Comenzaron por el principio: aprendiendo. En el año 2014 un grupo de mujeres de la parroquia estradense de Ouzande se inscribió en un curso de tejer, ganchillo, telar y trapillo, organizado por la asociación cultural A Fervenza. Tres meses les supieron a poco. Tejer terminó convirtiéndose en una excusa para compartir su tiempo e intercambiar experiencias, conocimientos e historias. Entre punto y punto, estas vecinas han encontrado momento para la solidaridad. Juntas han confeccionado una manta para arropar los proyectos que la ONG Implicadas no Desenvolvemento desarrolla en favor de las mujeres en la India.

Coas súas mans, co seu ánimo, e cos seus cartos. Así se resume desde la asociación A Fervenza el hacer de estas mujeres. A última hora de ayer entregaban el resultado de sus largas horas de labor a representantes locales de la citada ONG. Ponían punto y final a un proyecto que acogieron con tanta ilusión como entrega esta misma primavera. Atrás quedan dos meses de trabajo, compartido para poner su propio grano de arena a esta causa.

El grupo diseñó y ejecutó el trabajo. Las 15 mujeres que prestaron sus manos a la iniciativa no estuvieron solas. A ellas se sumaron otras más que, aunque no tejieron la colcha, sí aportaron su apoyo y, al igual que todas las demás, su dinero para costear los materiales utilizados en la elaboración de esta pieza artesanal.

Después de asistir juntas a clase, estas mujeres decidieron continuar reuniéndose para tejer. Desde comienzos de 2015 lo han venido haciendo todos los martes, a las ocho de la tarde, en el local social de Ouzande. La actividad se bautizó con el nombre de Xuntas para tecer. "Nos dimos cuenta de que podíamos aprender mucho unas de otras", explica Rosa Herráiz, integrante de este grupo.

Algunas de estas mujeres llevaban tejiendo toda su vida, otras se estrenaban con técnicas como el ganchillo. Y descubrieron que se les daba bastante bien. Además de las muchas labores que salieron de estos encuentros, estas mujeres han ido tejiendo juntas una red que, aunque no se ve, las ha unido.

Algunas de estas vecinas de Ouzande han descubierto en estas sesiones habilidades que desconocían que tenían. El grupo ha estrechado sus lazos. El contacto ha crecido y, con él, los afectos, a la vez que la autoestima, que se eleva al ver todo lo que una puede hacer con sus propias manos.

En común

En primavera llegó la propuesta de colaborar con Implicadas. Integrantes del grupo local de esta ONG forman también parte de A Fervenza. La idea obtuvo una respuesta unánime y una implicación que trascendió al propio grupo de tejedoras. Cada una de ellas se encargó de elaborar su propio cuadrado dentro de esta gran manta. Tuvieron libertad creativa a la hora de diseñar la huella que cada artesana deja en esta pieza, si bien se estableció, para trabajar con cierto orden, un patrón de cuatro colores. Tres de las vecinas con mayor experiencia asumieron la responsabilidad de unir cada una de las partes de esta manta y de rematarla.

El resultado no ha podido ser mejor. A la belleza de la manta se une el hecho de que haya sido creada de forma colectiva y para un fin solidario. El trabajo fue entregado ayer a las representantes de Implicadas no Desenvolvemento. Está llamado a formar parte de un lote de productos que la ONG sorteará con la venta de rifa para la recaudación de fondos que respalden la labor que realizan en favor de las mujeres en la India.

Desde A Fervenza se señala que actividades como esta dan sentido al proyecto social y cultural que pretende impulsar el colectivo. Punto a punto, martes tras martes, estas mujeres lo han hecho posible. El trabajo ha merecido la pena. El resultado las satisface y su finalidad las engrandece.