Estatuto de Autonomía, ocuparán los años previos al estallido de la guerra civil. Tras sucesivas detenciones y destierros, Paz-Andrade retoma hacia finales de 1939 los trabajos en su bufete vigués, dando asesoramiento jurídico a la Sociedad de Armadores de Bouzas y dirigiendo (1942) la revista Industrias Pesqueras, de notable influencia en el sector y en el devenir profesional del propio Paz-Andrade. En 1950 y gracias al interés de Osorio-Tafall, exiliado en México y empleado de la FAO como Director regional de Pesca para América Latina, Paz-Andrade tiene la oportunidad de conocer de primera mano las potencialidades pesqueras y la infraestructura portuaria de la región, conocimientos y perspectivas que serán de suma importancia en la configuración intelectual y profesional de su inmediato futuro. La década de los cincuenta se convertirá en un tiempo de aprendizaje, investigación, docencia y maduración de ideas alrededor de la pesca, que encontrará su crisol en la fundación de Pescanova en 1960, de la cual será nombrado vicepresidente.

Ni el mundo de los recursos pesqueros, ni la empresa, ni sus actividades como abogado y editor o promotor de diversas iniciativas culturales desviarán a Paz-Andrade de su compromiso primordial con Galicia y, en particular, de su papel como pionero moderno en entender y explicar “as claves da economía galega e deseñar as pontes cara ao seu futuro”, en palabras introductorias de Ramón Villares a la nueva edición (2012) de Galicia como tarea (Buenos Aires, 1959). Valentín Paz-Andrade es, en esta altura de finales de la década de los cincuenta, y lo será hasta el final de su tiempo (Vigo, 1987), un incansable promotor de las capacidades económicas de Galicia, un país rico en recursos, mal administrado, poco conocedor de sus potencialidades. El libro conectará tres ejes de reflexión: la importancia de contar con una población cuantitativamente relevante -“la población constituye un tronco de dos grandes ramas. Con una crea la oferta y con otra la demanda”-, a ser posible concentrada en algún punto del litoral y, en consecuencia, con capacidad para movilizar toda la región; la explotación de los recursos naturales del país y en particular de la energía hidroeléctrica encerrada en sus cursos fluviales con que alimentar un poderoso proceso industrializador y, todo ello, inmerso en un concepto dinámico de la cultura, de la cultura gallega, inseparable del concepto de comunidad.

Paz-Andrade no dejará ya de volcar estas tesis en decenas de artículos en la prensa gallega y las revistas económicas españolas que empiezan a dedicar creciente espacio al desarrollo regional. El biólogo marino Uxío Labarta escribirá que el atractivo del pensamiento económico de Valentín Paz-Andrade está “en la reivindicación de las potencialidades de Galicia”, y esta perspectiva vindicativa, tenaz y orgullosa será también el estimulante ejemplo de quien llenó con su esfuerzo y ejemplo el vacío de un árido desierto en nuestro pensamiento económico, haciéndolo compatible con el incesante ejercicio del emprendedor de múltiples iniciativas trascendentales para el país en su conjunto.

Valentín Paz Andrade y Uxío Labarta en los años 70. FDV

Sostiene Villares que la reiterada presencia de Paz-Andrade en América permitiría a este “el conocimiento de los economistas nórdicos (Myrdal) destacados allí en investigaciones pesqueras, y de la CEPAL (Raúl Prebisch, Celso Furtado) y sus tesis de la industrialización periférica con apoyo estatal”. Sin negar esta influencia, que el mismo Villares reconoce como “non explícita”, aunque esté bien presente en La marginación de Galicia (1970), habría que sugerir la influencia, más natural y cercana, de los economistas “desarrollistas” españoles, caso de Joan Sardá-Dexeus, Enrique Fuentes Quintana, Juan Velarde o Fabián Estapé, autores del Plan de Estabilización de 1959, con alguno de los cuales existe correspondencia cruzada y colaboración en diversas publicaciones especializadas, caso de Información Comercial Española, que Paz-Andrade manejaba y donde dio a la luz algunos de sus trabajos sobre economía regional.

Paz-Andrade devuelve, con un enorme y meritorio esfuerzo intelectual, la reflexión económica a los asuntos específicos de Galicia y llenará un vacío hasta el ya inmediato surgimiento de las primeras promociones universitarias de economistas e historiadores de la economía gallegos. Los trabajos de Paz-Andrade vuelven a unir la perspectiva reformadora con la identidad cultural en un doble vínculo unificador y reforzador de voluntades y tareas. Sobre la estructura económica de Galicia introducen una serie de magnitudes de la ciencia económica –de los aspectos demográficos a la producción de bienes y servicios o el ahorro y su reinversión en el propio territorio–, sin los cuales sería imposible acotar los parámetros de nuestra realidad y trazar las líneas maestras de su futuro. Un emprendedor con Galicia como tarea.

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