Por si quedaba alguna duda de que la suculenta AP-9 es la joya de la corona del negocio de Itínere, su principal accionista, Corsair, y el fondo holandés APG ilustraban ayer el anuncio de su duro contraataque en la guerra por el control de la compañía con una amplia fotografía de la autopista gallega. Juntos acaban de garantizarse el 59,2% del capital de la firma que también explota la AG-57 entre Puxeiros y Val Miñor y la AG-55 de A Coruña a Carballo, además del 18,3% de la AP-53, controlada por otra importante sociedad referencia del sector, Globalvia. Y la batalla es precisamente con ella. Globalvia llegó a un acuerdo el pasado julio para hacerse con las participaciones en Itínere de Abanca (23,81%), Kutxabank (16,3%) y Sacyr (15,5%) y convertirse así con el 55,6% en el máximo accionista. Pero Corsair ha decidido ejercer el derecho de tanteo como principal socio que es de Itínere -amasa el 37,9%- y deja en papel mojado el acuerdo de su competidora, a la espera de que esta pueda acudir a los tribunales.

El porcentaje supuestamente blindado por Corsair y APG alcanza un valor de 770 millones de euros, con una valoración del 100% de Itínere en 1.300 millones de euros, según el comunicado publicado por ambos grupos de fondos. Los acuerdos con los socios que han accedido al tanteo se firmaron ayer, justo el último día del plazo.

Pero, ¿quién ha vendido? Corsair y APG solo hablan de "ciertos accionistas minoritarios" y de que ahora intentarán "facilitar una solución para los accionistas minoritarios restantes". Con cerca de un 38% del capital en sus manos, la alianza de fondos ha sumado a su paquete un 21,3% más de capital para llegar a ese 59,2% anunciado. Liberbank se posicionó claramente a su favor y, de hecho, ni siquiera participó en las negociaciones con Globalvia. La entidad asturiana cuenta con un 5,8%. Falta un 15,5% para el total, el mismo porcentaje del que dispone Sacyr, curiosamente el accionista que más se movió en el pacto con Globalvia. Sin embargo, el grupo de construcción y servicios presidido por Manuel Manrique negó ayer, según la agencia Europa Press, que fueran ellos los vendedores.

El resto de entidades, incluida Abanca, guardan de momento silencio. Todas llevan tiempo mostrando su clara vocación de salir del accionariado y con el derecho de tanteo no perderían dinero. El banco gallego se embolsaría alrededor de 310 millones de euros. Pero lo que sí podría estar en juego es una multa millonaria que, según fuentes conocedoras de la situación de Itínere, se incluyó en una de las cláusulas del acuerdo con Globalvia: 100 millones de euros de penalización en caso de ruptura del pacto de compraventa.

"Estamos continuamente buscando inversiones de infraestructuras atractivas en toda Europa que nos ayuden a obtener rendimientos estables y de largo plazo para nuestros clientes de fondos de pensiones y sus participantes", valoraba Ron Boots, director de Infraestructura Europea en APG, a lo que Hari Rajan, director de Corsair Infraestructure Partners añade la "nueva fase de evolución de Itínere" . "Una compañía única con una red de carreteras muy atractivas", añade.

Ahora se abre un periodo de 15 días para asegurar la operación o para que el consejo, dominado por Corsair, pueda buscar otro comprador. Aunque el telón de fondo más llamativo aquí es el proceso de arbitraje abierto por Abanca, Kutxabank y Sacyr contra Corsair por el supuesto bloqueo a su salida de la compañía.

Itínere saca brillo a su caja gracias a la Autopista del Atlántico. De los 274,6 millones de euros de la cifra de negocio de 2017, según sus cuentas anuales, la principal vía de pago de Galicia aportó el 51%, casi 141 millones de euros. La concesionaria se frota las manos con la nueva subida del 2% que ultima en los peajes para compensar su inversión en la ampliación de Rande.