“Caballero non é ninguén ao noso lado”. La broma de Jacobo Alonso desata risas cómplices entre sus vecinos del barrio de A Texosa, en la parroquia de Mañufe.
A nadie se le escapa la campaña mediática del alcalde de Vigo alrededor del alumbrado navideño, pero lo cierto es que la fiebre de las luces llegó mucho antes a este rincón de Gondomar que a la ciudad olívica. Al menos en lo relativo a la ilusión colectiva. Hace tres décadas que la treintena de lugareños se unen para decorar los caminos que conectan sus viviendas unifamiliares, las fachadas, muros y rincones varios.
“Empezamos hai trinta anos cunha árbore conxunta para que os nenos do barrio recolleran os regalos e seguimos, seguimos...”
La preparación del alumbrado es una distracción más para un pequeño lugar como A Texosa, que siempre ha funcionado como una verdadera comunidad. “Sempre fomos un barrio moi unido”, destaca Ángela Vilar, su esposa, que recuerda la colaboración de todos a la hora de confeccionar las tradicionales alfombras de Corpus.
Igual que se reúnen para deshojar flores en junio, lo hacen desde noviembre para preparar los adornos navideños. Este año empezaron hace dos meses. Y se lo pasan en grande. Tanto, que para celebrar el encendido navideño hicieron un “guateque” tras pulsar el interruptor.
Desconocen cuántas leds cuelgan de sus postes y cornisas. “Nunca nos deu por contalas, pero son miles e cada ano poñemos máis”, indican. El abeto comunitario mide “uns 7 ou 8 metros de alto”. “Tivemos que pagar un camión o ano pasado para que o fora buscar. Déunolo unha xente de Nigrán”. Los gastos se reparten. “Mercamos as luces entre todos e logo turnámonos para enganchalas en varias casas”, explican. El coste “apenas se nota no recibo”, aseguran.
Las lámparas LED consumen poco y así lo certifican Miguel Santos y Tamara Santos, una pareja que reside cerca, en la misma parroquia de Mañufe. Se declaran fanáticos de la Navidad y de la decoración al estilo americano y, tras el éxito que tuvo el año pasado el alumbrado de su jardín, han duplicado el resplandor.
De las 10.000 leds de 2020 han pasado ahora a 19.000, instaladas en un árbol de seis metros de altura, un gran trineo sobre el tejado, y decenas de tiras sobre las paredes. Para no llevarse un susto con la factura eléctrica, han colocado un medidor. “El gasto no llega a 40 céntimos al día”, asegura Miguel, informático de profesión que ha echado mano de sus conocimientos para programar el “baile” de las luces al ritmo de los villancicos. Todo un espectáculo que decenas de personas han visitado ya. “Viene gente a enseñárselo a los niños y se paran muchos coches”, asegura la pareja, contenta de haber aportado un poco de espíritu navideño en estos tiempos de pandemia.
La fiebre del alumbrado se extiende a otras zonas rurales del Miñor. En Nigrán, la asociación Eixotolo también ha colocado un árbol vecinal en el barrio de San Roque de Camos y la asociación de vecinos de Chandebrito también tiene preparada alguna sorpresa, además de convocar un concurso de decoración entre los vecinos.