El control de Itínere, la sociedad que tiene bajo su brazo la gestión de Audasa, concesionaria de la principal autopista de Galicia, dependía de lo que hiciera Sacyr con su 15,5% del capital. Había dos accionistas en lucha para hacerse con las riendas de la sociedad, que tiene en el cobro de peajes en la AP-9 más de la mitad de todo su beneficio. Por un lado, Globalvia, que suma el 40% de las acciones tras las recientes compras de sus paquetes a Abanca y Kutxabank. Aspiraba a hacerse también con los títulos del grupo de servicios presidido por Manuel Manrique y, de hecho, los tiene reclamados en la Junta Arbitral. Pero Sacyr acaba de anunciar la venta de la fundamental participación al otro de los oponentes, a Corsair y su aliado el fondo holandés APG, por 202 millones de euros.

Corsair y APG, a través de Itínere Investco, controlaban ya algo más del 44% del capital de la compañía de concesiones, que también gestiona la AG-53 entre Puxeiros y Val Miñor y la AG-55 de A Coruña a Carballo, entre otras vías. Ahora alcanza el 60%, frente al 40% que controla Globalvia, que podría reclamar hasta 100 millones de euros a Sacyr por un supuesto incumplimiento del acuerdo de venta entre ambas partes en junio de 2018. El pacto acabó en los tribunales, que el pasado mes de septiembre paralizaron la operación.