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La crisis de los microchips: lo peor está por venir

Vehículos de Stellantis-Vigo listos para su embarque en la terminal de transbordadores de Bouzas. | MARTA G. BREA

Pasó antes del estallido de la crisis en el sector de la automoción de Vigo y su área y todo apunta a que volverá a producirse en las próximas semanas. Lo peor de la escasez global de microchips está por llegar. Stellantis-Vigo enciende todas las alarmas ante la evolución de las tensiones logísticas en torno a los semiconductores, cuya falta está llevando a la factoría a la peor semana desde que el suministro mundial sufrió un colapso ante la fuerte demanda de otros aparatos electrónicos. Ayer la dirección comunicó nuevos paros para este sábado y la amenaza de perder semanas enteras de producción sobrevuela la planta, sobre todo después de conocer que la fábrica de Madrid estará paralizada durante cinco días y, si la situación no mejora, podría llegar hasta las 15 jornadas.

La escasez se disparó por el consumo de otros productos electrónicos como móviles o tablets

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Stellantis sigue haciendo todo lo posible para provisionarse de los microchips, un componente cuya demanda se disparó con la pandemia de COVID ante los confinamientos, ya que además de servir para los vehículos estos pequeños sistemas forman parte de móviles, tablets o videoconsolas (significativo fue el caso de la nueva PlayStation 5), muy demandados durante el pasado año.

Sin embargo, todos los esfuerzos están resultando insuficientes. La dirección de Balaídos informó a la plantilla que también se suspende la jornada del cuarto turno en ambos sistemas para hoy y que la previsión es reiniciar la producción mañana, aunque no hay seguridad de ello. Todo ello después de haber realizado paros forzados durante todos los días desde el lunes en una semana negra.

Mientras, los sindicatos miran con preocupación lo que sucede en otras plantas del grupo. Al comienzo de esta crisis, la de Vigo fue de las últimas en sufrir la escasez, conscientes también en el grupo de que Balaídos alberga la producción de superventas como las furgonetas del proyecto K9 y, recientemente, el Peugeot 2008. Pero las tensiones en el suministro del componente avanzan y se dejan notar con fuerza en factorías como la de Villaverde (Madrid), la plantilla fue informada de que la próxima semana no habrá producción en ninguno de los dos turnos y la siguiente se prevé que tampoco. Aunque no parará ahí la cosa: para la próxima, del 31 de mayo al 4 de junio, también hay un riesgo serio de seguir sufriendo desabastecimiento. En total, una amenaza de 15 días sin trabajo.

Inversiones multimillonarias

La escasez que está poniendo en jaque a la automoción de medio mundo ha provocado también que las tecnológicas se pongan las pilas. Esta semana el gigante surcoreano Samsung Electronics anunció que invertirá unos 171 billones de wones (unos 125.000 millones de euros al cambio actual) hasta 2030 en su negocio de chips lógicos y de fabricación de semiconductores, ampliando así su previsión de 2019.

Presentación del plan estratégico de Corea para la producción de microchips. DPA vía Europa Press

El anuncio de Samsung llegó el mismo día en que el Gobierno surcoreano anunció un programa de incentivos y subsidios a fabricantes de chips nacionales para hacer inversiones de capital por un valor combinado de 510 billones de wones (unos 372.000 millones de euros) también hasta final de década.

La también surcoreana SK hynix, segundo mayor fabricante de este componente tras Samsung, medita duplicar su capacidad de fundición para circuitos integrados mediante nuevas instalaciones y posibles fusiones y adquisiciones, mientras que Intel, otro gigante en este caso norteamericano, anunció una inversión de 3.500 millones de dólares (unos 2.880 millones de euros) en su planta en el estado de Nuevo México.

Intel, Samsung o TSMC planean inversiones multimillonarias

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Y por otro lado está Taiwan Semiconductor Manufacturing, TSMC, otra compañía de referencia que nutre al sector de la automoción que ya anunció una nueva factoría en Arizona y que planea invertir “decenas de miles de millones de dólares más” en otras fábricas en EE UU, según adelantó ayer Reuters, y en su planta de Nanjing (China, con unos 2.300 millones de euros).

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