Detectan contaminación en los dos pantanos y en tramos del Ulla y del Umia

Augas de Galicia indica que Arnego, Deza y Toxa sufren presión por purines, escorrentía de aguas residuales urbanas y la minería

Las aguas de Portodemouros, teñidas de verde por microcistina, en agosto del año pasado. |   // J.R.MOIRE

Las aguas de Portodemouros, teñidas de verde por microcistina, en agosto del año pasado. | // J.R.MOIRE / salomé soutelo

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

En los últimos meses fuimos testigos de vertidos de la EDAR de Botos al Asneiro, que llegaron incluso a aguas del Deza. Otros afluentes de este cauce, como el Orza o el regato de Filgueira, registraron vertidos de purines también en distintos momentos de 2022. El Ulla sufre además, en última instancia, las consecuencias de las filtraciones de la antigua mina de Touro.

Aún así, las aguas que discurren por las comarcas cumplen, a grandes rasgos, con los objetivos ambientales que se exigían en 2015, según el Plan Hidrolóxico da Demarcación Hidrográfica de Galicia Costa. Revisión do terceiro ciclo 2021-2027, que puede consultarse en la web de Augas de Galicia. Este informe fue remitido el año pasado a la Comisión Europea, y antes de diciembre de 2024 debe enviarse el informe provisional sobre la ejecución del programa de medidas.

Microcistina

El documento toma datos del periodo 2014-2016, y tanto en el pantano de Portodemouros como en el de Brandariz y Touro hay un enriquecimiento en materia orgánica, procedente de vertidos de agroganadería. Una de sus consecuencias puede ser el tono verdoso de la microcistina, cuando fermentan esos fangos.

En la pequeña presa de Brandariz y Touro, además, existe una alteración del hábitat por cambios hidrológicos y morfológicos en el curso del agua por, precisamente, la presa hidroeléctrica. construida en 2008 En el caso de Portodemouros, aunque también cumpla con el principio de no deterioro, están afectados el fitoplacton, el fósforo y el oxígeno, mientras que en Brandariz y Touro las aguas suspenden en transparencia y oxígeno.

Filtraciones de minas

Los dos pantanos beben del Ulla. El estudio analiza otros seis tramos de este río. De ellos, uno padece contaminación química, derivada de esas filtraciones de la antigua mina mal sellada, mientras que un segundo tramo sufre problemas de oxigenación por esos nutrientes de purines y un tercero registra, literalmente “un impacto desconocido”. El Ulla sirve de línea divisoria entre las tierras dezanas y las coruñesas y luego sigue camino por A Estrada.

Por este municipio discurre también el Umia, de cuyo cauce se analizaron cuatro tramos. Uno de ellos, aunque por el momento (en 2017, recordemos) no estaba deteriorado, también se ve afectado por enriquecimiento de materia orgánica y nutrientes, que derivaron en una contaminación microbiológica. Su hábitat también se vio alterado por cambios hidrológicos.

Espuma en el río Deza, en 2021, a su paso por A Carixa, debido a un vertido de la EDAR de Botos.

Espuma en el río Deza, en 2021, a su paso por A Carixa, debido a un vertido de la EDAR de Botos. / MIGUEL MONTOTO

Presiones

Este informe permite ver qué medidas de presión sufren las aguas. El Ulla y el Deza tienen plan de control de vertidos, pero ello no impide que uno de los seis tramos analizados del Ulla esté sometido a derrames industriales. En el caso del Deza, en uno de sus cuatro tramos hay cuatro riesgos diferentes: escorrentía de aguas residuales urbanas, vertidos de plantas industriales, aguas de minería y filtraciones de acuicultura. Las aguas residuales urbanas también pueden ser una fuente de presión puntual en el Arnego, en un tramo del Lérez (se analizaron cinco) y en dos de los cuatro escogidos del Umia. En este río, además, hay riesgo de filtraciones de purín y de zonas industriales abandonadas.

Curioso es que en el Asneiro no se detectase riesgo en los tres tramos evaluados. En el Toxa, por su parte, hay una zona amenazada por escorrentía de aguas residuales, por la labor minera y por actividades vinculadas al transporte.

Más de un centenar de extracciones

Por último, Augas de Galicia analiza las extracciones en los distintos cauces de la demarcación hidrográfica. Los principales cauces y los pantanos de la zona registran 75 autorizaciones de extracción para abastecimiento, entre las que destacan las 10 del Asneiro y las 15 del Ulla; 4 para acuicultura (en Portodemouros, Deza, Lérez y Ulla), 12 para ganadería (5 de ellas, en el Arnego) y 15 con fines hidroeléctricos, entre las que sobresalen las 5 sobre aguas del Lérez. Son, en conjunto, 106 extracciones.

Truchas muertas en diciembre de 2018, flotando en la desembocadura del río Lañas en el Ulla, por las filtraciones de la antigua mina de cobre.

Truchas muertas en diciembre de 2018, flotando en la desembocadura del río Lañas en el Ulla, por las filtraciones de la antigua mina de cobre.

117 depuradoras

La memoria del plan hidrológico para el periodo 2021-2027 destaca el patrimonio hidráulico de la Demarcación Hidrográfica Galicia-Costa. No en vano, abarca casi 16.300 kilómetros cuadrados y surte a una población de más de dos millones de habitantes. Para ese suministro, existen en esta demarcación 117 depuradoras de agua, 145 estaciones de tratamiento de agua potable y 905 depósitos. En cuanto a pantanos, funcionan 26 de pequeño tamaño y otras 29 grandes presas. Completan el listado 33 kilómetros de canales y 7 puertos de Interés General del Estado. Lo vivimos ya en 2017 y hemos vuelto a verlo en 2022: la sequía prolongada obligó a restringir el uso del agua para garantizar el suministro y puso en jaque a varios sectores. El informe de Augas de Galicia confirma que en las próximas décadas el cambio climático acentuará aún más la escasez de este bien, sobre todo a partir del 2070.

Precipitaciones

El estudio toma datos de precipitaciones entre los años 1940-41 y 2015-2016, y en ellos ya podemos ver variaciones notables: en el río Ulla y el margen derecho de la ría de Arousa, el año más lluvioso llegó a 2.821 milímetros, más de l doble del más seco, con 1.172. Los periodos de inundaciones y de sequías permiten ver hasta qué punto puede variar el caudal de un río, que es la cantidad de agua que pasa por un punto en un momento concreto. El Ulla, entre 197-72 y 2016-17, llegó a tener un caudal máximo de 542 m3/s, y un mínimo de solo 0,14. El tope del Lérez está e los 331,45, y el mínimo, en 0,32 m3/s.

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