Boxeo

Más golpes dan los ‘sparrings’

José Suero culmina mañana, en la pelea por el cinturón nacional, varios meses de duro trabajo y disciplina espartana - Ha corrido 10 kilómetros cada mañana, entrenado cuatro horas al día y perdido ocho kilos

Armando Álvarez

Armando Álvarez

José Gregorio Suero, la “Sombra”, saltará al cuadrilátero en Porriño mañana por la noche. El boxeador vigués pretende recuperar el cinturón nacional del peso superwélter. En cada mano y cada esquiva, durante doce asaltos de tres minutos, comprimirá varios meses de trabajo. La aritmética reduce a cifras tanto tiempo sometido a una disciplina espartana: los kilómetros galopados, los kilos perdidos, los golpes encajados. Esa radiografía difícilmente refleja el cansancio, el hambre y las dudas.

“Tengo ganas de que llegue ya el sábado”, confiesa.

El boxeador José Suero pretende recuperar el cinturón nacional del peso superwélter

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Pedro Fernández / Alba Villar

Suero peleó por última vez el pasado 15 de octubre, cuando noqueó al moldavo Vladislav Nicolau. En el combate anterior, el 12 de marzo, había perdido el título a manos de Óscar Díaz en Alcalá de Guadaira. Una derrota que él y su entrenador, Manuel Jiménez, atribuyen al árbitro. “Fue descarado”, lamenta el púgil.

José Suero culmina mañana, en la pelea por el cinturón nacional, varios meses de duro trabajo y disciplina espartana

Así que Suero lleva más de un año soñando con una revancha que no se producirá. Díaz ha dejado el trono vacante. Su rival será otro aspirante, el asturiano Sergio Fernández. Al menos, Suero ya ha superado el primer gran obstáculo: su propio desaliento por lo sucedido en Andalucía. “Estuvo a punto de dejar el boxeo. Esperemos que esto sea un revulsivo para él”, desea su entrenador.

La planificación de esta pelea, desde la de Nicolau, ha sido compleja, con cambios de rival y de fecha, lo que ha ido prolongando el esfuerzo. “Llevamos casi sin parar desde la última pelea”, confirma Jiménez. “Lo llevo bien”, comenta su discípulo sobre la disciplina a la que debe someterse, aunque confiesa: “A veces te cuestionas si merece la pena, sobre todo si te pasan cosas como lo que me sucedió en el Campeonato de España o no poder pelear en casa –denuncian el ninguneo del Concello de Vigo–. Hay que seguir siempre hacia delante, con la cabeza en alto. No queda otra”.

Jiménez ha diseñado una plan que se bifurca entre física y técnica. El mexicano Miguel Parra y el portugués Luisma Lima han ejercido como sus sparrings. “Son buenos”, les elogia el entrenador. Suero advierte de que esos entrenamientos no son boxeo de salón:

“Hay quien me pregunta si los golpes en el gimnasio son de verdad. Y llevas muchos más que en las peleas”.

En el tramo decisivo de la preparación, Suero ha tenido cada día calendado. Se levanta a las ocho de la mañana, desayuna y a las nueve inicia sus ejercicios. Corre diez kilómetros al día y completa la sesión matutina con ejercicios de puesta a punto. Se retira entonces a casa, come, descansa y regresa al gimnasio de La Vieja Escuela sobre las 18.00 para el adiestramiento más específico: sparrings, guantes, afinación técnica... Emplea los intermedios en reposar, ver películas o series y reflexionar sobre el combate.

Suero ha podido dedicarse exclusivamente al boxeo en esta ocasión, salvo cuando ayuda a su hermano en un local. Durante diez años compaginó deporte y jornada laboral de ocho horas. Una especialmente tortuosa: era cocinero. Él preparaba las más deliciosas viandas a la vez que controlaba cada caloría que ingería para dar el peso. “Ahora resulta más fácil”, dice recordándose entre fogones. “La clave es no pensar mucho en comer. Si lo piensas, es peor aún”.

Hoy se celebra el pesaje en Vialia. Suero no podrá superar los 69,853 del peso superwélter. Para cada pelea suele perder entre siete y nueve kilos. “Otra batalla”, describe Jiménez, que un nutricionista supervisa. “Llegando a las últimas semanas tiene que esforzarse para llegar al peso el último día en las mejores condiciones posibles. Hay que hacerlo sin deshidrataciones ni bajones físicos. Llegará fuerte”. Suero celebra: “Esta vez lo he hecho con tiempo y no me ha costado tanto como otras veces que lo había dejado para última hora. Es duro. No puedes comer dulces ni beber refrescos, mientras todo el mundo alrededor está comiendo, incluso en casa”.

“Creo que estamos preparados para ganar y traer de nuevo el cinturón a Vigo”, valora Manuel Jiménez. En la noche porriñesa desembocará todo ese sacrificio. Lo culmina. El combate es tensión y es alivio. “Lo suelo llevar bien”, revela Suero sobre los instantes previos a la campanada. “Piensas en ganar, en que es un entrenamiento más. Es como lo visualizo. A veces salgo tranquilo de más, que no sé si es malo o bueno. Sé que será una pelea dura”. Cuando termine, suceda lo que suceda, se abrazará a Sergio Fernández. Porque a veces solo tu adversario ha compartido tu camino.

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