Paco Amoedo observa desde la esquina, entre concentrado y sereno. Mira a lo inmediato y lo distante; al presente que aún protagoniza y a la eternidad a la que ya pertenece. El legendario entrenador, artífice de las mayores gestas del boxeo gallego, será homenajeado hoy en la Casa do Deporte de Vigo. La Radio Galega le dedica un programa y la Federación Gallega le inaugura un busto en el auditorio. El “Zorro Blanco” podrá observarse a sí mismo como tantos lo han observado antes. En la efigie se condensan sus cinco décadas de magisterio; una pose clásica de factura moderna.
La obra ha sido de cocción lenta debido a las circunstancias, con el estallido de la pandemia de por medio. El presidente federativo, Manolo Planas, llevaba años considerando la idea. Decidió encargársela a Roberto Vidal, propietario de La Factoría 3D. Situada en la calle Elduayen, es de las primeras tiendas especializadas en tecnologías de escaneado e impresión tridimensional que abrió en Galicia. Vidal con colaboradores puntuales, lleva seis años realizando todo tipo de trabajos, normalmente relacionados con el diseño industrial: piezas mecánicas, componentes de motor, maquetas de arquitectura... Sus máquinas, sin embargo, admiten multitud de alternativas. El Celta, por ejemplo, le encargó el año pasado unos cubregoteros para regalárselos a los niños ingresados en la planta pediátrica del Hospital Álvaro Cunqueiro. Y para el Museo do Claustro Mercedario de Verín ha replicado en su estado actual y también reconstruido idealmente la estatua de Dionisios y Ampelos.
Realizar retratos es otra de sus principales actividades. Escanea a la persona sobre una plataforma motorizada que se va moviendo para que cada centímetro quede registrado y la reproducen en materiales plásticos, madera o metal. Habitualmente le solicitan figuras de cuerpo entero o bustos de entre 14 y 20 centímetros. La tarea con Paco Amoedo presentaba una complejidad diferente: su noble cabeza, a escala natural.
“Es el busto más grande que hemos hecho. Fue un reto por el propio material”, explica Vidal. Eligió un tipo multicolor, que permite la impresión fotográfica en su exterior: “Es como cerámico, muy delicado, sensible a la luz solar y a las humedades por la propia pintura. Le aplicamos laca y barnices para que dure lo máximo posible”.
Amoedo se sometió a comienzos de 2020 a ese posado, que exige total inmovilidad durante algunos minutos. “Necesitamos un par de intentos”, bromea Vidal sobre el inquieto maestro. El diseño se traslada después a la realidad mediante una técnica conocida como SLS o sinterizado selectivo. “Tenemos una cubeta llena de polvo blanco. La impresora va solidificando ese polvo capa a capa. La pieza se va levantando dentro de la propia cubeta. Cuando ha finalizado, con una especie de composite que va uniendo cada capa, un rodillo pinta la figura por fuera. El polvo restante se retira y sale la figura”, resume Vidal.
Al busto, decorado con pinturas que le proporcionan un toque de metal oxidado, le ha añadido una base con deposición de plástico fundido que imita a un ring. Amoedo se eleva así sobre el territorio de sus glorias. “Es un homenaje a su carrera”, confirma Vidal. Una urna de cristal lo protege.
Ese otro Paco Amoedo ha ido creciendo con mimo desde el ordenador a la realidad. Existe alternativamente en un modelo 3D interactivo que su hija, Genma, pudo contemplar: “Contactamos con su hija un par de veces para enseñarle cómo iba el proceso y quedó alucinada”, relata Roberto Vidal. “Reconoció perfectamente a su padre y le gustó muchísimo el trabajo que habíamos hecho, lo cual nos dejó bastante llenos. Si su hija lo reconoce así es que hemos hecho bien el trabajo”.
Autores de una mascarilla con 200.000 descargas
La versatilidad y adaptabilidad de la tecnología 3D permite usos que se van descubriendo al ritmo de los acontecimientos. La lucha contra el COVID-19 ha motivado la creatividad de los especialistas. La Factoría formó parte del grupo Coronavirus Makers, que fabricaba pantallas de protección en momentos de carestía. Pero es propio el diseño de una mascarilla de singular éxito a nivel mundial. “A principios de la pandemia, con la tienda cerrada y la actividad reducida, diseñamos una mascarilla operativa y verificable que cualquier persona con una impresora 3D podía imprimir en apenas dos horas”, explica Vidal. “Es plástica, fácil de lavar. Permite incorporar un pequeño filtro que puedes confeccionar en casa con diversos elementos, desde filtros de café hasta otro tipo de materiales asequibles”. Vidal volcó el diseño en foros de la comunidad 3D. Lo abrió gratuitamente a cualquiera que quisiese utilizarlo. “Lo compartimos en un momento que había escasez de mascarillas y estábamos preocupados con ese tema. La mascarilla fue un auténtico éxito a nivel mundial. Tuvo 200.000 descargas. Hicimos varias versiones y la fuimos mejorando atendiendo a recomendaciones de los usuarios. No repercutió en ningún beneficio directo, pero nos sirvió para aportar algo. Gente de todos los países mandó miles de fotos. Fue una experiencia bonita. Nos puso en el foco. Nos sentimos orgullosos”, confiesa.
