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La última batalla de Antón Piñeiro

El presidente del Seis do Nadal pondrá fin al término de la temporada a un mandato de veintitrés años

Antón Piñeiro, ayer, en el IES Alexandre Bóveda, donde es profesor. // Marta G.Brea

Fin de época en una de las sociedades deportivas más arraigadas de Vigo. Antón Piñeiro, figura de alto alcance en Coia, abandona la presidencia del Club Balonmán Seis do Nadal, que ha ostentado desde 1993. Piñeiro, aunque su entorno hace tiempo que conoce esta decisión, la hará oficial a nivel protocolario este jueves en la asamblea del club. Iniciará así un proceso de relevo que debería concluir a final de temporada. El dirigente sabe que será complicado encontrarle un sustituto, pero advierte: "Mi dimisión es irrevocable". Alcanza esta postura a consecuencia de varios factores personales e institucionales, pero con un detonante concreto: "Ya no tengo el entusiasmo que se necesita".

Piñeiro, profesor del IES Alexandre Bóveda, miembro histórico de la izquierda galeguista, involucrado desde joven en mil causas sociales, empezó a colaborar con el Seis do Nadal en 1988, al principio simplemente como miembro de la Asociación de Padres de Alumnos del centro educativo, cuando su hijo mayor, Xandre, comenzó a jugar al balonmano. Su involucración fue cada vez más intensa, como entrenador y como dirigente. Fue en 1993, al abandonar la dirección del IES Alexandre Bóveda, que asumió la presidencia del Seis do Nadal.

La entidad ha crecido durante estas dos décadas, asumiendo su formato actual. Fue el propio Piñeiro el que en 1996 propuso que el balonmano y el baloncesto tuviesen gestiones autónomas. De ahí que hoy existan tres sociedades con números de identificación fiscal diferentes: los respectivos clubes y la agrupación deportiva. Piñeiro se ha mantenido como el responsable balonmanístico. El C.B. Seis do Nadal está reconocido de forma unánime como una de las grandes canteras gallegas. Posee 17 equipos, con 250 jugadores de ambos sexos. Por sus categorías de formación han pasado talentos como Víctor Rodríguez (actualmente en el Valladolid), Guillermo (Cisne), Dani Cerqueira (Frigoríficos), Víctor Frade (Ciudad Encantada), Edu Salazar (Frigoríficos) o el internacional Pedro Rodríguez (Pick Szeged). Su primer equipo femenino, el Seis do Nadal Coia, milita en División de Honor Plata; el masculino, el Magope, en Primera Nacional; el filial masculino, el Hierros Miguel, en Primera Autonómica.

"Mi gran satisfacción es haber visto crecer a tantos jugadores desde prebenjamines", asegura Antón Piñeiro, que sigue ejerciendo de entrenador con los más pequeños. "Me ha quedado la pena de que los chicos nunca hayan podido jugar en Honor Plata. Pudimos conseguirlo con aquella generación juvenil que quedó tercera en el Campeonato de España (Víctor, Guillermo, Abraham, Pedro Iglesias) y con otras anteriores. El equipo femenino acaba de experimentar una revolución. Se ha renovado con chicas jóvenes. Con los dos conjuntos nos toca sufrir mientras van llegando nuevas camadas pero es que esa es nuestra naturaleza. No podemos gastarnos dinero en gente de fuera", aclara.

Su diagnóstico general es positivo. Considera que el club afronta esta transición en la cúpula "con una situación deportiva preciosa y una gran estructura en un barrio extraordinario". Aunque añade: "Estamos trabajando al 50 por ciento. Podríamos tener más proyección. Me gustaría que Coia se implicase más".

El Seis do Nadal tiene un empleado administrativo y un comercial que busca patrocinadores a comisión. El presupuesto anual alcanza los 170.000 euros. Sostener la salud financiera del club es uno de los factores que más han pesado en el desgaste que ha sufrido Antón Piñeiro: "Es una tensión continua. Con la nueva ley hemos tenido que darnos de alta en actividades económicas. A los entrenadores tienes que darles algo. Para pagarle al IMD por partidos y entrenamientos necesitamos 13.000 euros al año. Te hace falta dinero en caja cada mes y sales por ahí a pedirle, agachando la cabeza. Las presiones de Hacienda y de las instituciones son tremendas. Nos reclamaron el IVA de 2013, que ya hemos arreglado. La Diputación, que nos da una subvención de 10.000 euros, nos revisó el libro de cuentas. Al final nos felicitaron porque lo teníamos perfecto, a nuestra manera. Pero no percibimos preocupación en los organismos que deberían fomentar el deporte en Galicia y el Estado. No hay una ley de mecenazgo ni facilidades a las entidades".

Ese sufrimiento constante para recaudar hasta el último céntimo posible "es una angustia", resume Piñeiro, que siente que un presidente de un club modesto "tiene que ser gestor, animador, entusiasta... Y yo ese entusiasmo ya no lo tengo".

Queda atrás tiempos de efervescencia en los que incluso se presentó a las elecciones a la Federación Española de Balonmano. Fue en 2013. Competía en teoría con Juan José Hombrados y Francisco Blázquez. Se retiró a media contienda. "Fue como parte de una estrategia de defensa de los intereses del balonmano gallego, no porque tuviese pretensiones reales de presidir la Federación Española. Ouro (presidente de la Gallega) y los compañeros me pidieron que hiciera el paripé y lo hice". La candidatura galaica maniobró para apoyar a Hombrados, al que Blázquez acabaría derrotando. Hoy, sin embargo, Blázquez reconoce el peso gallego y ha consolidado una alianza con José Luis Pérez Ouro. La estrategia, en apariencia fracasada, triunfó a largo plazo. "El balonmano gallego ha recuperado su capacidad de incidencia en el balonmano español", celebra Piñeiro.

El dirigente vigués empieza a contemplar todo desde un progresivo distanciamiento, en el que influyen sus circunstancias personales. Enviudó hace algunos años. Con su mujer, Ángeles, compartía la vinculación al Seis do Nadal, del que ella era secretaria. "Participábamos en muchas cosas, lo vivíamos muchísimo", recuerda. Sus hijos (el segundo, Antón, también jugó igual que Xandre) se han hecho mayores. Piñeiro entiende que debe iniciar otra etapa vital. "Yo siempre estaré ahí si el Seis do Nadal me necesita, pero de una forma menos activa".

El cambio de guardia debe iniciarse este jueves. A Piñeiro no se le ocurre ningún sucesor en concreto ahora mismo, "no creo que haya un relevo". Confía más bien en un opción colegiada: "La renovación es indispensable en cualquier sociedad. Debería establecerse una gestora con gente responsable, de consenso y compromiso. Lo que está claro es que mi dimisión es irrevocable. Si no aparece nadie, el club podría desaparecer a final de temporada. No creo que suceda. Busco ese revulsivo". Asegurar que el Seis le sobrevive será su última batalla.

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