El Celta se pega otro tiro en el pie

Los fallos en defensa condenan a los célticos, que remontan dos goles y regalan la victoria al Getafe en el minuto 88

Benítez rectifica tarde el plan de El Sadar, con Aspas generando los goles de Larsen y Allende

Mingueza cae entre dos jugadores del Getafe, ayer en el Coliseum.

Mingueza cae entre dos jugadores del Getafe, ayer en el Coliseum. / LOV

La irregularidad es una de las señas de identidad desde hace ya tiempo de un Celta que continúa dando tumbos en la clasificación, donde por el momento solamente la mediocridad de otros rivales directos le salva de regresar a los puestos de descenso. Que al final de LaLiga haya tres equipos peores que los célticos es la esperanza a la que se aferra la afición para no caer en el abatimiento.

Después de una contundente victoria en El Sadar, ayer en Getafe tocó otro de esos partidos desesperantes: regala dos goles minutos antes del descanso, el equipo reacciona pese a la lentitud en la toma de decisiones del entrenador para igualar el marcador a cinco minutos de cumplirse el tiempo reglamentario y otro fallo impropio de un profesional acaba con las ilusiones de sumar al menos un empate que daría mayor tranquilidad a los celestes en la clasificación y para afrontar con menos presión el partido del sábado que viene ante el Barcelona (Balaídos, 18:30 horas).

Pero este Celta es de los que se complica la vida cuando se le presenta la oportunidad de ganar en tranquilidad y generar ilusión. Nuevamente, los célticos tiran a la basura un par de goles (el noveno de Larsen y el primero de Allende), como ocurriera con los que marcó al Barça, al Athletic Club o al Villarreal. Demasiado despilfarro para un equipo que tampoco sobresale por su pegada ni por su seguridad defensiva, por lo que le esperan catorce jornadas de mucho sufrimiento hasta que concluya la temporada de su centenario.

En el Coliseum, Rafa Benítez se presentó con el mismo once e idéntico plan que tan buenos réditos le habían dado en Pamplona: una línea defensiva de cinco, con cuatro centrocampistas y Larsen como única referencia ofensiva. A diferencia de Pamplona, el Celta no permitió ayer que el Getafe se asomase a Guaita durante la primera media hora de partido. En esos minutos, a los célticos le dio tiempo para disfrutar de dos buenas ocasiones de gol. En la primera, un defensa desvió a córner un lanzamiento de falta de directa de Ristic cuando el balón se iba para dentro de la portería de Soria. En otra jugada de estrategia, Larsen no llegó por centímetros al remate en el segundo palo después de que Unai Núñez tocase de cabeza tras un centro al área.

A pesar de las críticas por el conservadurismo de Benítez, el Celta se mostraba con intenciones de poder llevarse los tres puntos también del Coliseum, que despertó del tedioso juego de trincheras que protagonizaron ambos equipos en el centro del campo cuando a los 35 minutos Hernández Hernández señaló como penalti un despeje con la cabeza de Carlos Domínguez al balón golpeado por Greenwood después de que Beltrán lo perdiese en la medular. El VAR pidió al colegiado canario que revisase la jugada en el monitor y entonces el canario rectificó su decisión.

Fue un aviso de lo que llegaría al filo del descanso. Primero, Tapia, que repetía como central, llegó tarde a impedir un remate muy complicado de Jordi Martín. El balón golpeó en el larguero y cayó hacia la cabeza de Borja Mayoral. El segundo máximo goleador de LaLiga la empujó a la red sin oposición. Y cuando se jugaba el segundo minuto de descuento, Tapia salió con el balón luciéndose, imitando a Messi, pero falló en el pase, que le llegó a Greenwood. El remate del inglés lo despejó como pudo Guaita y el rechace le llegó a Mata. El internacional español llevaba al descanso al Getafe con dos goles de ventaja.

Visto y no visto, el plan ultraconservador de Benítez se había ido por el desagüe. Tocaba mover ficha, pero el entrenador madrileño no reaccionó en el vestuario. Esperó a que se jugasen los diez primeros minutos de la segunda parte, en los que continuó la refriega por el balón lejos de las áreas, para cambiar el dibujo y dar entrada a dos delanteros (Aspas y Allende) por dos centrocampistas defensivos (Jailson y Mingueza).

Modificando el esquema a un 4-4-2, el Celta cambió completamente de cara. Se hizo dueño del balón y metió al Getafe en su campo sin que Bordalás encontrase soluciones para evitar que el rival tuviese oportunidad de pelear de nuevo por unos tres puntos que el Coliseum ya daba por ganados. Y comenzaron a llegar las ocasiones de los célticos. Larsen no supo resolver una buena ocasión ante Soria, que nada pudo hacer poco después ante el remate de cabeza del noruego tras un centro de Manquillo, que había aparecido en la línea de fondo. Hacia allí tocó el balón un Aspas que llevaba un rato impartiendo una clase de cómo se maneja un partido con tranquilidad, buena visión y toque fino.

Cuando el 2-1 llegó en el minuto 70, daba la impresión de que al Getafe se le haría muy largo el partido ante un rival que siguió buscando la portería de Soria con buenas circulaciones y apariciones por los costados, desde donde Ristic puso peligrosos centros al área. En el minuto 84, un buen remate de Douvikas lo neutralizó el portero del conjunto azulón, que un minuto después no pudo detectar el pase al espacio de Aspas para la llegada por la derecha de Allende. El argentino cruzó el balón para marcar el tanto de la igualada.

En apenas quince minutos, el Celta había neutralizado los dos goles en contra ante un Getafe que no encontraba soluciones al dominio territorial de los célticos, que siguieron buscando la ocasión que les diese una victoria necesaria para afrontar la temporada con más tranquilidad.

Pero como en los últimos minutos de la primera parte, el Celta se enredó en la salida de la pelota. Unai Núñez falló en el pase y el Getafe recuperó el balón para que Greenwood centrase hacia la cabeza de Mata. El delantero remató con el hombro y el balón se coló por la escuadra de la portería de Guaita mientras los célticos reclamaban una posible mano. El Celta dejaba escapar el empate en el minuto 88, como le había ocurrido en otras muchas ocasiones durante una temporada en la que le tocará sufrir de nuevo hasta el final, como viene ocurriéndole en los últimos tiempos con diferentes entrenadores.