In memoriam // miguel ruiz rivas exjugador del club deportivo lalín

Adiós al “Tirillas” rojinegro

Miguel Ruiz (sexto por abajo de izqda. a dcha.) junto al resto de exjugadores del Lalín que degustaron un cocido el año pasado. |   // BERNABÉ

Miguel Ruiz (sexto por abajo de izqda. a dcha.) junto al resto de exjugadores del Lalín que degustaron un cocido el año pasado. | // BERNABÉ / Ángel graña

La gran familia del Club Deportivo Lalín está de luto. Miguel Ruiz Rivas, que fuera jugador en la época dorada de la entidad, hermano del exalcalde de Ribeira y senador del Partido Popular Manuel Ruiz, falleció ayer en su domicilio de Ribeira a los 62 años de edad. La muerte de Tirillas, apodo que le pusieron sus compañeros de vestuario del conjunto del Cortizo, cayó como un jarro de agua fría en los mentideros futbolísticos de la capital dezana donde se le recordaba con cariño desde que en los años 80 el presidente Manuel Ángel Cortizo lo fichara para formar un equipo campeón a las órdenes del legendario Julio Díaz. Los teléfonos y las redes sociales de los que fueron sus camaradas vistiendo la elástica rojinegra echaban humo en la mañana de ayer después de que se conociera la triste nueva. Desde Buenos Aires, Pibe, otro de los artífices del ascenso a Segunda “B” no podía contener la emoción tras enterarse del fallecimiento de Miguel Ruiz. “Estaba padeciendo una enfermedad de estas graves y malignas. Uno de los motivos de la reunión del año pasado fue que él me llamó para decirme que tenía muchas ganas de que no juntáramos todos. Siempre fue muy cariñoso. Fue de los jugadores más queridos de aquella época.”, recuerda Pibe de su compañero de fatigas y amigo en el día de su óbito. Otro de los que también mostraban sus condolencias fue César Reboredo, que recordaba de esta forma al ya eterno Tirillas: “Estuvo unos seis años en el equipo y todos lo conocíamos por el sobrenombre de Tirillas. Llegó en la época de Julio Díaz y fue una de las piezas fundamentales de aquel ascenso a Segunda División “B”. Miguel era un interior derecho que a veces se reconvertía en extremo, muy rápido, con llegada y mucho gol. Pero, sobre todo, era una muy buena persona”. Miguel Ruiz llegó a un Lalín ambicioso que tras el ascenso a Tercera División en Verín. Como la entidad lalinista no había tocado techo, Galicia se quedó pequeña y ya con Julio Díaz en el banquillo en junio de 1985 llegaba el ascenso a Segunda “B”, la categoría de bronce del fútbol español. Sólo los lalinenses que ahora peinan canas recuerdan cómo se doblegó al Siero en O Empalme en la prórroga con un tanto de Cerreda, después de caer en Asturias. O repetir gesta días después con el Lloret de Mar en casa. Goleadores de aquellos intensos e históricos encuentros fueron el propio Miguel Ruiz (Miguel de Ribeira o Tirillas), el ayer inconsolable César Reboredo y Galán, que se reencontraron a finales del año pasado en el restaurante La Molinera para, por supuesto, degustar un cocido. Fue la últimos visita de Miguel Ruiz a una tierra que desde ayer llora su muerte tras haber disfrutado con su fútbol en el cuadro rojinegro. Como no podía ser de otra forma la noticia causaba un gran pesar en el municipio coruñés, sobre todo entre la plantilla de trabajadores del Concello donde Miguel Ruiz trabajaba desde hacía tres décadas, y por razones obvias también en el ámbito deportivo local, en el que jugó un papel fundamental. Aunque en los últimos tiempos la enfermedad que padecía lo tenía algo apartado del ámbito deportivo, la pasión por el deporte también formaba una parte importante de su vida. Todos lo recuerdan como un gran apasionado del fútbol, que practicó en su juventud en equipos ribeirenses antes de ser fichado por Cortizo para formar parte de una de las alineaciones míticas de los lalinistas. A través de sus redes sociales, el Cidade de Ribeira lo recuerda como jugador del antiguo Atlético Riveira en los que fueron “seguramente los mejores tiempos del fútbol local, con gradas llenas, un pueblo volcado con el equipo y gente encantada de representar a su pueblo”. El club de su tierra también le agradece la ayuda que prestó a las entidades deportivas, algo que hacía de forma desinteresada. Cuando colgó las botas, Tirillas probó con otras disciplinas deportivas, como el tenis y el pádel, que le mantuvieron en forma mientras pudo practicarlas antes de caer enfermo. Los restos mortales de Miguel Ruiz fueron velados en el Tanatorio Crematorio do Barbanza, donde fueron incinerados ayer. Este mediodía se oficiará un funeral en el templo de Santa Uxía, donde se espera una destacada representación de sus antiguos compañeros en el Club Deportivo Lalín junto a los miembros de los equipos en los que jugó. Pibe lamentaba ayer no poder acercarse para realizar la última despedida a su amigo debido a las obligaciones que le retienen por unos días en su tierra natal argentina.

Miguel (tercero por la derecha, abajo) en una alineación del Lalín de los años ochenta. |

Miguel (tercero por la derecha, abajo) en una alineación del Lalín de los años ochenta. | / Ángel graña

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