Jaque a los proveedores gallegos del motor por las materias primas y los chips

Cientos de vehículos en la terminal de Bouzas antes de su embarque.

Cientos de vehículos en la terminal de Bouzas antes de su embarque. / Marta G. Brea

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Ente la espada y la pared. Los proveedores gallegos de la automoción viven una situación de crisis prácticamente sin precedentes. La escasez de materias primeras, que está afectando a prácticamente todos los sectores, y la de los microchips, componente esencial para la fabricación de los vehículos, está asfixiando a la industria, en especial a aquellos que se encuentran en el medio asumiendo sobrecostes que cifran en hasta un 40% que no pueden repercutir sobre las marcas y los proveedores de primer nivel, los Tier 1.

La industria de componentes asume sobrecostes de hasta el 40% que no pueden repercutir sobre las marcas, que sí han subido precios | “Somos los que más sufrimos”, lamentan

“Es la mayor crisis que he vivido en mis veinte años en el sector”, lamenta uno de los directivos consultados por este periódico, que señala que se trata de un “problema estructural” cuya fecha de caducidad es imposible de definir en estos momentos.

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La pandemia de COVID provocó una parada total en el sector en España, que poco a poco recuperó el pulso y retomó la actividad industrial. Sin embargo, lo que sucedió meses después de aquel cerrojazo no se podía prever: los semiconductores, componente vital para la parte electrónica de los vehículos, comenzaron a escasear en todo el mundo por la abundante demanda para la fabricación de otros equipos como móviles, tablets, ordenadores o videoconsolas, muy demandados con los confinamientos.

Con esta crisis provocando paradas en las fábricas de prácticamente todos los productores del mundo (como sucedió y sucede en Stellantis Vigo), con el paso de las semanas comenzó otra.

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Materias primas como el acero, los plásticos o el aluminio (con el precio disparado) empezaron a escasear, lo que se sumó también a los problemas en el transporte marítimo internacional por la falta de contenedores o el subidón en el precio de la energía (electricidad y gas), crítico.

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Y es que la industria de componentes está en tierra de nadie, sufriendo el alza de costes como el resto y teniendo que “comerse” los aumentos de precios de sus proveedores a la vez que tiene prácticamente imposible impactar estas alzas en sus clientes. “Los Tier 1 son monstruos, multinacionales enormes con mucha capacidad para absorber este tipo de impactos y con contratos a largo plazo; la capacidad de sufrimiento que tienen es distinta”, apunta otro directivo del área de Vigo.

Los fabricantes, que también se encuentran sumidos en la asfixia que acusa el sector de la automoción, sí tienen más margen de maniobra a través de un incremento en los precios de sus vehículos. “Nosotros somos los que sufrimos más al estar entre la espada y la pared”, apunta el directivo de un proveedor Tier 2 olívico.

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