La concesionaria de la AP-53 está apostando, desde hace tiempo, por un modelo en el que las máquinas sustituyen a las personas, introduciendo en buena parte de sus cabinas de peaje máquinas para el pago en efectivo, con tarjeta o mediante el sistema dinámico que se puede adquirir en entidades bancarias, por ejemplo. A raíz de que trascendiesen los sobreprecios en las tarifas en el tramo Lalín-Silleda son muchos los ciudadanos que actúan con mayor celo a la hora de revisar los cargos bancarios para verificar si los cobros fueron los correctos. En la era de las nuevas tecnologías, las aplicaciones móviles de las entidades bancarias disponen de servicios de alerta vinculados a las tarjetas de crédito que avisan al cliente de los cargos, algo que en este caso puede aplicarse a los OBE con los que el usuario de la vía no tiene que detenerse en las cabinas al activar, con el aparato que lleva en el interior de su vehículo, la barrera.

Tras destaparse los sobreprecios, en enero pasado, Fomento ordenó a la concesionaria la devolución de los cobros indebidos mediante la presentación de reclamaciones ante Acega. La Xunta se puso a disposición de los afectados a través del Instituto Galego de Consumo.