Fútbol - Segunda RFEF

La última clase magistral

Mateo anotó en el Covadonga-Coruxo su primer gol en dos años, tras un calvario de lesiones - Anuncia que probablemente se retire a final de temporada y quiere clausurar su carrera “con buen sabor de boca”

Mateo Míguez lucha con un jugador de La Penya por controlar el balón durante el partido en La Nucía.

Mateo Míguez lucha con un jugador de La Penya por controlar el balón durante el partido en La Nucía. / RFEF

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Ataca el Coruxo en el Álvarez Rabanal. Se ha cumplido el minuto 92. Los vigueses no han podido quebrar al áspero Covadonga. Han sufrido incluso sus acometidas. Pero aún se resisten a la resignación. La defensa ovetense despeja y achica espacios. Un nuevo pase rompe la línea. El arquero local y un visitante acuden a la misma cita al borde del área. Una milésima de anticipación y el balón se cuela mansamente en el vacío portal. El jugador de verde corre a celebrar el gol. No es uno cualquiera. Proporciona la victoria. Consolida la tranquilidad. Alimenta el sueño. Y es el primero que Mateo Míguez anota en Liga desde su doblete al Llanera en mayo de 2022. Quizá también el postrero de su carrera. “Igual es mi última temporada. Está más cerca de serlo que de no”, anuncia. “Quiero acabar con buen sabor de boca”.

“Llegué forzado y no sabía si estaba en fuera de juego, aunque creía que no. Entraba desde atrás y la defensa estaba saliendo”, relata Mateo, que ojeó la validación del juez de línea antes de permitirse la euforia. Un gol con la derecha del zurdo más elegante. “Hay pocas sensaciones mejores que marcar en el 90 y ganar. Es un campo en el que no se puede jugar demasiado. Mucho balón largo, muchas disputas… No fue un partido bonito, pero prolonga la racha y nos impulsa hacia la salvación. Una gran alegría”.

Comparten su gozo los compañeros. No solo se celebran los puntos, sino la autoría. “Si había alguien que yo quería que metiese este gol, era Mateo. ¡Qué mejor alegría después de dos años tan duros! Se lo merece”, sostiene el entrenador, David de Dios. Mateo solía rondar la treinta de actuaciones por campaña. Pero en la 22-23 apenas acumuló siete por una fascitis plantar de la que fue operado. Y en la actual 23-24, a una fractura de nariz en la primera jornada le siguió una tremenda rotura de isquio que lo ha tenido convaleciente cuatro meses.

Eric Penedo, clave

“Con 36 años no es lo mismo que con 20. Las recuperaciones son diferentes”, acepta Mateo. “Tienes una edad, quieres disfrutar de lo que te queda de fútbol y... Han sido dos años muy difíciles, de mucho sufrimiento. Aquí tenemos los medios que tenemos. Muchas veces me he tenido que recuperar solo en el gimnasio”. Eric Penedo ha sido una figura providencial en este proceso. El preparador físico regresó a Vigo cuando Fran Justo, con quien colaboraba, fue destituido en el Real Irún a finales de diciembre. Ha acompañado a Mateo en una rehabilitación que al redondelano se le antojó interminable: “Es un gran amigo y le debo mucho. Siempre se ha preocupado por mí en los peores momentos”.

Mateo, en un entrenamiento en A Madroa, junto a Roberto Lago, Jonathan Vila, Andrés Tuñez y Iago Aspas.

Mateo, en un entrenamiento en A Madroa, junto a Roberto Lago, Jonathan Vila, Andrés Tuñez y Iago Aspas. / FDV

Con su ayuda, pudo reaparecer ante el Rayo y ha ido sumando minutos desde el banquillo. Y ya sea por incidencia directa o por su influencia moral, el Coruxo ha ganado esos cuatro partidos (2-0, 0-1, 1-0 y 0-1) tras haber encajado una goleada ante el Avilés (4-0) que había supuesto la cuarta derrota consecutiva y octava jornada sin ganar. “Hace poco estábamos a un punto del descenso. Ahora estamos a siete del play off de permanencia. Con alguna victoria más la tenemos hecha. Es el play off de ascenso el que está a un punto. A falta de cinco jornadas podemos soñar o por lo menos estar hasta el último partido jugándonos algo, que es lo más bonito”.

Lo nunca visto

La Segunda RFEF propicia ese penduleo emocional. En el grupo I, de 18 equipos, uno asciende directo y cuatro promocionan; cinco descienden directo y uno promociona. El Coruxo ha añadido su propio oleaje a esa vecindad de gloria y miseria. A la victoria inaugural sobre el Valladolid Promesas le siguieron ocho jornadas sin ganar. Y siete victorias en ocho jornadas, luego. “Nunca había vivido lo que nos ha tocado este año”, reconoce Mateo. “En una liga tan igualada es muy difícil que suceda. Ha venido un poco dado por el calendario”.

El regreso de Mateo se aguardó en el Coruxo como providencial ante la última crisis. Él ha gestionado las expectativas con serenidad.

–Cuando vuelvas, vas a ser importante –le repetían.

“Es un halago. Reconforta”, admite. “Esa confianza que te transmite todo el mundo es la gasolina que necesitas. También la ambición, que aún tengo”. Desliza entonces su probable retirada. “Casi no lo sabe nadie. Hace tiempo que se lo comuniqué al presidente. Gustavo es para mí una persona muy importante por todo lo que me ha ayudado desde que llegué. Me transmite mucho cariño”.

–Va a ser mi último año.

–Ya veremos –se rio Falque.

–Quiero ayudar y disfrutar estos últimos partidos – le insistió Mateo.

“Lo tengo más o menos decidido”, reitera el camarada de generación de Iago Aspas en A Madroa. Sobrado de talento y sabiduría, solo el físico lo apartó de la élite. En O Vao ha escrito su leyenda. “Yo disfruto mucho del día a día, de entrenar, en el vestuario... Sé que lo echaré de menos y que me causará mucha pena. Pero son etapas que se tienen que acabar. La cabeza te da para pensar muchas cosas mientras estas lesionado”. Ya maneja opciones para seguir ligado desde otras facetas al fútbol: “Espero que así sea. Es lo que más me gusta. Es mi vida”.

David de Dios: “Es el emblema del club, nuestro capitán, un ejemplo para todos”

“Mateo es el emblema del Coruxo, nuestro capitán”, define David de Dios. No lo pronuncia como simple reiteración del brazalete que porta el jugador redondelano o su resumen estadístico vestido de verde. El entrenador aplica sentimiento a cada concepto y lo argumenta racionalmente: “Nos da muchas cosas tanto dentro como fuera del campo. Fuera es un ejemplo para todos a su edad, que no es poca. Es el que más y mejor entrena, el más competitivo. Siempre quiere ganar. Eso contagia y da energía a los demás. Es de agradecer que tenga esa actitud y ese nivel de trabajo”. Amplía De Dios ese catálogo de virtudes humanas: “Hay gente joven de la cual parece el padre. Les da consejos, les ayuda; también a los compañeros que llevan más años en esto y a los entrenadores. Da gusto tener un jugador así, que sigue con la ilusión de un niño pequeño. Eso le hace competir y ser mejor. Se merece todo lo bueno que le pase”. “En el campo, Mateo es una extensión del entrenador”, añade. “Es un jugador con una capacidad técnica y una lectura de juego superiores a la categoría. Nos hemos tenido que adaptar a estar sin él. Ahora, en este ultimo mes de competición, si es capaz de que le respeten las lesiones, nos vendrá de maravilla. Pocos equipos tienen a alguien como Mateo. Nos proporciona algo diferente”.

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