Altri, dispuesta a sudar la camiseta... de lyocell

La firma lusa reitera que la clase política conocía su proyecto desde 2021 | Lidia con un rechazo social creciente, mientras que a nivel mundial es la sexta de su sector en parámetros ambientales

José Pina, el CEO de Altri, junto a técnicos de Quinta do Furadouro, los regidores de Palas y de Monterroso y el teniente de alcalde de Antas de Ulla.

José Pina, el CEO de Altri, junto a técnicos de Quinta do Furadouro, los regidores de Palas y de Monterroso y el teniente de alcalde de Antas de Ulla. / S.S.

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Del mismo modo que no queremos centrales nucleares por miedo a un escenario apocalíptico si surge un accidente, cuando pensamos en una celulosa lo primero que se nos viene a la mente son aguas contaminadas, malos olores que pueden llegar a concellos vecinos y una pérdida irreparable de la biodiversidad y de cualquier otra actividad ligada al campo. Pero resulta que las centrales nucleares, que pasan por ser las más seguras del mundo, no liberan ni gases tóxicos ni emisiones contaminantes, y las celulosas invierten en mejoras tecnológicas que permiten reducir al máximo ese impacto ambiental, más que nada porque la normativa también es cada vez más rigurosa, y más en los ríos que en el mar.

Por ello, y debido también a una falta de comunicación y de difusión de su proyecto antes de su exposición pública, Altri, la promotora de la planta para fibras textiles en Palas de Rei, está sobrepasada por el rechazo social que genera el proyecto. En cuanto al rechazo político, por cierto, no se dio cuando estuvo expuesto el Estudio de Impacto Ambiental de la captación de aguas, a principios de este año, quizá porque coincidió con la campaña de las elecciones a la Xunta. Es más, ni hubo posturas ni a favor ni en contra en los mítines.

Y hablo de la clase política porque “nuestra credibilidad es importante. No queremos que los actores políticos pongan en riesgo el proyecto. El mayor riesgo que tenemos es el de la reputación”. Son palabras del CEO de Altri, José Pina, durante la visita que días atrás realizamos a dos de tres plantas de la empresa en Portugal tres periodistas de otros tantos diarios y los alcaldes de Palas de Rei, Pablo Taboada, de Monterroso, Eloy Pérez, y el teniente de alcalde de Antas de Ulla, José Manuel Quinta. Los regidores de Santiso, Agolada y Melide declinaron la invitación. Pina dejó claro que los políticos conocían este proyecto para fabricar celulosa soluble para fibras textiles desde 2021, y que lo único que mudó es la financiación: puede acercarse a los 1.000 millones de euros, en lugar de los 850 iniciales. Y así es: dentro del programa Impulsa de la Xunta para agilizar iniciativas empresariales tractoras, el proyecto escogido para la gestión sostenible de bosques es el del grupo luso.

Planta de Biotek en la localidad de Vila Velha de Ródão.

Planta de Biotek en la localidad de Vila Velha de Ródão. / FdV

Un vertido que no llegó a demostrarse

La otra cuestión por la que Altri se sorprende del rechazo en Galicia (sería su primera planta en España) es porque su actividad está integrada plenamente en la sociedad portuguesa. En Vila Velha do Rodão, un ayuntamiento de casi 3.300 habitantes, adquirió la planta de celulosa para papel en 2006. La fábrica ya funcionaba desde 1971, y el regidor, Luis Pereira, nos contaba que en los últimos años se duplicó el número de alumnos en la escuela y que uno de los problemas a solventar es el de la vivienda disponible. Hay un proyecto para construir un nuevo hotel para aquellos que combinan el turismo industrial con el de la naturaleza, pues el Tajo (de donde capta agua) está a menos de un kilómetro y permite tanto baños en sus aguas como en viajes en ferry para contemplar el monumento natural de las Portas de Rodão. Las aguas que vierte Biotek están controladas de forma continuada por autoridades estatales, al margen de las 27.000 analíticas que realiza al año la propia empresa. Sobre el vertido que hubo en 2018 en el pantano de Abrantes, “no pudo demostrarse que era de la planta”, recalca uno de los consejeros ejecutivos de Altri, Carlos Van Zeller.

Altri, dispuesta a sudar la camiseta... de lyocell

Altri cuenta con viveros de eucaliptos, en los que clona las mejores especies. / S.S.

