La aplicación de purín con inyectores entrará en vigor con varias exenciones en las comarcas

Los terrenos con pendientes superiores al 10% podrán seguir con los sistemas tradicionales | Las cooperativas disponen de ayudas para comprar nueva maquinaria, que se encareció un 30% por la crisis de suministros

Una cuba de purín, con inyectores para enterrar el abono en una finca de Lalín. |   // CEDIDA

Una cuba de purín, con inyectores para enterrar el abono en una finca de Lalín. | // CEDIDA / Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

El Real Decreto 1051/2022 marca las normas para la nutrición sostenible de los suelos agrarios. Aunque entró en vigor ya el 1 de enero de este 2023, sus pautas comenzarán a tener efecto dentro de un par de semanas, el 1 de enero de 2024. Uno de los cambios que establece es que la aplicación de purines ya no podrá hacerse con el sistema de abanico, de plato o de cañón, sino con inyectores, para reducir las emisiones de amoniaco.

Pero hay exenciones: podrán continuar los sistemas tradicionales en terrenos con pendientes superiores al 10%, donde solo se podrán aplicar abonos generados en la propia granja. Del mismo modo, no habrá limitaciones al uso del plato, cañón o abanico en fincas con una humedad superior al 90% o si más de la mitad de la explotación supera esa pendiente del 10% o se queda en menos de dos hectáreas de base territorial. En estos casos, el purín deberá ser enterrado en las primeras 12 horas de su aplicación.

Y aquí es donde la orografía y el minifundismo de las comarcas entran en juego. Desde la cooperativa Campodeza su presidente, Manuel Pichel, explica que solo disponen de concentración parcelaria las parroquias de Vilatuxe y Santa Baia de Losón, mientras que otras como Noceda y Anzo aún tienen en trámites su reordenación de fincas. Ocurre lo mismo en Rodeiro, donde la parcelaria solo se ha materializado en Val de Camba, con cuatro parroquias: Río, Fafián, San Xoán y Santa Baia. Puede que centenares de fincas, por su extensión o su pendiente, queden exentas de usar los inyectores de purín, pero es necesario, ya lo ha sido, comprar nuevas máquinas o adaptar las cubas existentes para dar servicio a los socios de las cooperativas cuyas explotaciones sí tienen que amoldarse a la nueva normativa.

Plan Renove

En O Rodo, por ejemplo, se solicitó una ayuda en el marco de los fondos Next Generation para adatar una de las cubas de purín. El Plan Renove de Maquinaria 2023, que convocó el Ministerio de Agricultura a mediados de este año, concedía hasta 6.000 euros para adaptar cisternas o adquirir esos accesorios de aplicación localizada, como tubos flexibles o rígidos, inyección por rejas o por discos. Hay, claro está, la opción de comprar la maquinaria nueva, pero el agro tampoco se libra de la crisis de suministros. “Las máquinas se han encarecido hasta un 30% debido a la falta de hierro y de otros componentes”, apunta el presidente de O Rodo, Jesús María Montes.

En Campodeza, ya el año pasado se dispuso de una cisterna con aplicador, “pero precisa más complementos, y al final va a ser empleada por media docena de explotaciones, porque el resto, por las dimensiones de sus fincas, seguirán con el sistema de plato”. Y podemos estar hablando de inversiones que rondan los 25.000 euros.

Fosas de purín más grandes

El gasto para las granjas no se queda aquí. Van a tener que disponer de un plan de abonado a partir del 1 de septiembre, y que no será obligatorio para las granjas con menos de 10 hectáreas de superficie, siempre que sean de secano o que dediquen sus fincas solo a pastos y cultivos forrajeros de autoconsumo. Ese plan de abonado realizará analíticas del suelo, que determinarán si es preciso abonar o puede aplazarse. Esto va a obligar “a hacer fosas de purín más grandes, porque pueden pasar dos ó tres meses sin sacar abonos porque las analíticas no van a permitir un exceso de nitrógeno en el suelo”, adelanta Pichel. Esto, además, va a suponer “una especie de menú a la carta para cada finca”, apostilla el presidente Jesús Montes, que añade que en O Rodo ya se dispone de un ingeniero agrónomo.

El abono tupe los tubos

Maxideza es una de las empresas de maquinaria que está proporcionando estos nuevos útiles a las cooperativas. Su gerente, Óscar Míguez, afirma que hay un relativo desconcierto con la entrada en vigor de la nueva normativa. Se están montando bastantes más equipos en Ourense, donde las explotaciones de porcino son mucho más numerosas que en Deza por la presencia del gigante Coren. Y precisamente, estos inyectores de purín son idóneos para los abonos de porcino, bastante más líquidos que los de origen vacuno. “Alguno de nuestros socios ya tiene el inyector, y a veces los tubos quedan tupidos por el abono de vaca”, apunta Pichel. Hay otras incidencias con este nuevo sistema: al plegarse a lo largo de la cuba de purín, todo el equipo no logra circular con holgura por caminos estrechos. “A la larga van a funcionar, y lo cierto es que ahora los inyectores ya escasean”, añade.

La norma, por lo demás, tampoco permitirá aplicar purín o estiércoles a menos de 5 metros de distintas masas de agua, como ríos, riachuelos, lagos, costa marina, playas, captaciones de agua para consumo humano, pozos y fuentes. Estas cuestiones ya se contemplan en el código de buenas prácticas agrarias, publicado en 1991, recuerda el presidente de O Rodo. Las comunidades autónomas podrán marcar distancias superiores a esos 5 metros.

Un gasto más para un sector que lleva años en crisis

La inversión que deberán hacer explotaciones y cooperativas para adaptarse a la nueva norma supone un gasto más en un sector que padece varias crisis (y no solo generacional) desde hace décadas. El vacuno de leche, que domina con comodidad la producción ganadera en Deza y en Galicia, ostenta el triste galardón de recibir el precio de la leche cruda más baja de todo el Estado, pese a que Galicia es la primera comunidad autónoma en producción, con el 41% de las casi 591.000 toneladas de octubre. “Si tuviésemos el precio de la leche a 60 céntimos, vale”, se lamenta Manuel Pichel. Pero es que el último dato, de ese mes de octubre, es bastante inferior, de 49,1 céntimos.

A esta crisis de precios se suma otra, la climática. Pudimos verlo verano tras verano: las faltas de lluvias mermaron la cosecha de maíz de silo y el forraje de hierba tanto en 2022 como en 2023, y la sucesión de borrascas que hubo en este otoño a punto de terminar impidió abonar los suelos para sembrar el forraje de invierno. Nadie duda, por otra parte, de que sí es necesario regular el abono de las fincas, con sistemas como los inyectores o con un plan de abonado. Ayudarán, por ejemplo, a que no se produzcan vaciados sin control en fincas que, con un arrastre de lluvias, terminan contaminando cauces de ríos. El Plan Hidrolóxico da Demarcación Hidrográfica Galicia-Costa, remitido en 2022 a la Unión Europea para ver qué medidas tomar hasta 2027, alerta de que en las presas de Brandariz, Touro y Portodemouros hay un enriquecimiento de materia orgánica por vertidos de agroganadería.

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