Desde que hace ahora algo más de una década el sector del ladrillo comenzó a resquebrajarse y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria se tradujo en una importante destrucción del empleo en este sector y, en localidades sobre todo como en Lalín, quedó una enorme bolsa de viviendas vacías no se había constatado una recuperación en la construcción. Si echamos un vistazo a los datos del paro durante el último año en algunos de los principales sectores sacamos una conclusión: el desempleo en la construcción es menor en todos los ayuntamientos de la zona; algo que no acontece en otros gremios, aunque también muestren una evolución positiva en la contención del paro.
El ladrillo ha sido capaz de recortar su censo de demandantes, en un año, un 23%. Si el 2017 se cerraba con un total de 505 vecinos que estaban a la espera de una oportunidad laboral en este sector económico, el pasado diciembre figuraban inscritos como demandantes en las oficinas de empleo 387. En Lalín son una quincena menos y mantiene 112 demandantes. Seis reduce Silleda, donde hay 35 y en cinco baja este registro en Vila de Cruces, donde figuran 41 personas vinculadas profesionalmente al ladrillo sin trabajo. Rodeiro pasó de una quincena de desocupados a 8. Tanto en Agolada como en Dozón había ocho trabajadores en cada caso que no habían logrado insertarse en el mercado laboral y los últimos datos indican que ahora son seis y cinco respectivamente.
En la comarca vecina hay que destacar la evolución positiva que presenta Cerdedo-Cotobade, donde los demandantes de la construcción se reducen prácticamente a la mitad, desde los 64 a los 35. La proporción es inferior en Forcarei, que pasó de sumar 17 parados en la construcción a los nueve. Por último, en A Estrada el registro oficial de la Consellería de Traballo indica que hace un año había 179 parados y ahora son 136.
