El colectivo Aspadeza ha dado un importante paso para acometer un viejo proyecto en el que han puesto mucho empeño: habilitar una vivienda tutelada para sus usuarios. La reciente aprobación por parte del Grupo de Desenvolvemento Rural (GDR) dezano de una subvención de 126.000 euros garantiza gran parte de la inversión, que se tratará de completarse con peticiones a la fundación ONCE y a otros organismos.

La asociación de personas con discapacidad que tiene un centro de recursos en Mouriscade ha decidido comprar un bajo de 176 metros cuadrados en la Avenida de Cruces para construir una vivienda con capacidad para 8 plazas. Aspadeza se decantó por esta opción, una vez que la rehabilitación de dos de las antiguas casas de profesores del colegio Xesús Golmar les resultaba muy costosa. "No teníamos garantizado que, en el futuro, hubiese problemas de humedades o de otro tipo, por lo que decidimos comprar este local cerca del casco urbano", afirma la representante de la asociación Ángeles Baldonedo. Los inmuebles del Golmar era la propuesta inicial que habían acordado con el ayuntamiento en una reunión celebrada a finales de abril del año pasado. La subvención de fondos europeos fue aprobada estos días por el organismo presidido por José Luis Factor, con el que se da un notable impulso al proyecto de Aspadeza de contar con un inmueble para algunos de sus socios más necesitados de contar con un hogar, que podrían ocupar de forma permanente o por temporadas, para permitir un respiro a sus cuidadores o familiares.

Baldonedo concreta que el proyecto asciende a 185.000 euros, necesarios para adecuar el bajo adquirido, realizar las obras de acondicionamiento y comprar el equipamiento necesario para que este espacio pudiese ser puesto en marcha. Por el momento su apertura se plantea a medio o largo plazo, puesto que Aspadeza precisa reunir los recursos económicos restantes. No obstante, la financiación consignada por el GDR representa un gran impulso a una iniciativa que esta asociación tenía en mente ya en la etapa en la que Javier Brandido ocupaba la presidencia. El fallecido profesor lalinense puso mucho empeño en la dinamización de este colectivo, que cuenta con un moderno centro de día en Mouriscade. Allí, algunos de los residentes realizan trabajos para empresas de la zona.