A Portugal no le sobra madera

¿Y si la producción de celulosa está tan aceptada en Portugal, por qué este desembarco en Galicia? Fue la primera idea: Altri ya había transformado su celulosa de Caima (la más antigua de Portugal) en 2012 para producir fibra textil, y había la opción de integrar la producción de lyocell en esta planta, en la de Biotek o en la factoría de Celbi, en Figueira da Foz y que ahora es la segunda más grande de la UE. Pero en Portugal el mercado de la madera está estable, hasta el punto de que en ocasiones hay que importarla. En esta casi escasez de materia prima tuvo que ver, y mucho, la oleada de incendios en el país luso, que en 2017 arrasó 329.514 hectáreas. Pero ojo, de las 96.990 que gestiona Altri, se quemaron solo 4.443. Frente a ese mercado estable, en el de Galicia, según un inventario realizado para el proyecto GAMA de Palas de Rei, la producción de madera crece de manera sostenible en 6,8 millones de metros cúbicos, mientras que lo que se corta es de entre 4,3 y 4,5. De esas cortas, solo el 40% se transforma en Galicia, y el resto viaja a otros puntos de España, Portugal –entre ellos, a la propia Altri– o Países Nórdicos.

En la industria de la celulosa, las oportunidades de crecimiento están en la industria textil y el embalaje, por obra y gracia de la moda y del comercio on line. Ese mercado textil mundial mueve más de 120 millones de toneladas, de las que el 60% son fibras sintéticas, el 30% son fibras naturales como el algodón, y el 7-8% fibras de madera como viscosa (producidas sobre todo en China) y lyocell.

Una breve representación de las fases para llegar al tejido de lyocell, en la sede operativa de Altri en Figueira da Foz.

Una breve representación de las fases para llegar al tejido de lyocell, en la sede operativa de Altri en Figueira da Foz. / S.S.

Los 27 grados del vertido

El mercado de lyocell crece en torno a un 25% por año, y cuenta con dos grandes productores: Lenzing, en Austria, y una firma del sudeste asiático. Pero en Brasil, Bracell ya ha construido una planta con capacidad de 1,5 millones de toneladas al año de pasta soluble para textil. La intención de Altri es reducir esa huella de carbono del lyocell, con una producción inicial de 60.000 toneladas anuales (el 10% del mercado mundial) con destino al resto de España, Tunicia o Europa Central. Es la cifra que le recomiendan expertos del mercado, por debajo de las 100.000 con la que pretendía arrancar.

"En la industria de la celulosa, las oportunidades de crecimiento están en los sectores textil y de embalaje"

El lyocell consume menos agua que el algodón, pues para un kilo de este producto precisamos 20.000 litros (20 metros cúbicos). Y si algo nos preocupa a los que vivimos cerca del Ulla es el tremendo consumo de agua que figura en el Estudio de Impacto Ambiental y el malentendido sobre la temperatura de vertido. Los 46.000 metros cúbicos de captación diaria son “una cifra de diseño”: Altri asegura que usará bastantes menos, en torno a 20.000 para celulosa soluble y lyocell, de los que reutilizará al menos el 15%, como ocurre ya en el Tajo con Biotek. “Nuestro valor medio es 20 metros cúbicos por tonelada de celulosa, el de la competencia es el doble, y en Palas el objetivo es de 8 metros cúbicos”, explica Pedro Silva, gestor de aprovisionamientos. Esa cifra de 46.000 metros cúbicos por día debe entenderse en el contexto de un proyecto que deba cubrir necesidades a 70 años. ¿Será una cifra para “as medras”? No lo sabemos. La idea es utilizar una tecnología de membranas que permita algo similar a la recogida del agua depurada de una EDAR para su reutilización.

En ninguna parte del EIA aparece de forma explícita que el vertido llegue a aguas del Ulla a 27 ºC, sino que esa será la temperatura después del tratamiento del efluente en la planta, unos 8 kilómetros aguas arriba del punto de vertido. Esos 27 grados es la cifra máxima que permite la norma, y sería una bomba biológica para un río ya con una agua muy adulterada en varios puntos. La empresa recalca que a ella le interesa que el efluente salga lo más frío posible, porque aprovecha ese vapor para la propia energía de la fábrica. Se enfriaría con torres de enfriamiento o bombas de calor. “Ence capta y vierte al mar, Altri capta y lo vierte al río”. Fue una cuestión en la que incidió, por ejemplo, el teniente de alcalde de Antas, sabedor de que muchas veces las eléctricas obvian el caudal mínimo de los ríos y siguen produciendo. Altri asegura que en épocas de sequía el agua que devuelve irá cargada de oxígeno e incluso puede ayudar al cauce, y cómo no, a las aguas estancadas de Portodemouros.

Instalación para el tratamiento y recirculación del efluente de Biotek.

