Orgullo Churruchao

Ochenta miembros de la familia López López de Lalín reeditan en torno a un cocido un encuentro estrenado en el año 2013

Los miembros de la familia Taboada Churruchaos posan juntos delante del Hotel Pontiñas antes de sentarse a la mesa del restaurante.

Los miembros de la familia Taboada Churruchaos posan juntos delante del Hotel Pontiñas antes de sentarse a la mesa del restaurante. / Bernabé

Xan Salgueiro

Xan Salgueiro

Taboada y Churruchaos son dos de los apellidos ilustres del árbol genealógico de la familia López López, que bautiza con ellos la segunda edición de su encuentro, celebrada ayer en Lalín, once años después de la primera, que tuvo lugar en 2013. Taboada ha perdurado hasta nuestros días y, de hecho, es bastante común en Deza. Menos suerte tuvo Churruchaos, que vivió su auge y caída en el Medievo.

“Queremos reivindicar los dos apellidos de nuestros ancestros”, apunta Miguel, uno de los promotores del ágape familiar. Quienes ayer compartieron un cocido en el Hotel Pontiñas son todos descendientes del matrimonio formado por Ismael López Areán, maestro en la década de 1930 en Catasós, y Pura López Taboada, natural de la parroquia de Anzo y vinculada a la histórica estirpe de los Churruchaos.

Ismael y Pura tuvieron quince hijos, de los que viven seis: Roberto, Rocío, Lita, Lourdes, Puri y Juani. Ni el mayor de los López López, Roberto, de 95 años, ni el menor, Pablo, nacido hace escasos días en Pontevedra, pudieron asistir al banquete. La familia es muy extensa y tiene miembros desperdigados por todo el mundo, como Ismael, misionero en México, u otros residentes en Italia, Alemania o Mallorca. Los que sí estuvieron en la cita disfrutaron de una jornada de convivencia que ya piensan en reeditar sin dejar transcurrir otra década. El plato elegido no podía ser otro que el cocido, dadas las raíces de una familia que conserva aquí a muchos miembros y que no duda en mostrar su orgullo de Lalín, con razón ou sen ela.

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