Victoria granate sobre el alambre

El Pontevedra tira de efectividad y algo de suerte para superar a domicilio a un Oviedo Vetusta que tuvo el dominio del balón y le hizo sufrir hasta el final - Dos de los tres tantos granates llegaron de rebote

Jugadores del Pontevedra celebrando el gol de Charly. |  // AURELIO FLOREZ / ÁREA 11

Jugadores del Pontevedra celebrando el gol de Charly. | // AURELIO FLOREZ / ÁREA 11 / C. Prieto

C. Prieto

El Pontevedra se está acostumbrando a caminar sobre el alambre en las últimas semanas. Si el pasado domingo perdía contra el Zamora en Pasarón (1-3) a pesar de haber generado gran cantidad de ocasiones de gol, ayer tuvo la suerte de su lado en la faceta ofensiva en su victoria sobre el Oviedo Vetusta, que le permite seguir la estela del líder, el Ourense, que tampoco falló esta jornada y sigue con un punto de ventaja. Los granates ganaron por un ajustado 2-3, con dos de sus tres goles llegando de rebote. A los hombres de Yago Iglesias les costó entrar en el partido, ofreciendo apenas 25 minutos de buenas sensaciones y de control, que coincidieron con el inicio de la segunda parte, y acabando el encuentro encerrados en su área por un filial carbayón que se volcó en busca de un empate que no llegó.

La primera parte no fue nada cómoda para el Pontevedra en cuanto a juego, sin conseguir apenas hilar jugadas y dejando el dominio al Vetusta, pero el camino pronto se allanó para los granates en cuanto a efectividad. En el minuto 11, Dalisson sacaba un disparo cruzado que Marco rechazaba con la mano, pero Charly, atento, enviaba a gol ese balón muerto en el área.

El filial ovetense siguió controlando el partido y buscando constantemente la espalda de la defensa granate, pero le faltaba finalizar las jugadas. En el área contraria, Bastos acariciaba el 0-2 tras una jugada por la izquierda entre Chiqui y Álex, pero su remate cayéndose fue fácil para el portero. Cumplida la media hora de juego, varias pérdidas de balón en el centro del campo dieron alas al Vetusta, pero primero Mario Gómez y después Yelko Pino impidieron que la pelota llegara a manos de Edu.

Tras un intento muy lejano de Dalisson, que salió muy desviado, llegó el empate del Oviedo. Samu Mayo comete falta en la medialuna del área y Miguélez lanza directo, entrando la pelota por el palo defendido por Edu Sousa, que había dado un pequeño paso hacia el lado contrario y no estaba muy bien colocado bajo palos.

Al filo del descanso, un disparo desde la frontal con algo de rosca de Dalisson, toca en un defensa del Oviedo y cambia la trayectoria lo justo para despistar al portero, subiendo el 1-2 al marcador. Antes de retirarse a vestuarios, último susto del local Miguélez, que no llegó a conectar de zurda en un pase filtrado.

En la reanudación cambió el escenario, con un Pontevedra con mucho más control e intentando dormir un poco el partido, aunque el Vetusta seguía con su estrategia de salir rápido a la contra cada vez que robaba. La primera llegada granate fue clarísima, con un buen balón a Charly, cuyo disparo a la media vuelta envió Marco a córner.

Los granates llegaban sobre todo por el perfil izquierdo, con un Álex González muy activo. Precisamente de los pies del capitán llegaría el 1-3 superado el minuto 50. El cántabro centró raso al área y Lucas Laso, al intentar despejar, la desvió hacia su portería, sorprendiendo a un Marco que no pudo evitar el gol. Jugaba a placer el Pontevedra y Charly no llegaba por milímetros a un gran centro de Chiqui en lo que pudo ser el cuarto tanto visitante.

Movió el banquillo el técnico carbayón con un triple cambio superada la hora de partido. Tras un susto por un balonazo en la cara que recibió Mario Gómez, a un cuarto de hora del final, en un nuevo ataque del Vetusta, la pelota muerta en la frontal la enganchaba Miguélez, estrellándose en el palo tras tocar en un defensa. En ese saque de esquina, Rufo falla en el despeje en el primer palo, llegándole el balón a Cheli en el segundo, marcando el 2-3 de tiro raso y cruzado.

Comenzaba entonces el asedio del Vetusta que el Pontevedra consiguió aguantar, eso sí, renunciando al balón y encerrándose atrás. Bastos tuvo el 2-4 en una contra, pero su disparo se le fue alto.