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Oriente Medio, África y Australia endulzan su pandemia con sabor a Galicia

La factoría de Nestlé, bañada por el río Ulla. M.M.

 En plena pandemia global y entre tanta noticia negativa relacionada con los contagios por coronavirus, siempre conviene hacer un hueco para la esperanza y es bueno insistir en la necesidad de disfrutar de cada momento de la forma más dulce posible. 

De ahí la necesidad de resaltar, por ejemplo, que la leche de Galicia sirve para endulzar la vida a numerosos países europeos, Oriente Medio, Australia y el norte de África.

Al menos la leche condensada que se fabrica en la factoría de la multinacional láctea Nestlé en Pontecesures. Prueba de ello es que esta nave exporta a tales destinos el 70% de su producción. Y se ve que los consumidores han querido endulzar sus momentos de confinamiento, ya que el año pasado la producción de esta nave situada a orillas del río Ulla y abastecida por granjas situadas en comarcas como Caldas, O Sar y Santiago creció un 17% respecto al ejercicio precedente. 

Instalaciones de Nestlé en Pontecesures. Iñaki Abella

La mejora de las instalaciones permitió producir 60.000 toneladas

Fueron 60.000 las toneladas de leche condensada elaboradas en esta centenaria fábrica pontecesureña.

La misma que a lo largo del pasado ejercicio no solo desafió a la pandemia incrementando su capacidad exportadora, sino también potenciando sus instalaciones de manera notable.

Imagen de archivo de la producción de leche condensada. Iñaki Abella

Por ejemplo, con la puesta en marcha de dos nuevas líneas de llenado que, como se explicó en su momento, requirieron de una inversión cercana a los dos millones de euros.

Las dos nuevas líneas de envasado incorporadas a la planta 

Nestlé hace hincapié en la inversión realizada el año pasado para mejorar su capacidad de producción. Fueron, exactamente, 1,9 millones de euros destinados a la puesta en funcionamiento de dos nuevas líneas de llenado.

Una de ellas, dotada de “una tecnología que proporciona una mayor precisión y permite aumentar la vida útil del producto”, se emplea en la fabricación de leche condensada destinada a “grandes formatos” y/o clientes industriales, ya que permite el envasado en recipientes de entre 2,5 y mil litros, pasando por los de 5 y 25.

La segunda línea de llenado se centra en los envases de un kilo y 740 gramos, en este caso caracterizándose “por su velocidad y precisión, así como por el ahorro de energía y mantenimiento”.   

Supera los doscientos trabajadores, tras contratar treinta más el año pasado

Pero eso no es todo, sino que, a pesar de la crisis sanitaria y económica, y cuando muchas empresas cierran sus puertas, el incremento de la demanda y la producción ha hecho que Nestlé Pontecesures contratara durante el pasado ejercicio a una treintena de trabajadores más, situándose su plantilla media por encima de los doscientos operarios.

Imagen de archivo de la centenaria fábrica, en sus orígenes.

En resumen, que, con una decena de factorías repartidas por el país, Nestlé España vuelve a cobrar protagonismo gracias al trabajo que se lleva a cabo en la de Pontecesures, la única centrada en una marca tan entrañable y conocida como La Lechera.

Casi un siglo de actividad

La centenaria fábrica de Nestlé Pontecesures lleva más de ochenta años produciendo leche condensada. Se trata de una de las factorías más veteranas de la compañía en España, ya que, cabe recordar, fue inaugurada en 1939.

Exactamente, fue el 16 de agosto de aquel año cuando salió al mercado desde la villa pontecesureña el primer bote de leche condensada.

Aunque la nave tiene su origen en la constitución de (Industria Lechera Peninsular S.A. (Ilepsa), la empresa propiedad de Nestlé que se fundó el 1 de febrero de 1938.

Desde 1983, la de Pontecesures es la única fábrica del grupo en España dedicada a la fabricación de leche condensada; al igual que es, desde 2012, la única de Nestlé en la zona EMENA (Europa, Oriente Medio y Norte de África) que se dedica a la producción de este producto.

Producen un nuevo artículo, idóneo para veganos

Y también la misma, por qué no decirlo, en la que, atendiendo a las nuevas tendencias de consumo a nivel mundial, se fabrican también alternativas vegetales como La Lechera Veggie.

Uno de los antiguos anuncios de La Lechera.

Este artículo en concreto se lanzó el año pasado, por lo que también puede entenderse como un síntoma de fortaleza ante la adversidad de una pandemia global.

Se trata de “una alternativa vegetal a la leche condensada” que se produce a base de avena, arroz y azúcar, por lo que está especialmente ideada “para que los consumidores veganos, vegetarianos y flexitarianos puedan seguir disfrutando de postres caseros, manteniendo el sabor y la textura de siempre”, recalcan en Nestlé. 

Más de 2.000 millones de euros anuales y 3.940 empleados

La de Pontecesures es una fábrica de referencia para Nestlé España, cuya producción comenzó en La Penilla de Cayón (Cantabria) en 1905. 

Actualmente, la compañía láctea dispone de una decena de centros de producción distribuidos en cinco comunidades autónomas, entre ellos el gallego de Pontecesures. 

Al hablar de Nestlé España, que destina a la exportación el 57 % de su producción nacional, hay que recordar que forma parte de una compañía multinacional presente en 187 países de todo el mundo y da empleo a 291.000 trabajadores.

Su facturación en territorio español es de 2.050 millones de euros, con una plantilla media de 3.940 personas en 2020.

Esto le permite “liderar el mercado alimentario español con una amplia gama de productos, como alimentos infantiles, lácteos, chocolates, cafés y bebidas a base de cereales, culinarios, cereales para el desayuno, aguas minerales, especialidades de nutrición clínica y alimentos para mascotas”, resalta la compañía.

Nestlé presume de la materia prima que emplea.

Las razones del crecimiento

Desde su sede central, en Cataluña, confirman tales extremos y este buen momento de la factoría ribereña.

Lo explican diciendo que el crecimiento experimentado se ha visto beneficiado por “la apertura de nuevos mercados, como Australia”.

Pero también por la creciente demanda experimentada tanto en España “como en otros destinos habituales de Oriente Medio y Europa”.

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