Una reorganización en el territorio de la Diócesis de Santiago para adaptarla a la falta de curas

El nuevo arzobispo, monseñor Francisco José Prieto, plantea realizar fusiones en los 37 arciprestazgos para optimizar recursos y la atención pastoral

En fechas próximas también nombrará a los nuevos delegados episcopales

Monseñor Francisco Prieto, en la entrada de San Martín Pinario.

Monseñor Francisco Prieto, en la entrada de San Martín Pinario. / Antonio Hernández

Arturo Reboyras

El nuevo arzobispo de Santiago continúa con su plan de cambios para adaptar la Archidiócesis compostelana a las nuevas necesidades. Tras promover la reforma de la Curia, monseñor Francisco José Prieto ha puesto en marcha la reorganización territorial de la Diócesis, un trabajo para el que cuenta con su nuevo equipo de vicarios episcopales y sobre todo con la aportación del nuevo vicario de Pastoral, Javier Porro. Y es que, según ha podido saber EL CORREO GALLEGO -diario que pertenece, al igual que FARO, a Prensa Ibérica- la reorganización territorial de la Diócesis que propone el titular de la Mitra compostelana pasa por una transformación consensuada con el clero que permita optimizar recursos y prestar una buena atención pastoral a los fieles teniendo cuenta la escasez de sacerdotes. La Iglesia santiaguesa está dividida en 1.071 parroquias y 37 arciprestazgos, para cuya atención actualmente se cuenta con 397 sacerdotes diocesanos, según datos de la Conferencia Episcopal, de los que más del 50 % superan los 70 años

Este hecho, la falta de curas, ya obligó a tomar medidas durante el pontificado de monseñor Julián Barrio, quien convocó un sínodo diocesano en 2016 con el objetivo de analizar la situación de la Diócesis y buscar soluciones en equipo. Entre las conclusiones se propuso el impulso de las denominadas unidades pastorales, es decir, la agrupación de varias parroquias en torno a un mismo guía espiritual y en unidades más reducidas territorialmente que el arciprestazgo; por ejemplo, por ayuntamientos.Y también se expuso la necesidad de encomendar a los laicos más funciones del ámbito de la liturgia no competenciales del sacerdote

La reorganización que ahora plantea monseñor Prieto va más allá, puesto que lo que se pretende es la fusión de arciprestazgos, que son subdivisiones de la diócesis que incluyen una agrupación de parroquias —en la inmensa mayoría de varios ayuntamientos— y que están bajo la jurisdicción de un arcipreste. Para hacerse una idea, como comarcas dentro de una región. 

Actualmente y desde tiempo inmemorial la Archidiócesis de Santiago cuenta con 37 arciprestazgos, divididos en tres vicarías: Santiago, A Coruña y Pontevedra. La primera es la más importante y cuenta con 20 arciprestazgos, mientras que la herculina tiene 10 y la pontevedresa, 7. Algunas de estas unidades cuentan con una amplia extensión de territorio, concentrando parroquias de varios ayuntamientos gallegos, sin embargo otras, sobre todo de carácter histórico, se reducen a territorios menores a los marcos políticos. Por ejemplo, la ciudad de A Coruña está actualmente dividida en cuatro arciprestazgos: Riazor, Cuatro Caminos, Faro y Monelos. 

Para reorganizar el mapa y establecer unos nuevos límites territoriales adaptados a las circunstancias actuales, monseñor Prieto ha iniciado una ronda de consultas con los arciprestes para conocer la situación real de cada arciprestazgo y buscar fórmulas para optimizar los recursos. Fuentes del Arzobispado señalan que por el momento no hay nada decidido en firme y que se está trabajando sobre el asunto en base a las diferentes posibilidades que se planteen en las reuniones de arciprestes de cada vicaría. 

En todo caso, según ha podido saber este diario, la intención del nuevo arzobispo de llevar a cabo esta reorganización territorial es firme. Pretende hacerla “con espíritu sinodal” aunque también teniendo claro que se trata de un cambio necesario para poder hacer frente a los desafíos del presente y del futuro.

A la par de este rediseño, monseñor Prieto sigue trabajando en la reforma de la Curia y se prevé que en fechas próximas se hagan públicos los nombramientos de nuevos delegados episcopales, que completarían los cambios que ya ha realizado en las vicarías episcopales. Tal y como ya ha publicado este diario, el prelado quiere dar un papel más destacado a los laicos en los órganos de gobierno de la Archidiócesis. Prueba de ello es que haya elegido para capitanear la antigua Vicaría de Enseñanza a una madre de familia, una responsabilidad que anteriormente siempre habían desempeñado sacerdotes. La profesora Begoña Díaz García es ahora la encargada de coordinar la asignatura de Religión en centros escolares y la relación de la Iglesia y la Xunta en materia educativa.

En su primera reunión el 29 de septiembre, el nuevo Consejo Episcopal concluyó que “debemos responder a grandes y urgentes desafíos, en el marco de un anuncio renovado del Evangelio y de una verdadera renovación pastoral: la iniciación cristiana, el estilo y la actitud pastoral o la creación de una nueva presencia territorial de la Iglesia”. Sostiene que “la condición inicial para comenzar esta nueva etapa evangelizadora es la conversión pastoral tanto del agente evangelizador (pastores, consagrados y laicos) como de la misma acción pastoral, permeada de una espiritualidad de comunión y participación, en la que debemos saber conjugar, sin exclusiones ni prejuicios, como dones del mismo Espíritu, la unidad y la diversidad de nuestra Iglesia diocesana”.

También admite que “la situación actual es tan distinta a la de hace unos pocos años que nuestra Diócesis debe emprender sin demora un cambio de sus métodos y estructuras pastorales para revitalizar la tarea evangelizadora”. La reorganización territorial no deja de ser una de las primeras medidas para avanzar en estos nuevos objetivos que se ha marcado la Iglesia de Santiago.