La temporada de caza mayor arrancará con una densidad de jabalí similar a la del pasado año

El tecor de Lalín solicitó 235 precintos, mientras que Rodeiro y Dozón se mueven en el centenar | Los cazadores auguran un incremento de daños en los maizales a finales de mes y animan a denunciar los daños

Una cuadrilla de Dozón, con piezas abatidas en febrero de este año. |   // CEDIDA

Una cuadrilla de Dozón, con piezas abatidas en febrero de este año. | // CEDIDA / Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

El 19 de este mes arranca la temporada de caza de jabalí y de corzo, pero ya se han realizado batidas y recechos por daños de ambas especies en cultivos. Los destrozos del jabalí en maizales y en prados en los que se alimenta de semillas de hierba seca son bastante más numerosos de los que puede causar el corzo en plantaciones de árboles o en viñedos.

El mismo volumen de accidentes

Tanto el tecor de Lalín como de Rodeiro y Dozón coinciden en augurar que el grueso de los daños está por venir, cuando el maíz esté maduro y coincidiendo ya con la temporada de caza abierta. Poco importa que hayan cubierto el cupo de precintos solicitado la campaña pasada, pues la capacidad reproductora de esta especie obliga a los cazadores, en líneas generales a repetir número. Así, la Sociedade de Caza e Pesca de Lalín recibirá, de entrada, 235 precintos, divididos en dos tandas. Su presidente, José Luis Montoto, calcula que la densidad de jabalí se mantiene “porque sigue habiendo el mismo volumen de accidentes de tráfico por causa de estos animales y sigue habiendo daños en los cultivos. Pero resulta que los ganaderos no denuncian, porque están cansados” de tener que cubrir unos trámites que pueden durar hasta una semana, un tiempo en el que toda la finca puede quedar destrozada.

¿Funcionan las batidas de dispersión?

En Lalín, como en Rodeiro y Dozón, hubo batidas de dispersión por daños. Consisten en entrar al monte con perros, sin escopetas, para mover al jabalí de la zona en que está asentado. El protocolo una vez que se comunican daños en cultivos pasa por primero autorizar esperas, y después estas batidas de dispersión. Si el jabalí continúa con sus incursiones, se permiten batidas con armas. “Las esperas no funcionan, porque solo puedes abatir un macho, nunca una hembra con crías, que son las que causan más destrozos en las fincas. Y las batidas de dispersión solo sirven para mover los jabalíes de una zona a otra, con lo que creas una especie de avispero , porque al desplazarse se multiplican los estropicios”, explica el presidente de la Sociedad de Caza de Dozón, José Rodríguez. Otro de los problemas de las batidas de dispersión es que “afectan a otras especies que pueden estar criando, porque los perros recorren todo el monte”.

Este tecor tiene ya aprobado su plan anual de aprovechamiento cinegético, y de momento no ha solicitado este tipo de batidas. “Pero si vemos que se adelanta la maduración del maíz y hay ataques, las pediremos”, añade. Desde Lalín, José Luis Montoto tiene claro que las incursiones en maizales comenzarán en breve. Aunque en Dozón la densidad de jabalí actual es un 30% de la que tenía años atrás, al ser un animal que se desplaza den función de su comida es muy probable que se repitan las piezas abatidas del año pasado.

En Dozón la densidad actual es el 30% de la que había seis años atrás

Dozón comenzará la temporada de caza mayor con un centenar de precintos de jabalí, una cifra similar a la de la Sociedade de Caza e Pesca de Rodeiro. Desde este colectivo también coinciden con el de Dozón que lo idóneo sería no entrar en el monte con escopetas entre febrero, cuando remata la caza mayor, y septiembre, para garantizar la cría de todas las especies. Desde esta entidad también quieren resaltar la mejoría en la salud de los canes, ya que han dejado de aparecer en el monte heces con parásitos, que podían convertirse en un foco de contagio para la caza menor.

Silleda es otra de las zonas con numerosos ataques de jabalí en las fincas. Su tecor comenzará la campaña con 115 precintos. A Estrada, sin embargo, reduce su cifra a 55. “No tenemos la misma densidad que en Deza, porque esta es una zona de paso”, explica el presidente de la Sociedad Deportiva Río Ulla, Manuel Sanmartín. Eso sí, es posible que las piaras ataquen, en un futuro, las nuevas plantaciones de viñedo de albariño del municipio, incluido en la subzona Ribeira do Ulla, de la D.O. Rías Baixas.

El impacto económico de las tarjetas foráneas

La Sociedade de Caza e Pesca de Lalín tiene medio millar de socios, de los que solo el 20% practica la caza de jabalí. Cuenta con 6 cuadrillas. Pueden parecernos pocas, pero resulta que cada cuadrilla consta de 30 integrantes. “Tenemos un tope de tarjetas foráneas, 17, por cuadrilla, y siempre con preferencia para los socios”, explica José Luis Montoto. Las tasas que pagan estos cazadores foráneos, en cualquier sociedad, ayudan a costear gastos muy elevados en seguros o juicios, de modo que así pueden contenerse la cuota que abonan los socios. Socios que, por otra parte, no suelen aumentar cada año.

Cómo calcular el peso de una pieza por su huella

Dozón no tiene seis cuadrillas, sino solo una. En su momento hubo dos: una de ellas cazaba los sábados, y los domingos solían abatir juntos los dos grupos. Pero el resultado era muy dispar: mientras una de las cuadrillas abatía 93 animales (con solo 8 cazadores), la otra consiguió 5. El éxito de la cuadrilla de Dozón radica en que, en la jornada anterior de caza, José Rodríguez suele dar un paseo por el municipio, intentando localizar daño. Y el día de salir al monte, uno de los miembros, oriundo de Abegondo, tiene tal experiencia que por el tamaño de la huella puede calcular el peso del jabalí y localizar, con bastante precisión, dónde se esconde.

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