Balaídos, nada igual en una década

El estadio aspira a lograr su mejor asistencia desde la temporada 2006-07

El centenario, el himno y el nuevo Marcador han impulsado el incremento de aficionados

Los jugadores del Celta celebran uno de los goles en Balaídos ante la UD Las Palmas

Los jugadores del Celta celebran uno de los goles en Balaídos ante la UD Las Palmas / Marta G. Brea

Balaídos ha dado un paso decisivo esta temporada para convertirse en esa caja de resonancia que el equipo reclamaba como ayuda para solventar los momentos difíciles de los partidos. El impulso que le ha dado al club la celebración del centenario de su fundación, el éxito del himno para conmemorar la efeméride que lleva la firma de C.Tangana y la apertura de la remodelada grada de Marcador han contribuido a que el celtismo se comprometa con su equipo como en los tiempos que le llevaban a participar en las competiciones europeas.

El estadio vigués registra afluencias de público que no se veían en Vigo desde hace una década y va camino de superar la marca de la temporada 2013-14, en la que alcanzó los 376.863 espectadores. Para ello, tendría que registrar más de 39.305 aficionados en las dos jornadas que restan para poner el cierre al curso: el 15 de mayo ante el Athletic Club y el 25 del mismo mes frente al Valencia.

El objetivo de superar la marca de hace una década se lograría solamente con mantener en las dos citas finales los 19.856 asistentes que suponen de media en lo que va de temporada. De rebasar esa marca, ya habría que retroceder hasta el curso 2006-07 para encontrar un aforo total superior. Ese curso se ocuparon en Balaídos un total de 443.000 asientos en las diecinueve jornadas de Liga. En ese momento, la capacidad del estadio vigués superaba a la actual (24.469) en alrededor de ocho mil plazas.

Cantar el himno, un ritual

En cada partido, Balaídos presenta una ocupación media del 81,1 por ciento de su aforo, del que solo los aficionados que se sientan en el graderío de Gol continúan alejados de la fiesta que organizan las peñas en la grada de animación, situada en el nuevo Marcador.

Así, la imagen de Balaídos durante la interpretación del nuevo himno se ha convertido en una de las más reproducidas en las redes sociales y sorprende a quienes viven ese momento en directo por primera vez. Se ha convertido en un ritual que ni siquiera los árbitros se atreven a interrumpir aunque su duración provoque retrasos en el comienzo del partido. Sucedió el domingo pasado ante el Villarreal. El anuncio de las alineaciones desde la megafonía se prolongó más de lo habitual al incluir el nombre de las madres de los jugadores locales cuando se citaba a cada uno de ellos. El himno de C.Tangana comenzó cuando los dos equipos entraban en el césped, cuando habitualmente escuchan los primeros acordes desde el túnel de vestuarios. Soto Grado, con los jugadores ya dispuestos en el campo para iniciar el partido, no pudo dar el pitido inicial hasta que la grada entonó el último “Sempre Celta”.

La conmemoración de la fusión entre el Fortuna y el Vigo Sporting el 23 de agosto de 1923 que dio origen al Celta despertó un mayor sentimiento y compromiso entre una afición que se ilusionó además con el proyecto deportivo que iba a dirigir un entrenador de prestigio internacional como Rafa Benítez. El club, por su parte, iniciaba el proceso de relevo en la presidencia y Marián Mouriño daba los primeros pasos para mejorar las relaciones institucionales con la afición. Se habían generado las condiciones adecuadas para que los aficionados regresasen a un estadio que desde el primer partido reflejó un gran ambiente.

Las cifras de asistencia al coliseo vigués así lo constatan. Esta temporada registrará una afluencia total superior a los cien mil espectadores con respecto a la de 2022-23. El año pasado, las obras en Marcador limitaron un aforo, que se quedó en los 274.080 aficionados. Y esa, a su vez, superaba en casi ochenta mil a la del curso anterior (190.257 plazas, según los datos recogidos por Transfermarkt).

En esos tres ejercicios, incluido el actual, el fútbol recuperaba paulatinamente cifras que se registraban antes de la pandemia del coronavirus de 2020. Desde su último ascenso a la máxima categoría, el Celta siempre había rebasado la cifra de los trescientos mil espectadores en cada una de las temporadas. El récord de estos doce años en la máxima categoría se produjo en el curso 2013-14, con la llegada de Luis Enrique Martínez al banquillo céltico tras una agónica salvación meses antes. Los 376.863 espectadores que se alcanzaron hace una década están a punto de ser superados en esta ocasión. A la espera de la entrada que se registre en las dos últimas jornadas, Balaídos se acerca al aforo alcanzado en las temporadas 2015-16 y 2018-19, que fue de 345.887 y 334.454 espectadores, respectivamente. Ya ha superado los 306.955 del curso 2017-18, el de la resaca de la Europa League.