Instalación para el tratamiento y recirculación del efluente de Biotek. / Cedida

Sobre los olores, no hay una normativa, pero sí una responsabilidad social. Les confieso que al pie de la entrada de Biotek sí noté un olor a huevos podridos: hacía calor y provenían del tratamiento de lodos del efluente para ser utilizados como abono de los bosques, un proyecto que también podrá extenderse a la planta de Palas. A 50 metros ya no se percibía nada. Tampoco había olores en Celbi, la planta de Figueira da Foz, que comparte escenario con otra gigante de la industria del papel, Navigator. Entre las dos producen 1,6 millones de toneladas al año, en una zona turística. La chimenea de Biotek mide 90 metros, la de Celbi 80 y la de Palas, 75. La estructura de Celbi, en una explanada, sí llama la atención, pero se procurará que en Palas los desniveles (de 70 metros) oculten la chimenea colocándola en la zona más baja. Y en cuanto a posibles lluvias ácidas “¿creen que plantaríamos 500 hectáreas de nogales en una zona con lluvia ácida?” recalca Sofía Jorge, una de las administradoras ejecutivas.

Una de las salas de control de la planta de celulosa para papel de Celbi.

Una de las salas de control de la planta de celulosa para papel de Celbi. / FdV

Altri precisará 1,2 millones de metros cúbicos de ese excedente de 2,4 para la producción de fibras textiles. En Galicia según la primera revisión del Plan Forestal, la superficie de eucalipto tiene que haber disminuido un 5% en el horizonte de 2040. Quién sabe si por eso puede haber cierto rechazo impulsado también desde Ence, la gran papelera gallega, que ve aquí una competencia y una merma de materia prima. La firma insiste en que su propuesta en Palas es “un proyecto de vida para Galicia, no un bus con trabajadores de Portugal”, con 500 puestos directos y en torno a 2.000 indirectos. Pero muchos de estos, como madereros, hostelería y demás, en realidad ya están funcionando, así que van a ser menos. En todo caso, trabaja en diferentes convenios con el Instituto Politécnico de Santiago, el centro de Formación Profesional As Mercedes de Lugo y las facultades de Ingeniería Química de Santiago y Lugo para poner en marcha un programa para que los alumnos de estos centros puedan realizar prácticas en las instalaciones de Altri en Portugal, para después incorporarse a la planta de Finca de Quintas que, por cierto, antaño fue un coto privado de caza.

Encuesta de la Asociación Forestal de Galicia

Mientras Altri planea nuevas visitas de vecinos y colectivos sociales afectados por la planta de Palas de Rei (la de Biotek suele acoger jornadas abiertas con frecuencia), la Asociación Forestal de Galicia difunde una encuesta para sondear la opinión pública sobre la celulosa de pasta soluble de Altri en Palas. Entre las preguntas requiere saber si interesa más una producción de esta, para fibras textiles, o de papel, y de ambas, así como si le parece adecuada la ubicación y si está de acuerdo con este proyecto. En Biotek conviven con la actividad de la planta de celulosa productores de miel y de queso. Es más, Altri Forestal, una de las divisiones de Altri para controlar la biodiversidad en sus plantaciones y fornecer de eucaliptos a éstas con especies clonadas, abastece además de especies autóctonas aunque en menor medida, y está inmersa en un proyecto de miel de eucalipto en una estación próxima a su sede en la Quinta do Furadouro, como explicó uno de sus administradores ejecutivos, Miguel Silveira.

Pero desde el Sindicato Labrego Galego temen que la factoría de Palas de Rei afecte a las 758 explotaciones que se contabilizan en Palas de Rei, Melide, Santiso y Agolada. De esa cifra, 258 son de producción lechera, con más de 82 millones de litros al año. Si queremos ver las cifras de cotización a la Seguridad Social en el régimen de agraria, llegan a 989 altas entre los cuatro municipios. “a los que habría que sumar cientos de empleos indirectos como veterinarios, talleres de reparación o tiendas especializadas”. Pese a que la empresa recalca que empleará solo madera excedente, que la norma prohibe plantar en terrenos agrarios eucaliptales o cualquier producción forestal, y a que el propio Plan Forestal de Galicia contempla la reducción de los mismos, el SLG teme que se intensifique el monocultivo de eucalipto en una comunidad, la gallega, que solo dispone del 21% de superficie agraria útil, frente al 45,8% de todo el Estado. Añade que las tuberías para la captación de agua, de 12 kilómetros, convertirá las fincas en inservibles sobre todo en los terrenos del municipio de Santiso.

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