Literatura

Iván Turguénev: de príncipe de la cultura europea a la desesperanza rusa

Alba editorial recupera ‘Nido de nobles’ uno de los más brillantes relatos cortos de Turguénev, donde junto al notable retrato femenino de Liza, refleja la vida del hombre de buenas intenciones pero incapaz de practicarlas

Nido de nobles, de Iván Turguénev.

Nido de nobles, de Iván Turguénev. / Alba editorial

Javier García Recio

Cuando el historiador Orlando Figes escribe su magistral ensayo ‘Los europeos’ donde relata el nacimiento de la actual cultura europea y como esta se expande, con la gran aportación del ferrocarril, por todo el continente, lo hace tomando como eje y centro de este movimiento cosmopolita a tres figuras, tres importantes figuras de aquella época de mediados de siglo. Son la cantante de origen español Pauline Viardot, su marido, Louis Viardot, y el amante de ella, el escritor ruso Iván Turguénev La biografía de estos tres personajes permite al historiador británico describir la vida en las grandes ciudades europeas y el círculo de artistas e intelectuales que alumbrarán el paisaje cultural de aquella centuria.

Así es como vemos, a mediados del XIX a Iván Turguénev, convertido en todo un personaje central en lo que entonces era el centro de Europa: París; su brillo; su relevancia no era solo como escritor afamado sino como difusor de ese nuevo ideario cultural y social de modernidad liberal y universal que tanto ayudó a la reconstrucción de Europa. Turguénev estaba entonces doblemente preso: de los amores por Pauline Viardot, que mantuvo hasta la muerte de él y de esas ideas liberales y cosmopolitas que junto a ella y al marido de esta se dedicó a difundir .

Cumplida esta gran tarea el escritor regresa a Rusia en torno a 1850 y es a partir de ahí que comienza la producción de sus mejores obras literarias, que se abren con ‘Relatos de un cazador’. Eran tiempos oscuros en Rusia con un zar Nicolás I marcando su política opresiva a sangre y fuego lo que se tradujo en problemas para intelectuales y escritores como Dostoievski o el propio Turguénev. Luego, con Alejandro II se abrió algo la mano y siervos e intelectuales respiraron.

Es en esa época que Turguénev escribe uno de sus mejores relatos cortos: ‘Nido de nobles’, aunque hubo de esperar a la llegada del nuevo zar para verlo publicado. ‘Nido de nobles, que ahora reedita la editorial Alba,  es una historia amorosa reflexiva y difícil, que deviene en imposible, y que sobre todo permitió al escritor recrearse en Liza y dibujar uno de los personajes femeninos más notables de la literatura rusa.

En su cometido como escritor, Turguénev era un hombre que se manejaba mejor en las distancias cortas. De ahí que su brillo más intenso lo logre en sus relatos cortos, más que en sus novelas. En ello tiene mucho que ver también el uso que hizo de ambos textos. Mientras las novelas eran el campo donde quiso narrar los problemas sociales y políticos del momento, reflejando a la sociedad rusa de entonces; en los relatos cortos Turguénev se inclinó por reflejar esos temas eternos de la humanidad, como el mundo de los sentimientos, o las grandes pasiones amorosas. Y en el centro de todo, el amor, el gran protagonista, el gran guía de las vidas humanas, aunque casi siempre, como en ‘Nido de nobles’, lleva a los protagonistas al desastre, a la desdicha y el infortunio. Pero es aquí en los relatos cortos, como el que ahora nos ocupa o ‘Relatos de un cazador’, ‘Diario de un hombre superfluo’ o ‘Primer amor’, donde encontraremos y leeremos al mejor Turguénev.

En el caso de Nido de nobles, como señala en su introducción Joaquín Fernández-Valdés, hay dos protagonistas centrales: Fiódor Iványch Lavretski “un hombre con buenas intenciones e ideales incapaz de llevarlas a la práctica y que por ello se siente inútil ante la sociedad”. En cuanto a ella Elizaveta Kalítina o Liza, “es introvertida, sensible, idealista, bondadosa, pura, de gran fuerza moral y una profunda religiosidad”.

Liza es hermosa y encantadora a sus 19 años. Vive en la localidad de O.  junto a su madre viuda, Maria Dmítrievna Kalítina. Ella atrae  la atención de un ambicioso joven de 28 años, Vladímir Nikolaich Panshin, que trabaja en el Ministerio del Interior y ya es chambelán.

Entonces Fiódor Iványch Lavretski llega inesperadamente a la ciudad. Es pariente lejano de Maria Dmitrievna. Lavretski regresa de Europa tras separarse de su esposa Varvara  Pavlovna Korobine, por la vida libertina de ella. Nada más llegar y ver a Liza se enamora de ella. Ella también siente algo por él, y parece que un matrimonio puede ser posible después de que a Lavretsky le llega la noticia de que su esposa ha muerto. 

Sin embargo, las esperanzas de ambos se desvanecen cuando Varvara Pavlovna aparece inesperadamente en la casa de Lavretsky con una hija a cuestas y le informa de su decisión de establecerse en la finca familiar. Liza entra en un convento y Fyodor Lavretsky vive sus días solo con los únicos recuerdos de su tiempo con Liza para sustentarlo.

Una de las grandes ideas de Turguénev, en este relato es que la vida es principalmente una pérdida, aunque no irrevocable, y que las decisiones que tomamos en nuestra juventud, a menudo por capricho y con poca comprensión de nosotros mismos y del mundo, pueden cambiar el curso de nuestras vidas. Pero el trágico resultado de esas decisiones solo se siente plenamente cuando ya es demasiado tarde.

Es su propio estado de ánimo el que influye con fuerza en estas reflexiones. Cuando Turguénev escribe ‘Nido de nobles’ está en torno a los cuarenta años. No es viejo, pero ha vivido mucho en su larga estancia europea y tiene la conciencia de que los años de juventud y madurez han pasado y ya no es tiempo de cambiar nada ni de volver a ser feliz.  Tuvo un paso a la cuarentena bruco, que experimentó como el comienzo de la vejez; un pasado tan querido se estaba desmoronando, y parecía que no había esperanzas por delante. De ahí surge ‘Nido de nobles’ donde Turguénev también vuelve sobre su retrato del hombre superfluo, ese rico y noble terrateniente, educado en las ideas europeizantes y que desdeña las tradiciones rusas.