'Los chochos voladores', la vieja canción de Siniestro Total 'implicada' en el caso Tito Berni

El tema de los vigueses sirve para nombrar a uno de los personajes secundarios de la trama Mediador

Miguel Costas y Julián Hernández, autores de 'Los chochos voladores', en el concierto de despedida de Siniestro Total

Miguel Costas y Julián Hernández, autores de 'Los chochos voladores', en el concierto de despedida de Siniestro Total / Miguel Oses (Efe)

Siniestro Total abandonó los escenarios el año pasado, pero su cancionero imbatible permanece. Himnos como 'Miña terra galega', 'Ayatolah!' o '¿Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos?' están grabados a fuego en la memoria colectiva de varias generaciones de aficionados al punk y al rock en todo el Estado.

Pero no solo sus canciones más famosas aparecen referenciadas a menudo en radios, televisiones, prensa o redes sociales. Otras gemas menos masivas también tienen su hueco. Es el caso de 'Los chochos voladores', un tema del inaugural ¿Cuándo se come aquí? de hace 41 años que la corrupción ha vuelto a poner en el candelero. Tan imperecederos son los versos de los vigueses como los chanchullos en ciertas esferas de la Administración del Estado.

Lo señalaba con su cáustica retranca habitual (y una posible errata no menos graciosa) el líder del grupo vigués, Julián Hernández: "'Los chocos [sic] voladores' es una canción que hicimos hace más de 40 años para el primer álbum de Siniestro Total. Se conoce que los implicados en el caso Mediador tampoco son unos críos. Eso sí: ¡queremos nuestros royalties!".

Se refiere Hernández, coautor de la letra junto con Miguel Costas, a que en el sumario de este asunto aparece un personaje secundario de apodo 'chocho volador'. Se trata del sobrenombre con el que varios de los implicados se refieren a Adelaida Pérez, amante del general de la Guardia Civil Francisco Espinosa. La mujer, por el momento, no está investigada; solo ha sido llamada a declarar como testigo en el juzgado de Santa Cruz de Tenerife que instruye la causa.

No obstante, los agentes de la Benemérita que investigaron al general Espinosa determinaron que la mujer actuó de enlace entre algún empresario y los cabecillas de la trama para conseguir contratos a cambio de supuestas 'mordidas'.

Quizás el "ataque organizado" del que hablaba la canción era una metáfora premonitoria sobre el saqueo; lo que no es muy probable es que a sus creadores les caiga alguna pedrea en forma de derechos de autor.