Un cambio de modelo laboral ha irrumpido con la pandemia. El teletrabajo, que ganaba presencia especialmente en los países del norte de Europa, llegó para pensar una nueva relación entre empresas y empleados. En paralelo, el mercado inmobiliario de las oficinas ha experimentado un desplome. Todos ellos, factores que han estimulado un giro: las oficinas podrían ser los nuevos hogares.
Han repuntado en torno a un 10% las solicitudes de cambio de uso de oficinas a viviendas, según apuntan diversas fuentes inmobiliarias. “Están más baratas y no hay quien alquile estos espacios para uso empresarial”, justifica Estefanía Loureiro, gerente de la inmobiliaria Grupo Galo. Lo cierto es que la pandemia asestó un golpe a este mercado y, en el segundo trimestre de 2020, entre el 15% y el 18% de las oficinas en Galicia estaban vacías. “A lo largo de este primer cuatrimestre del 2021 se ha vuelto al trabajo presencial, ahora sólo suponen entre un 5% y un 8%”, apunta Benito Iglesias, presidente de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein).
“Las oficinas están baratas y no hay quien alquile estos espacios para uso empresarial”
Entre los interesados en transformar las oficinas en viviendas están los propios dueños, que buscan obtener un rendimiento de esa propiedad. Aunque también tiene especial peso el inversor particular, indica Loureiro. El bajo coste de estos espacios, deprimidos por el escenario que dejó el coronavirus, y el pujante mercado del alquiler de la vivienda crean las condiciones idóneas. “Si compran una oficina por unos 40.000 euros, la reforman por 20.000 y la sacan al mercado del alquiler obtienen rentabilidades que superan el 10%”, indica Loureiro. La gerente del Grupo Galo subraya que tal tendencia viene marcándose desde 2017, aunque se ha agudizado con la pandemia. “Así puedes tener una vivienda, que no es tan cara como las que hay en el mercado. Se haría más, si la ley ayudase”, complementa Paloma Regueira, gerente de Intervivienda.
Contribuye a esta situación el cambio de normativas de los ayuntamientos sobre viviendas turísticas, que apuntan que deben ubicarse en entreplantas y entresuelos. Todo ello ha propiciado la entrada en el juego de compañías que buscan espacios para dedicar a la explotación turística, analiza Carlos Debasa, presidente de la Asociación Gallega de Inmobiliarias (Agalín).
Para transformar una oficina en vivienda hace falta realizar un cambio de licencia en el departamento de Urbanismo del concello para conseguir la cédula de habitabilidad. “Nos topamos con la dificultad urbanística para convertir una oficina en vivienda con todas las garantías legales. Un escollo muy importante son las cuestiones de habitabilidad”, recuerda María Jesús Gil, directora de Engel&Völkers Galicia Sur. Y es que es necesario elaborar un proyecto, según establece la Ley del Hábitat de Galicia, que contemple que todas las habitaciones tengan ventilación e iluminación natural, que las ventanas estén al menos 1,8 metros sobre la calle, la altura del techo ha de ser al menos de 2,50 metros. A lo que se suman los condicionantes particulares del plan urbanístico del ayuntamiento, en el caso de Vigo, que disponga de plaza de garaje en el edificio.
